Laura Parra, CISO global de Cellnex; Irene Hernández, CEO de Gataca, Eduvigis Ortiz, presidenta de Women4Cyber Spain; y Eva Moya, directora de Ciberseguridad de Atos Iberia.

Laura Parra, CISO global de Cellnex; Irene Hernández, CEO de Gataca, Eduvigis Ortiz, presidenta de Women4Cyber Spain; y Eva Moya, directora de Ciberseguridad de Atos Iberia.

España 8M - DÍA DE LA MUJER

La ciberseguridad tiene su propia brecha de género: solo un 23% son mujeres frente al 48% de media del mercado laboral

En el Día de la Mujer, DISRUPTORES - EL ESPAÑOL analiza las causas con datos de informes especializados y los testimonios de expertas del sector de firmas como Cellnex, Gataca, Atos Iberia y Women4Cyber Spain.

Más información: El 42% de las mujeres percibe la desigualdad salarial en el sector 'ciber' como un problema frente a solo el 15% de los hombres

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No pasa un día sin que salga a la luz una empresa víctima de un ataque informático. De hecho, mientras esta periodista empieza a escribir este reportaje, El Corte Inglés acaba de notificar un robo de datos de sus clientes. 

Nadie se libra: entre las incursiones más sonadas de 2024 figuran las sufridas por Orange, Iberdrola, el Banco Santander o Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).

Los ciberataques son una amenaza real, pero también se han convertido en un argumento recurrente en la ficción, desde la película ‘Juegos de Guerra’ (John Badham, 1983), hasta la miniserie ‘Día Cero’, estrenada hace unos días y protagonizada por Robert De Niro

Proteger los sistemas informáticos —personales, empresariales y del Estado—, no es una cuestión baladí. Estos ataques no solo ponen a las compañías en serios apuros, también se han convertido en un arma más en los conflictos geopolíticos y pueden desestabilizar naciones.

Para combatir estas amenazas es fundamental contar con las nuevas herramientas digitales y un ‘ejército’ de profesionales capacitados para hacer frente a esos ataques cada vez más numerosos y sofisticados

La fórmula parece fácil, pero, visto lo visto, no lo es tanto. En un sector en constante evolución y que ha ganado en relevancia, faltan perfiles cualificados.

En nuestro país, la industria contaba en 2022 (según los últimos datos proporcionados por Incibe) con 122.284 profesionales y una demanda de 24.000 expertos más. El problema continúa: el 58% de las empresas en España encuentran dificultades para encontrar personal cualificado en ciberseguridad. 

Brecha de género: un reto peristente

La falta de profesionales cualificados en ciberseguridad es un problema global, pero hay un desafío adicional: la brecha de género. En 2013, solo el 10% de los puestos de trabajo en este ámbito estaban ocupados por mujeres. 

Esta tasa ha crecido progresivamente hasta alcanzar el 25% en 2022, según datos del International Information System Security Certification Consortium (ISC2), una de las principales organizaciones a nivel mundial en certificaciones de ciberseguridad.

En España, la cifra es algo menor: en 2023 las mujeres representaban aproximadamente el 23% de los profesionales en ciberseguridad, un dato, por otra parte, muy inferior a la media de participación femenina en el mercado laboral general, que ronda el 48%.

Esta disparidada también se refleja en las empreas. El 11% de los encuestados por ISC2 afirmó que no había presencia femenina en sus equipos y solo el 4% aseguró que más de la mitad estaba compuesto por mujeres.

Curiosamente, la percepción sobre esta presencia también difiere según el género. Mientras que ellas estiman que el 30% de su equipo está formado por personas de su mismo género, los hombres sitúan este porcentaje en un 22%. Eso demuestra cómo las políticas de contratación dependen mucho la cultura corporativa de las compañías.

A pesar de que en esta última década el incremento del 10% al 23% no es poca cosa, tampoco es suficiente. Con miles de puestos por cubrir, la participación femenina  en el mundo de la seguridad informática debería haber aumentado.

Para Laura Parra, CISO global de Cellnex, es fundamental que las empresas cree una cultura de igualdad "genuina", con la diversidad como valor estratégico y no solo un objetivo de equidad: "Las organizaciones deben asumir la convicción de que las mujeres, en el ámbito de la ciberseguridad, al igual que en cualquier otro, aportan valor, suman nuevas perspectivas y enriquecen las soluciones a los desafíos del sector".

"No basta con atraer mujeres al sector, es esencial garantizar su desarrollo y retención mediante planes de carrera, mentoría y formación especializada", añade Parra.

Menos emprendedoras que emprendedores

En el ecosistema del emprendimiento, la ciberseguridad también es uno de los sectores en auge, pero, como ocurre en el resto de ámbitos, la brecha de género afecta a la proporción de mujeres y hombres presentes.

Una disparidad que queda reflejada de nuevo en las cifras. En 2023, el 80,54% de las startups de ciberseguridad en España fueron fundadas por hombres, mientras que solo el 19,46% tienen a una mujer como fundadora, según el documento ‘Situación del emprendimiento femenino en ciberseguridad’, también del Incibe. Aunque la representación femenina ha aumentado ligeramente en comparación con el 16,92% del año anterior, el progreso sigue siendo lento.

Una de las barreras con las que se enfrenta el talento femenino es la falta de acceso a redes de contacto y mentores dentro del campo de la ciberseguridad, dificultando la llegada de recursos y oportunidades clave, como fondos de inversión o asociaciones estratégicas.

