En una era donde los desafíos globales son más apremiantes que nunca, las empresas de impacto social se erigen como catalizadores de un cambio sistémico necesario y transformador. No son meras participantes del mercado, sino pioneras en la creación de una economía más justa y sostenible.
Estas organizaciones no solo enfrentan problemas sociales y medioambientales con soluciones innovadoras, sino que también redefinen lo que significa tener éxito en el mundo empresarial al colocar el propósito en el centro de sus estrategias.
Sin embargo, alcanzar su verdadero potencial y generar un impacto duradero requiere algo más que buenas intenciones; necesita un impulso decidido y estructurado que las aceleradoras e incubadoras pueden proporcionar.
El rol de las aceleradoras e incubadoras
En el fortalecimiento de las empresas de impacto social, es esencial resaltar la importancia de las aceleradoras e incubadoras. Empresas y fundaciones como SpainNAB, Unlimited, Ashoka, o Social Nest Foundation, entre otras, son ejemplos de entidades que nacen con la misión de demostrar al mercado tradicional que las empresas de impacto social son entidades viables y sostenibles.
Estas empresas no necesitan ayuda para definir su propósito, ya que su existencia misma está profundamente arraigada en un objetivo social o medioambiental claro. En cambio, su principal desafío radica en la sostenibilidad económica y la escalabilidad.
Las empresas de impacto social a menudo carecen de herramientas empresariales tradicionales necesarias para convertir sus proyectos en negocios rentables escalables. Aquí es donde las aceleradoras desempeñan un papel vital, proporcionando asistencia técnica y recursos estratégicos que les permiten fortalecer sus modelos de negocio.
La creación de riqueza económica no debe ser un objetivo separado, sino una consecuencia natural de hacer bien su trabajo y generar un impacto positivo.
La innovación o el acceso a financiación son dos de los retos clave para las empresas de impacto social. En este sentido, las aceleradoras e incubadoras actúan como intermediarios entre los emprendedores y los inversores, facilitando el acceso a capital de impacto.
No solo conectan a los emprendedores con los inversores, sino que también ayuda a estructurar las inversiones para maximizar tanto el retorno financiero como el impacto social.
Además, las aceleradoras e incubadoras crean comunidades de apoyo donde los emprendedores pueden compartir experiencias, aprender unos de otros y colaborar en proyectos conjuntos.
Esta red no solo proporciona un soporte emocional y moral, sino que también facilita el intercambio de conocimientos y recursos.
Generación de oportunidades de inversión
Otro aspecto crítico es la capacidad de las aceleradoras para generar un flujo constante de empresas de impacto social invertibles. Con el creciente interés y la creación de fondos de impacto en España, existe un riesgo real de que haya más capital disponible que empresas preparadas para recibirlo.
Según un informe de la OCDE, las inversiones en empresas sociales aumentaron un 30% en 2022, destacando el crecimiento y el potencial del sector. Además, en Europa, se estima que el mercado de inversión de impacto podría alcanzar los 1.200 millones de euros para 2025. Las aceleradoras también tienen la responsabilidad de originar empresas que puedan atraer inversiones.
Para lograrlo, es necesario dotar a estas empresas de credibilidad, solidez y una narrativa coherente.
Esto incluye proyecciones económicas realistas y comprensibles, simulaciones de mercado y todas las herramientas necesarias para posicionarlas como opciones viables en un mercado de capitales tradicional.
La necesidad de una alianza nacional
Uno de los mayores retos que enfrentamos es la creación de una alianza nacional de aceleradoras e incubadoras, o una Alianza Nacional de Organizaciones de Apoyo al Emprendimiento e Impacto Social.
Esta alianza serviría para homogeneizar y compartir buenas prácticas, así como para unificar esfuerzos en la creación de un ecosistema robusto de empresas de impacto social.
Al compartir pipeline de empresas aceleradas y colaborar en iniciativas estratégicas, podríamos construir una capa sólida de empresas transformadoras que realmente marquen la diferencia.
Y es que las aceleradoras e incubadoras han demostrado su eficacia en la creación de valor y generación de impacto. Según el mismo informe de la OCDE, las empresas sociales aceleradas tienen un 20% más de probabilidades de sobrevivir a largo plazo y un 50% más de probabilidad de escalar comparado con aquellas que no reciben apoyo.
Este tipo de ayuda no solo aumenta la viabilidad financiera de estas empresas, sino que también amplifica su impacto social y medioambiental.
En conclusión, las empresas de impacto social son más que negocios, son agentes de cambio sistémico. La aceleración y el apoyo estructurado no solo son beneficiosos, sino esenciales para su éxito.
Al fortalecer estas empresas, no solo estamos fomentando una economía más sostenible, sino también inspirando una nueva generación de emprendedores comprometidos con la transformación social y medioambiental. Es hora de que todos los actores del ecosistema trabajemos juntos para construir un futuro mejor y más justo.
***Manuel Lencero es CEO de Unlimited Spain.