Humano y Máquina: La Alianza Ineludible para un Futuro Relevante. Esta impactante idea se desprende de los estudios recientes sobre cómo la inteligencia artificial (IA) y otras tecnologías avanzadas están transformando el mundo laboral.
Según el artículo de Harvard Business Review, publicado por Nicky Dries, Joost Luyckx y Philip Rogiers en septiembre de 2024, el futuro laboral no está predeterminado, sino que se forja a través de nuestras decisiones éticas, sociales y políticas.
Igualmente, Mark Knickrehm, en un artículo de enero de 2018 en la misma revista, aborda el impacto de la IA desde varias perspectivas, que van de lo utópico a lo distópico, al considerar cómo esta tecnología podría cambiar nuestra forma de trabajar y vivir.
La tecnología nos ofrece hoy herramientas poderosas con el potencial de revolucionar nuestro entorno laboral. Sin embargo, ¿cómo nos preparamos para un futuro tan incierto?
Explorar las visiones optimistas y pesimistas sobre la IA y la automatización deja claro que la forma en la que abordemos estos cambios, especialmente desde el liderazgo empresarial, será clave para definir el futuro.
Según otro artículo reciente de Nature, las capacidades humanas de creatividad, intuición y pensamiento crítico serán esenciales para complementar la tecnología. En esta publicación, se resalta la necesidad de preservar el tiempo para el pensamiento profundo en un mundo donde la comunicación instantánea y las tecnologías de IA están redefiniendo nuestra relación con el trabajo.
Los optimistas ven en la IA un medio para liberar a las personas de tareas repetitivas, permitiéndoles dedicarse a trabajos más significativos. En este contexto, el trabajo se redefine como una actividad voluntaria y motivada por la pasión y el propósito, en lugar de una necesidad económica.
La promesa es un mundo en el que todos pueden dedicarse a tareas que realmente importan, mientras que las máquinas se encargan del trabajo pesado. Los avances tecnológicos ofrecen, según esta visión, la posibilidad de una redistribución de la riqueza que mejore la calidad de vida de las personas y transforme la naturaleza del trabajo.
Por otro lado, los escépticos de la productividad sugieren que, aunque la tecnología permite mayor eficiencia, la IA no será la solución para todos los problemas globales. Los desafíos como el envejecimiento de la población, el cambio climático y las desigualdades económicas persistirán y limitarán el crecimiento económico.
Este grupo argumenta que, aunque la IA tiene el potencial de aumentar la productividad en ciertos sectores, no contrarrestará completamente las tendencias actuales que frenan el desarrollo sostenible. Para ellos, la IA es solo una herramienta más en un entorno que requiere soluciones más amplias y holísticas.
Los distópicos, en cambio, ven la IA como una amenaza potencial para la estabilidad social. Sostienen que la automatización masiva no solo eliminará empleos, sino que también desestabilizará el consumo, base de la economía moderna. Si las personas pierden sus trabajos, también pierden poder adquisitivo, lo que resulta en una espiral descendente que afecta al conjunto de la sociedad.
En este contexto, se teme que el avance tecnológico acentúe las desigualdades sociales, dividiendo el mundo entre una minoría tecnológicamente capacitada y una mayoría desplazada por las máquinas. Este grupo advierte que, si no se toman medidas preventivas hoy, podríamos enfrentar una crisis social y económica que requiera soluciones radicales, como la renta básica universal.
Incluso los utópicos reconocen que la visión de un mundo sin trabajo obligatorio plantea desafíos. Aunque algunos piensan que la tecnología puede crear una abundancia económica, liberando a las personas de la necesidad de trabajar, otros creen que esta transición no será tan sencilla.
La pregunta clave es si esta abundancia será accesible para todos, o solo beneficiará a unos pocos. La IA y la tecnología podrían crear nuevas formas de trabajo y sectores económicos, pero solo si los gobiernos y las empresas toman medidas para garantizar una distribución justa de los beneficios.
Para enfrentar estos desafíos y aprovechar las oportunidades, los líderes empresariales de hoy deben adoptar un enfoque proactivo y responsable, alineando sus estrategias con una visión del futuro que integre tanto la tecnología como las necesidades humanas.
Aquí presentamos tres recomendaciones fundamentales para el directivo del siglo XXI: 1) Usar la tecnología para complementar las habilidades humanas y rediseñar los modelos operativos. No se trata solo de sustituir a las personas por máquinas, sino de potenciar sus capacidades mediante el uso de IA y automatización.
2) Redefinir los roles y reestructurar las organizaciones de manera flexible y colaborativa. Las jerarquías tradicionales y los roles estáticos ya no son viables en un entorno de innovación tecnológica acelerada. Los directivos deben evaluar qué tareas pueden automatizarse y cuáles requieren intervención humana. Al crear roles dinámicos, los empleados pueden adaptarse mejor a los cambios y desarrollar habilidades complementarias a la tecnología, maximizando su contribución.
3) Involucrar a los empleados como socios en el proceso de transformación hacia la inteligencia empresarial. Las empresas que ven a sus empleados como aliados y no como simples recursos tendrán una ventaja competitiva en esta era digital. Al invertir en capacitación y desarrollo, facilitan la adopción de nuevas tecnologías y empoderan a sus empleados. Al fortalecer habilidades como la creatividad, la empatía y la resolución de problemas, las organizaciones aseguran contar con el talento humano necesario para enfrentar un futuro tecnológico.
La tecnología tiene el potencial de transformar nuestras vidas positivamente, pero solo si se usa con visión y responsabilidad. Tal como sugieren los autores de Nature, es vital preservar nuestras habilidades humanas y combinarlas con las capacidades de la IA, construyendo un futuro donde la tecnología potencie el ingenio humano y no lo reemplace.
En última instancia, la alianza entre humano y máquina se convertirá en la clave para un entorno laboral que beneficie a todos y construya un mañana más inclusivo y próspero.
***Paco Bree es director de programas de innovación de Deusto Business School y director general de Inndux.