Así son las adolescentes STEM: la misma mente científica pero con mayor vocación social
D+I reúne a tres chicas de la élite española de Secundaria, que reflexionan entre ellas sobre la brecha aún existente. Su solución: compromiso social.
11 febrero, 2021 01:51Noticias relacionadas
Los datos los conocemos de memoria. La Unesco advierte en un informe de que en la enseñanza superior solo el 35% de los estudiantes matriculados en las carreras vinculadas con las STEM son chicas. Y que, a día de hoy, sólo el 28% de los investigadores del mundo son mujeres.
Entre las razones de este desequilibrio, el Libro Blanco de las Mujeres en el Ámbito Tecnológico del Gobierno -que también aporta datos en la línea de los de la Unesco-, habla de factores socioculturales, familiares, psicosociales, educativos... Este trabajo constata asimismo la existencia de estereotipos de género arraigados desde edades muy tempranas, y que aún perduran en nuestra sociedad.
¿Cómo piensan las adolescentes españolas?; ¿qué ambiciones tienen?; ¿qué preocupa a la futura generación de científicas españolas?
En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, D+I ha reunido a tres jóvenes prodigio para escuchar sus inquietudes y conocer sus ambiciones. Las tres han sido finalistas en el programa STEM Talent Girl Awards (organizados por Fundación ASTI), sacan notas que rozan la perfección y comparten un ideal: que sus logros profesionales tengan como principal aplicación el ámbito social.
Primero, las presentaciones. Estela Escolar, de 16 años es estudiante de Primero de Bachillerato en Ciencias de la Salud del IES Cardenal Sandoval y Rojas de Aranda de Duero (Burgos). Alai Blanco, de 16 años, cursa 1º de Bachillerato en el Colegio Nuestra Señora de La Consolación (Madrid). Y Elena de la Iglesia, 19 años, es de Santander y estudia el doble grado en Economía, Matemáticas y Estadística en la Universidad Complutense de Madrid.
Entre sus credenciales están formar parte de la élite de la Secundaria española pero también acumular especializaciones extracurriculares que evidencian su inquietud por seguir aprendiendo y su vocación contributiva con la sociedad en la que viven. Rompe el hielo Alai cuando surge el debate sobre cómo les gustaría ser recordadas en un futuro como científicas.
—Es que yo lo tengo claro... Me encantaría estar involucrada en proyectos de ámbito social, desarrollar herramientas que ayuden a disminuir las desigualdades y a que el conocimiento esté más al alcance de todos —indica la madrileña ante la mirada cómplice de las otras dos.
—Yo creo que coincidimos, ¿no? —responde Elena desde Cantabria—. ¿No sería un sueño poder poner todos nuestros conocimientos y capacidades al servicio de la sociedad? Me apasionaría levantarme cada día con el objetivo de mejorar la vida de las personas.
—...Y, si puede ser, contestar a aquellas preguntas que nunca pensamos que tuvieran una respuesta. Me gustaría retroceder en el tiempo para resolver la gran incógnita que envuelve al ser humano —reconoce la burgalesa Estela con cierto halo de misterio.
Estas mentes privilegiadas son capaces de combinar sus habilidades analíticas con su compromiso social y su visión de la realidad, quizá más madura de lo que más de uno esperaría en adolescentes de entre 16 y 19 años.
Una realidad que incluye afrontar que existe una brecha de género en su ámbito de desarrollo educativo, que probablemente se agrande una vez que lleguen al mundo laboral. Elena hace una reflexión clave:
—Cada vez hay más políticas para potenciar el 'talento sin género'. Pero creo que han tardado demasiado en llegar —afirma.
Casi a la vez, Estela toma la palabra:
—Aunque vamos por el buen camino, aún debería haber más cambios.
—Sí, debe haber más cambios porque las que hay son iniciativas muy recientes... —concede Elena.
Alai, que cree que "es maravilloso ver que hay tantas iniciativas de organismos públicos como de empresas privadas que tienen como objetivo poder integrar a más jóvenes en el sector STEM", abre otro debate desde Madrid:
—Lo que tenemos que procurar es que estas actividades estén disponibles en todas las provincias y ciudades de España y no solo en las grandes capitales —sentencia. Y se le despierta la curiosidad —. ¿Cómo se están haciendo las cosas en Burgos y Santander, por ejemplo?
Elena ensalza la labor de colectivos regionales cántabros como la Asociación Mujer y Talento y de la alcaldesa de Santander, Gema Igual. Pero no todo es de color de rosa:
—Las políticas igualitarias aún no son una realidad en determinados contextos corporativos y la cultura empresarial aún debe evolucionar. La transformación social hacia la igualdad real entre hombres y mujeres aún es una asignatura pendiente —lamenta.
—Cierto. Y además de mejorar eso, a mí también me gustaría que brindasen más oportunidades e incluso más ayudas en las pequeñas localidades —remarca Estela.
La labor de algunos colectivos, clave
En definitiva, que en cierto modo existe la brecha de género pero también la territorial. Para intentar acortar ese tipo de saltos sociales, existen proyectos como el mencionado programa STEM Talent Girl de Fundación ASTI (con mentorización, premios, becas...) o la iniciativa #SomosMujeresTech.
Hacemos una pausa en la conversación para que Palmira Muñoz y Adriana Díaz, coordinadoras de esta última iniciativa desde Hill+Knowlton Strategies España, recalquen que "pretendemos poner nuestro granito de arena, siempre desde una perspectiva positiva, constructiva e inspiradora".
