“A pesar del panorama político nublado, las previsiones de crecimiento para España se mantienen estables”. Se puede decir más alto, pero no más claro. Esta es la conclusión que extrae FocusEconomics tras la revisión de febrero del informe Consensus Forecast Euro Area que elabora mensualmente y en el que recoge las previsiones de los 33 principales bancos y casas de análisis mundiales.
Su estimación es que el PIB crecerá un 2,7% este año, esto es, la misma previsión que manejaban a principios de noviembre, casi dos meses antes de las elecciones del 20-D. El ciclo expansivo de la economía española es suficiente como para contrarrestar el efecto positivo de la parálisis política. Al margen de que esta situación pueda afectar al crecimiento potencial en el medio plazo, para este año los analistas no han variado sus previsiones de crecimiento para España, que se mantienen por encima del conjunto de la eurozona.
Empleo y confianza
Estas son las dos claves que explican el círculo virtuoso en el que se encuentra la economía española. El empleo crece y genera confianza, “lo que debería estimular una demanda doméstica fuerte este año”, indica el informe. El aumento de la contratación no sólo sirve para elevar la renta de las familias, sino también para reducir el miedo de los trabajadores a quedarse en el paro. Esto elimina uno de los mayores incentivos que tienen las familias para ahorrar: el miedo a quedarse sin ingresos, lo que supone un gran estímulos para el consumo.
La tasa de ahorro de hogares e instituciones sin fines de lucro se ha situado en el entorno del 9% en 2015 (tomando medias anuales móviles), lejos del 13,4% que llegaron a alcanzar durante los años más complicados de la crisis.
Este aumento del consumo empuja al PIB y provoca un avance de la contratación de las empresas, por lo que el círculo virtuoso continúa. En el último mes, los panelistas del informe han mejorado sus estimaciones de consumo y empleo para este año. Ahora prevén un avance en el consumo interno del 3%, frente al 2,8% que esperaban antes de las elecciones.
Este avance tiene un impacto positivo sobre el mercado laboral. El consenso de analistas cree que la tasa de paro caerá al final del año hasta el 20,3%, mientras que en la víspera del 20-D no tenían confianza en que cayera por debajo del 20,7%. La mayor parte de las empresas confía en seguir aumentando la contratación en los próximos meses, como han puesto de relieve las encuestas del PMI de enero (realizadas a los gestores de las compras de las compañías).
El inicio del año ha supuesto una importante mejora respecto al final de 2015 en el sector servicios, “ya que los nuevos pedidos registraron un fuerte incremento y el empleo sigue creciendo en respuesta al aumento de la presión sobre la capacidad”, indica Andrew Harker, economista de Markit y autor del informe. En cuanto al sector manufacturero, el ritmo de contratación que declaran los gestores es el más rápido en cinco meses. De este modo, el círculo virtuoso sigue girando.
De las 33 casas de análisis encuestadas, JPMorgan es la más optimista con la economía española, ya que espera un crecimiento del 3,1% para este año. Por detrás está Commerzbank con una proyección del 3% y después Berenberg, Credit Suisse, Nomura, Oxford Economics, Santander y Unicredit, todos ellos con una expectativa de crecimiento del 2,9%.
Ana Botín, presidenta del Banco Santander, ya ha mostrado su confianza en el buen desempeño de la economía a pesar de la situación política: “La incertidumbre no ayuda, pero España está en una situación coyuntural positiva”, afirmó durante la presentación de resultados de la entidad. José Ignacio Gorigolzarri, presidente de Bankia, se pronunció en los mismos términos: “La inercia que tiene la economía española se mantiene”.
BNP es la entidad más pesimista con España, ya que proyecta un crecimiento del 2,2%. Ceprede le sigue de cerca, con un 2,4% y ya con un 2,5% se encuentran BMI Research, Goldman Sachs, Instituto Flores de Lemus y Société Générale. Sea como sea, el PIB superará este año los 1,1 billones de euros y en 2019 estará por encima de 1,2 billones.
De la coyuntura a la estructura
Aunque la inercia de la economía española tenga la fuerza suficiente como para vencer el impacto negativo de la parálisis política durante unos meses, si ésta se prolonga en el tiempo, acabará por afectar al crecimiento potencial de la economía. Para que este crecimiento coyuntural se transforme en una situación estructural más sólida del país se necesita una cosa: inversión. Y es justo aquí donde los expertos dudan.
Antes de las elecciones, el consenso de panelistas estimaba un crecimiento de la inversión del 5,1% y en su revisión de febrero han rebajado sus expectativas hasta el 4,8%. Como no podía ser de otra manera, esta caída de la inversión tiene su impacto en el crecimiento del PIB que estiman para 2017. En estos meses han rebajado sus proyecciones del 2,6% al 2,4%.
De cara al largo plazo, los analistas creen que el ritmo de expansión de la economía española se irá frenando paulatinamente. En 2018 el ritmo del PIB ya se habrá parado hasta el 2,1% y en 2020 caerá hasta el 1,8%, según sus previsiones.