En España hubo ocasiones en las que los grandes banqueros se sentaban para negociar grandes acuerdos. Pactos entre caballeros en los que acordaban algunas de las principales cuestiones del sector, por ejemplo, la remuneración de los depósitos. Estas actuaciones no incumplían la normativa de los dos reguladores, Banco de España y CNMV, por lo que las entidades no tenían ningún problema en estrecharse la mano. De hecho, en algunas ocasiones la competencia entre los propios bancos ha sido feroz y los reguladores han tenido que reconducir la situación para evitar que asumiesen riesgos excesivos.
Después del proceso de concentración que ha vivido el sector (y del que todavía queda), Bruselas quiere asegurarse de que los pocos grandes bancos que quedan no caen en la tentación de pactar precios. La polémica de las comisiones en los cajeros fue el detonante de esta preocupación. Cuando CaixaBank, Santander y BBVA mostraron, casi al mismo tiempo, su intención de subir las comisiones a los no clientes por usar sus cajeros, se encendió una luz roja en Europa. La reacción de la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, fue dotar a la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) de la autoridad para estudiar las prácticas de las entidades y velar así por el buen funcionamiento del sector.
Fuentes cercanas a la CNMC explican que la organización está ultimando sus preparativos para desarrollar un departamento que sea el encargado de velar por el respeto de la competencia en el sector financiero. Se trata de un sector complicado, dado el nivel de complejidad técnica que rodea a los productos financieros que comercializan las entidades, por lo que el desarrollo del equipo lleva su tiempo, pero el camino emprendido es irreversible.
Uno de sus objetivos para 2016, plasmado en su informe de planificación para el ejercicio, es “analizar potenciales prácticas ilícitas en algunos mercados específicos dentro del sector financiero”. Los pactos entre caballeros ya no se podrán repetir.
Las comisiones de los cajeros
Una de las primeras tareas de Competencia en el sector financiero será emitir un informe sobre las comisiones de las tarjetas de crédito en los cajeros. La organización lleva más de medio año recabando información sobre la actuación de las entidades financieras. Primero empezó investigando si realmente las entidades trasladaban una doble comisión (al propietario de la tarjeta de crédito y al banco emisor de esa tarjeta).
Posteriormente pasó a investigar las comisiones que se cobran entre los bancos, después de que el Gobierno decidiese prohibir la doble comisión. Lo hizo con un Decreto que no dejaba margen a la interpretación: las entidades no pueden cobrar dos veces por el mismo servicio, y sólo podrán trasladar el coste al banco emisor de la tarjeta y no al propietario de la tarjeta de crédito. Al presentar esta normativa, el ministro de Economía, Luis de Guindos, mostró su confianza en que “las comisiones bajarán”, ya que los bancos competirán entre ellos para ofrecer los mejores precios. Pero la opción de que algunas entidades pacten para perjudicar a otras es una opción que no se puede descartar. Esto es precisamente lo que está estudiando Competencia, para que el sector respete las reglas del juego.
El caso de las comisiones en los cajeros afecta especialmente a un banco: ING Direct, una entidad con más de 3 millones de clientes en España, pero que no tiene red de cajeros. Se trata de un competidor muy incómodo, por lo que la tentación de penalizarle con unas comisiones elevadas en los cajeros siempre está presente.
Actualmente ING no cobra comisiones a sus clientes cuando sacan dinero en los cajeros de Banca March y Banco Popular y tampoco en los de Bankia y Bankinter si retiran más de 90 euros. Sin embargo, la política de comisiones cero supone ahora un esfuerzo muy grande para la entidad, por lo que, en algunos casos, sí está trasladando el coste al cliente. Competencia será quien determine si la actuación de las entidades está respetando el libre funcionamiento del mercado.