Por extraño que pudiera parecer, España es "el cuarto mercado" para la residencia virtual en la Unión Europea que ofrece Estonia a través de su programa eResidency.
Es decir, España es el número cuatro en la lista de países desde los que se solicita un documento de identificación que permite a ciudadanos de cualquier lugar del mundo registrarse y, cumpliendo los requisitos establecidos, gozar de los mismos derechos que si estuviera físicamente residiendo en Estonia de manera legal. Pero en modo remoto.
"El programa está cerca de alcanzar los 100.000 residentes. Ya son más de 93.000", explica a D+I Lauri Haav, director gerente del programa gubernamental e-Residency.
"No todos los solicitantes desde España son españoles", aclara. "En solicitudes de ciudadanos del propio país, España es el número 10. Hay unos 3.000 españoles que se han hecho e-residentes y, en total, unos 4.000 cuyas peticiones proceden el país".
"Los otros mil son ciudadanos de otros lugares que viven en alguna parte de España. Su país es un lugar muy popular para irse a vivir, especialmente para nómadas digitales", especifica Haav.
Un programa creado hace 8 años
El programa e-Residency empezó el 1 de diciembre de 2014, cuando la pequeña república báltica de Estonia (algo más de 1,3 millones de habitantes según estadísticas actualizadas) lanzó su rompedora idea de crear una fórmula de ciudadanía digital.
Aunque, ojo, Estonia no vende la ciudadanía europea. Pecado del que la CE sí ha acusado a otros países del Este, que conceden por puro interés económico una nacionalización exprés a inversores o compradores de bienes patrimoniales.
Hay que recordar que la ciudadanía europea, como tal, no existe: es una extensión añadida a poseer la nacionalidad de cualquiera de los 27 países miembros de la UE. Lo que Estonia ofrece es exclusivamente la residencia.
¿Y qué interés puede tener residir desde la lejanía en un pequeño Estado, pegado a la amenazante Rusia, sin ni siquiera poder gozar del amplio espacio personal que otorga la escasa aglomeración de sus 28 habitantes por kilómetro cuadrado?
Pues la respuesta es Administración digital. Algo en lo que Estonia es absolutamente puntera en el mundo. Ofrece todas las ventajas para crear empresas, relacionarse con organismos oficiales y bancos y gestionar pagos e impuestos desde cualquier lugar, como residente en un país que se ha tomado en serio la digitalización.
Y, además, estar dentro de las fronteras de la Unión Europea, con acceso al Mercado Único, a la libertad de comercio, movimiento de capitales, personas y todas las ventajas de la UE.
Nómadas digitales como residentes virtuales
El "mercado", como lo denomina Haav, tiene como clientes de primera mano a nómadas digitales de todo el mundo, que encuentran ventajas en operar como residentes virtuales en un lugar concreto de la UE, tanto si viven en Menorca como si prefieren las Seychelles.
A raíz del Brexit, también atrajo a muchos británicos a los que les convenía seguir dentro de las fronteras comunitarias para continuar con su actividad.
"Lo más importante es cuántos de los e-residentes quieren crear negocios en Estonia. Y, en eso, el mercado español es el número dos", añade Haav. "La gente que opera desde España es muy activa".
"La e-Residency es básicamente una identidad digital, que el Gobierno ofrece también a ciudadanos de otros países. Cada ciudadano estonio ya posee su identidad digital. Es obligatorio para poder acceder a cualquier sistema gubernamental, desde el registro de propiedades al de negocios. Identifica quién eres para cualquier transacción", concreta. "Y eso es lo que se ofrece, igual, a ciudadanos de fuera de Estonia".
"Las condiciones para obtenerla son relativamente sencillas: tienes que hacer una solicitud y contestar algunas preguntas", prosigue. "Nuestra policía revisa esa aplicación… es parecido a cuando se pide un visado para algunos países. Luego tienes que acudir a la embajada estonia [en el país que estás], donde toman tus huellas digitales y una foto para emitir la identificación digital".
El beneficiario obtiene un documento físico, una tarjeta con un chip que contiene sus datos. "Pero, naturalmente, la mayoría crea una versión móvil, que es más conveniente. Hace cinco años sólo existía la tarjeta de plástico. Ahora también se puede tener en el móvil".
Crear una compañía, fácil, barato y rápido
La segunda parte del asunto es que fundar una compañía en Estonia resulta muy sencillo. "Es cierto", reafirma Haav. "En algunos países tienes que ser rico para iniciar una empresa. En Estonia, creas una compañía si quieres hacerte rico", dice riéndose. "Es una diferencia…".
"Es un proceso low cost, mucha gente lo hace, y es muy simple", continúa, hablando en serio. "No necesitas estudiar en una escuela de negocios, ni ser abogado, ni experto en impuestos".
Para empezar un negocio "hay que pagar una tarifa estatal de 265 euros, para el registro, y el capital social ahora son 2.500, pero el año próximo será 1.700. Y no es obligatorio ponerlo desde el primer día. Puede aportarse después. Si decides que sea en dos años, está bien. Es correcto".
"Pero seguramente es más importante considerar los costes mensuales que hay en muchos países. Puede ser cientos de euros para una compañía pequeña", advierte Haav. "Eso no ocurre en Estonia. Todo se gestiona electrónicamente, los costes burocráticos son muy bajos y los gastos anuales son menores. Para una pequeña empresa el ahorro pueden ser cientos de euros".
El responsable de la e-Residency se pone a sí mismo como ejemplo: "Mi propia compañía me la gestiono yo, no pago muchos impuestos, así que mi único gasto es la asesoría para mi declaración anual".
Unicornios creados por e-residentes
Estima que un 20% de las empresas activas el pasado año en su país pertenecen a residentes virtuales, "lo cual es una parte sustancial", de la actividad empresarial. Asegura que es posible crear una compañía y disponer del código de identificación en cuestión de "diez u once minutos", planteándoselo como un reto de récord.
En cuanto a la salud del emprendimiento en Estonia, Haav subraya que, si en el reciente South Summit de Madrid se celebraba con entusiasmo haber alcanzado los 23 unicornios, en su país ya tienen diez, "con sólo un millón de habitantes. Y algunos han sido fundados por gente que no es de Estonia. El número diez se llama Glia. El fundador es de Guatemala y el segundo fundador es de Estados Unidos. Ambos son e-residentes".
"Eso demuestra que el ambiente de negocios es muy abierto y que gentes de otros países pueden venir y aprovechar esta plataforma. En muchas de las startups los fundadores son de diferentes países, los empleados y los clientes también. Es muy internacional", concluye.