Un contexto europeo para la digitalización tras el 23J
Si algo está caracterizando el momento socioeconómico que vivimos en España y Europa son las interdependencias entre aspectos como el medioambiente, el comercio, la salud pública, el trabajo o las tecnologías digitales.
Estas interdependencias, aunque no se hayan discutido de una manera constructiva en la reciente campaña de las elecciones generales del 23 de julio, sí subyacen en los debates encendidos que estamos viviendo. De hecho, las elecciones europeas en junio del próximo año tendrán como trasfondo visiones diversas sobre cómo nuestro país y Europa deben gobernar la complejidad y constante transformación que implican estos aspectos. De ello depende buena parte del liderazgo global de nuestro continente.
En el contexto político actual se están cuestionando aspectos que hasta fechas recientes eran objetivos comunes para partidos liberales, conservadores y progresistas: por ejemplo, la protección del medioambiente. Entendiendo que lo importante debería seguir siendo prioritario, gobierne quien gobierne, esperamos que la digitalización –como elemento de competitividad, internacionalización y de mejora social y ambiental –no se vea afectada negativamente.
Las razones que lo justifican son evidentes. Sin embargo, en los próximos años de Gobierno, tanto en España como en Europa, habrá cuatro ámbitos donde lo público debe actuar de manera ambiciosa y colaborar con el sector privado para abordar el impacto, la transformación y las oportunidades de la tecnología y digitalización. Me refiero:
-
La doble transición, tecnológica-digital y medioambiental, supone hacer de la necesidad virtud. El momento económico y social actual, y particularmente la crisis energética y climática, han supuesto que el mandato actual de la Comisión Europea y de países de la UE esté basado en estas dos grandes áreas políticas de acción. Si bien se han presentado planes con algunos objetivos concurrentes como el Pacto Verde Europeo y la Década Digital 2030, las diferentes iniciativas a menudo han avanzado en paralelo con poca coordinación.
Nuestro país puede ayudar en que esta interrelación entre lo digital y lo medioambiental se fortalezca. La denominada excepción ibérica sobre el precio de la electricidad sumada a nuestra mejora en la generación de energías limpias y a la integración de aspectos ESG en las organizaciones, combinan con un mayor número de empresas, servicios y perfiles profesionales en los que se da uso de tecnologías digitales que generan eficiencias en sus procesos para reducir su impacto ambiental y consumo energético.
-
Es el momento para la implementación de regulaciones transversales de la “Década Digital”. Nuestra comunidad empresarial tendrá que estar preparada para un periodo de enforcement de una amplia batería de regulaciones que, en pocos casos, supondrán un incentivo para el desarrollo y uso de tecnologías emergentes como la AI, sistemas cloud o tecnologías blockchain. Como ha subrayado el think tank European Centre for International Political Economy “una cuestión clave es cómo Europa hace políticas digitales y cómo (al mismo tiempo) puede mejorar el desempeño de su economía digital”.
El INE publicaba este mes que, según datos de 2021, el volumen de negocio de las empresas de alta y media-alta tecnología aumentó un 8,8%, hasta 285.935,7 millones de euros, lo que demuestra que el modelo productivo que debemos potenciar es aquel que recae en tecnologías digitales. Tecnologías que, al contrario de lo que ocurrió con las primeras fases de Internet, pueden ser aplicadas en diversidad de sectores productivos.
Es ahí donde destaca la importancia de la futura implementación de la normativa europea. Nuestro Gobierno y las administraciones competentes deberían hacer una planificación adecuada sobre cómo este proceso puede afectar a empresas que recaen en estas tecnologías para que no pierdan competitividad.
-
La denominada estrategia autónoma abierta que en el ámbito digital se ha vinculado a términos de “soberanía digital” es y va a ser un aspecto crucial para tener una España y una Europa más tecnológicas. Sin discutir la importancia de que entendamos nuestras dependencias e interdependencias, la estrategia debería asumirse como un incentivo para mejorar el marco de políticas y regulaciones de la tecnología. Asumiendo, además, como elemento fundamental el avance en un mercado único digital efectivo.
Pensar que Europa no puede ser competitiva tecnológicamente y que somos un receptor pasivo que mayormente debe actuar con regulación, o caer en una tentación nacionalista y proteccionista, no es la mejor maniobra. La reacción hiperventilada contra el nombramiento de la economista jefe de la Comisión Europea ha sido una anécdota reciente que ilustra cómo nos podemos equivocar.
Igualmente, desde el punto de vista de España, tenemos que hablar de tú a tú con las grandes economías europeas, aplicando una visión multilateralista que ponga en valor nuestro territorio como un hub digital, receptor de inversiones, con infraestructuras que generan una alta conectividad y una valiosa vinculación económica y cultural con América.
-
Por último, debemos seguir construyendo ecosistemas y favorecer la consolidación de campeones tecnológicos en el país y en el continente. España ha definido un marco base beneficioso para las startups, ahora hay que hablar de escalabilidad y de talento, concienciar cómo hay personas que en pocos años han creado empresas globales en España y cómo personas de todo el mundo están eligiendo vivir en nuestro territorio. Ambos objetivos necesitan interdependencias de colaboración y mercado más allá de Europa, inversión pública y privada y una economía de escala con un mercado único europeo efectivo
En definitiva, la visión y el liderazgo sobre los espacios descritos determinará el futuro digital de España y de la UE. Lo que no puede entenderse sin una alianza efectiva entre lo público y lo privado, que garantice una conexión equilibrada y una estrategia común entre el tejido empresarial y la Administración. Sumando un plan para fortalecer desde la digitalización los objetivos para lograr la transición ecológica. La Presidencia Española del Consejo de Europa y las elecciones europeas del 2024 son una oportunidad para que España lidere la gobernanza de las nuevas interdependencias.
*** Miguel Ferrer es vicepresidente ejecutivo de Estrategia y Agenda Pública de Adigital.