Según Irene Hernández, CEO de la startpup de seguridad Gataca y ganadora este año del Premio MAS en la categoría de Tecnología, una de las principales barreras para las emprendedoras en el sector es el acceso a financiación: "En España, las emprendedoras apenas captan el 4% de inversión privada, lo que hace que muchas grandes ideas no lleguen a desarrollarse".

"Es vital impulsar redes de apoyo y fondos específicos para mujeres en ciberseguridad, de lo contrario, el talento femenino seguirá sin alcanzar su potencial", añade. 

Y eso que, en términos de preparación y formación, las mujeres están a la par que sus colegas masculinos. La gran mayoría posee títulos universitarios y especializaciones, y cada vez son más las que se forman en áreas clave. Eso sí, con algunas diferencias. 

Mientras los hombres se inclinan más por el desarrollo de software de seguridad y análisis de amenazas, ellas prefieren áreas como la gestión de riesgos y el cumplimiento normativo. “Esta inclinación hacia roles no técnicos limita su representación en los aspectos más innovadores del sector y, en consecuencia, también en roles de liderazgo”, afirman los autores del informe.

Barreras que siguen pesando

Tanto en las empresas como en las startups, uno de los principales problemas que pulula sobre la falta de mujeres en el mundo de la ciberseguridad tiene que ver con la percepción de que es una industria técnica dominada por hombres, lo que provoca que muchas no se decidan a dar el paso en el ámbito de la seguridad digital 

La falta de referentes femeninos en puestos clave también pesa. Sin modelos visibles a seguir, a las nuevas generaciones les resulta complicado imaginarse liderando equipos de ciberseguridad o accediendo a roles estratégicos (afortunadamente ya se percibe un ligero cambio en este sentido, como se mencionaba más arriba).

"Esta escasez de mujeres en posiciones visibles refuerza sesgos inconscientes en los procesos de selección y promoción, dificultando su acceso a oportunidades de crecimiento. A menudo, esto se traduce en un ecosistema donde las mujeres deben esforzarse más para demostrar su valía, incluso cuando desempeñan las mismas funciones que sus colegas masculinos", menciona la CEO de Gataca

A los dos factores mencionados, se suma la brecha en la formación especializada: aunque más mujeres se gradúan en disciplinas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés), el acceso a educación específica en ciberseguridad sigue siendo limitado y esto las coloca en desventaja frente a sus colegas masculinos.

"Desde la educación temprana, persisten estereotipos que asocian la tecnología con lo masculino, lo que impacta tanto en la autopercepción de las niñas como en las decisiones de contratación y promoción en el sector. La falta de referentes femeninos visibles y la baja representación en roles técnicos y de liderazgo refuerzan la idea errónea de que la ciberseguridad no es un campo para ellas", denuncia Ortiz. 

Para muestra, un dato: del total de estudiantes especializándose en materia de ciberseguridad, únicamente el 18% responde a alumnas. Una cifra recogida en el informe 'Análisis y diagnóstico del talento de ciberseguridad en España' de Incibe, y que hace presagiar que la gran diferencia por género entre el número de profesionales en el mundo de la ciberseguridad va a continuar manteniéndose.

En busca de un futuro diverso

Los datos del ISC2 también revelan una tendencia interesante: la representación femenina es mayor en las generaciones más jóvenes. A partir del grupo de edad de 39 a 44 años aumenta hasta alcanzar el 26% entre los menores de 30 años,lo que sugiere que, si esta tendencia continúa, la brecha de género podría reducirse en el futuro.

"El cambio más significativo vendrá cuando logremos transformar la cultura empresarial y social, eliminando prejuicios que limitan la ambición y el potencial de las mujeres en la ciberseguridad", apunta la presidenta de Women4Cyber Spain, Eduvigis Ortiz. 

Tecnologías como la inteligencia artificial parecen traer nuevas oportunidades, también para lograr esa equidad que se resiste. Al menos así lo cree la directora de ciberseguridad de Atos Iberia, Eva Moya, quien defiende que las tecnologías emergentes "representan un punto de partida en el que hombres y mujeres comienzan en igualdad de condiciones. Es el momento ideal para que más mujeres den el salto a la ciberseguridad".

Moya insiste en que la clave está en la formación. "Cada vez hay más programas accesibles para distintos perfiles: desde técnicos hasta gerentes o especialistas en normativa. No hay que temer formarse en ciberseguridad, y lo digo por experiencia: soy historiadora de formación y di el salto a este mundo, lo que demuestra que no solo las ingenieras pueden hacerlo".

La falta de confianza en las propias habilidades es otra circunstancia determinante. Muchas profesionales, a pesar de contar con las capacidades necesarias, dudan cuanto tienen la oportunidad de acceder a puestos de mayor responsabilidad.

Esta inseguridad, unida a la dificultad de acceso a altos cargos, se traduce en una representación escasa en puestos directivos: solo el 17% de los responsables de seguridad o CISO en las empresas de la lista Fortune 500 son mujeres.

"Para que esta tendencia cambie, necesitamos acciones concretas en educación, políticas empresariales y liderazgo inclusivoLas empresas deben implementar procesos de selección sin sesgos y fomentar planes de mentoría y desarrollo profesional para mujeres", añade Ortiz. "Solo así podremos garantizar una mayor representación femenina en la ciberseguridad".

Romper todas estas barreras no es fácil, pero es necesario para construir un ecosistema más diverso y acabar con la brecha de género en el mundo de la ciberseguridad. A medida que los ataques se vuelven más sofisticadas, la diversidad en los equipos gana en importancia. La integración de más mujeres no solo contribuye a equilibrar su presencia en esta industria, también abre la puerta a proponer y desarrollar soluciones desde otras perspectivas.