La plataforma #SomosMujeresTech tiene unos objetivos claros: "Despertar la vocación temprana, y fomentar la igualdad y la participación de mujeres en las carreras de ciencias y tecnológicas", explican Muñoz y Díaz.
En este sentido, explican que "tenemos la suerte en nuestro país de contar con grandes científicas y directivas de compañías tecnológicas, y se ha trabajado mucho para visibilizarlas y poner en valor su aportación a la industria y a la sociedad. Son un referente claro, una fuente de inspiración para otras mujeres y sobre todo para nuestras niñas y jóvenes estudiantes, que son nuestro futuro".
Retoman su charla Elena, Alai y Estela precisamente para valorar cómo les ha beneficiado a ellas tener vinculación con en este tipo de plataformas.
Lo que tenemos que procurar es que estas iniciativas de promoción de 'talento sin género' estén disponibles en todas las provincias y ciudades, no solo en las capitales
—A ver, no es lo mismo que te digan a que te demuestren. Es muy necesario que se dé mayor visibilidad a proyectos tan positivos como estos. ¿Qué experiencia habéis tenido vosotras? —se interesa Estela.
—Es un privilegio —responde rápidamente Elena—. Estas iniciativas nos abren los ojos a un mundo profesional del que, reconozcámoslo, pronto seremos parte. Es un privilegio poder conocer de primera mano a mujeres referentes a nivel nacional e internacional, ya que sus historias de superación, consejos y ganas de liderar el cambio que el mundo necesita. Impulsan la presencia y visibilidad de mujeres en posiciones directivas, constituyen un pilar fundamental para hacer frente a los desafíos de nuestra generación...
—¡Claro! A mí me hicieron ver la gran labor de grandes mujeres y directamente me despertaron el ansia de ser como ellas —añade Estela—. Por no hablar de la gran cantidad de oferta formativa que tienen...
—Eso es —interviene Alai—. Tenemos la oportunidad de asistir a charlas y talleres. En mi caso, destaco uno de ciberseguridad que me gustó muchísimo. Aunque lo más importante es lo que decís: conocemos a mujeres que han estudiado carreras STEM y ahora son directivas, con lo que aprendemos de su gran experiencia.
Su futuro laboral está cada vez más cerca. Estela no concreta qué rama científica quiere seguir, aunque lanza una afirmación que puede sorprender: "Desde mi punto de vista, no debería haber distinciones entre Ciencias y Letras, ya que el conocimiento cuanto más completo es mejor. En esta vida nunca se termina de aprender".
Quizá antes las mujeres STEM tenían un perfil determinado... Es fundamental neutralizar creencias arraigadas carentes de justificación desde las primeras etapas educativas
Alai está planteándose elegir "entre ciencias de la computación o ingeniería aeroespacial". Y lo dice con la naturalidad de quien está dudando entre ponerse unas zapatillas rojas o unas zapatillas blancas.
Elena, tres años mayor que sus dos compañeras, ya ha elegido: el doble grado en Economía, Matemáticas y Estadística de la Universidad Complutense de Madrid. Y añade: "No obstante, la Economía como ciencia social me parece un complemento muy enriquecedor para adoptar una perspectiva más amplia y global de las necesidades sociales".
Lo social. Siempre lo social como epicentro de cualquier objetivo.
Lo social siempre como epicentro
Debe ser porque los niños y chicos adolescentes y -mas aún- las niñas y chicas adolescentes ya están viendo cómo la relación entre su talento y la sociedad que les rodea, aunque ha pasado momentos difíciles, poco a poco va mejorando... ¿O no?
—Por supuesto que va mejorando —afirma rotunda Alai—. Creo que mi generación ya tiene bastante interiorizado que tus gustos no tienen por qué definirte como un tipo de persona u otro. Esa es mi impresión...
—Estoy de acuerdo —tercia Estela, aunque no canta victoria—. Pero la historia está impregnada de situaciones injustas debido al género y desgraciadamente, hoy en día, continúa habiendo las mismas diferencias. No entiendo cómo podemos evolucionar tanto en algunos aspectos y en otros tan esenciales, como el respeto, retrocedemos.
Elena coincide con ambas y sugiere un esfuerzo por un cambio de mentalidad social, sobre todo, en el plano educativo.
—Quizá, antiguamente, las mujeres que sobresalían en el universo STEM tenían un perfil muy determinado y por eso ahora es fundamental neutralizar o reducir estas creencias arraigadas carentes de justificación desde las primeras etapas educativas.
—Como lo de llamarnos 'frikis', ¿no? —reseña Alai con una leve sonrisa.
—¡Por ejemplo! —asienten al unísono la burgalesa y la cántabra.
Y la madrileña resuelve:
—Yo pienso que no es ofensivo lo que puedan decir de nosotras sino cómo lo dicen. Pero lo tengo muy claro: ¿qué hubiera sido el mundo si no hubiera existido gente con inquietudes?; ¿qué hubiera sido el mundo si no hubiera existido gente que luchara por acortar cualquier brecha social?
De nuevo lo social. Siempre la responsabilidad social en la mente de algunas de las máximas exponentes de la ciencia del futuro en nuestro país. Responsabilidad, mente y ciencia: tres palabras de género femenino.