El Mobile World Congress de este año ha llegado a su fin y toca hablar… de móviles. Bueno, y del recién llegado: el ya omnipresente ChatGPT. Esto promete…
A mi edad y siempre cerca del mundo tecnológico, he tenido la suerte de haber visto y vivido unas cuantas disrupciones en el sector. ChatGPT, y la capacidad de inteligencia artificial generativa basada en redes neuronales que la sustenta, es una importante tecnología disruptiva en ciernes.
Dado que el smartphone es quizá la disrupción más reciente de escala similar, vamos a analizar, como os decía al principio, tres lecciones de la aparición del smartphone y las implicaciones empresariales para ChatGPT y la IA generativa en general.
Las innovaciones sostenibles son lo primero:
Los primeros teléfonos inteligentes se diseñaron para casos de uso que dieran sustento a las empresas existentes, que podían ver fácilmente el valor de la tecnología y adoptarla. Se integraba el correo electrónico y los calendarios, se enlazaban con servicios de noticias y los fabricantes ganaban dinero vendiendo los teléfonos a las redes móviles. Las vías de penetración en el mercado estaban bien establecidas y los socios comerciales no necesitaban mucho convencimiento ni tecnología novedosa para aprovechar el nuevo medio. Como sabían que el ciclo de desarrollo de los siguientes dispositivos sería corto, pensaron que podrían iterar los modelos de negocio más adelante: mantener la innovación era la mejor manera de ponerse en marcha.
Con el tiempo, más empresas empezaron a incorporar el smartphone en sus estrategias, por ejemplo portales de entidades bancarias basados en tecnología WAP antes de que existieran las aplicaciones… ¡todavía recuerdo mi querido Timeport!, o marketing basado en imágenes transmitidas junto a mensajes de texto.
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Los negocios principales no cambiaron, pero el smartphone ofrecía una forma diferente de acceder a sus servicios. Las empresas tradicionales dominaban estos escenarios, en parte porque sus ofertas estaban estrechamente vinculadas a activos basados en la web. Los nuevos competidores podían crecer prestando servicios a estas empresas, por ejemplo, proporcionando tecnología a las agencias de publicidad para que pudieran adaptar sus campañas al formato móvil.
¿Y esto qué tiene que ver con ChatGPT? Pues que podemos imaginar que se adoptarán rápidamente casos de uso sostenibles, desde el servicio de atención al cliente hasta la búsqueda de hechos, pasando por la propia búsqueda. Esto creará, por ejemplo, importantes innovaciones en la experiencia de cliente.
La disrupción sobreviene:
Tuve la oportunidad de conocer al CEO de Psion a través de un buen amigo que estaba dentro del equipo que desarrollaba su smartphone. El proyecto era claro: ‘construir un dispositivo que sobresaliera en algunas funciones con respecto a sus competidores, en lugar de fuese algo que hiciese muchas cosas más o menos bien’. ¿Os suena ese dispositivo? ¿No? Por algo será. Al final, todos los primeros smartphones la pifiaron, hasta que Blackberry lo solucionó centrándose principalmente en la mensajería. Todo lo anterior no era lo bastante bueno como para llamar la atención. Ni siquiera a clientes poco exigentes.
A los pocos años empezaron a aparecer cámaras básicas en los teléfonos. No podían rivalizar con una cámara digital independiente ni con una película. Sin embargo, estaban disponibles para su uso inmediato y se pusieron de moda al instante. Las redes móviles se hicieron lo suficientemente rápidas como para soportar descargas de vídeo, y el vídeo basado en la web sufrió una rápida disrupción. La lista de sectores afectados se hizo cada vez más larga, y sigue creciendo en la actualidad. Siguiendo la pauta de la innovación disruptiva, las empresas que triunfaron rara vez fueron las que dominaban en la web, aunque hubo excepciones muy notables de empresas que persiguieron agresivamente modelos de negocio distintivos y adaptados a los móviles, como Google y su adopción de Android, entre otras muchas acertadas medidas.
En el caso de ChatGPT y sus competidores, aún tienen muchas imperfecciones, por lo que es posible que no impacten en otros sectores de inmediato. Pero, como Clay M. Christensen concluyó en un estudio, lo que empieza mal suele mejorar. La inteligencia artificial generativa no necesita igualar el rendimiento de formas más tradicionales de realizar tareas, sólo tiene que satisfacer primero a algunos usuarios poco exigentes.
Los nuevos mercados florecen:
Con el smartphone, los nuevos sectores tardaron un tiempo en afianzarse. En el caso, por ejemplo, de las primeras empresas de marketing móvil o de comercio electrónico vía móvil, muchos clientes potenciales estaban interesados en la tecnología, pero tardaban en adoptarla hasta ver que otros la utilizaban y demostraban su fiabilidad y utilidad. Sí, es normal. Abrir nuevos mercados necesita varios ingredientes si queremos alcanzar todo su potencial, y los usuarios iniciales se muestran recelosos. Podemos validar y probar, pero el dinero de verdad tarda en materializarse. ¡Paciencia… y pulmón, económico, para aguantar!
Y sí, los primeros en llegar suelen coger mucha ventaja. Uber y Match Group (sí, y sus filiales, como Tinder)… abrieron una gran brecha frente a sus competidores al ser de las primeras en sus respectivas categorías utilizando teléfonos inteligentes. A veces se basaron en una mera presencia web y luego pivotaron rápidamente para centrarse como prioridad en el móvil.
Volviendo a la IA generativa, sin duda hemos visto cómo han empezado a aparecer posibles nuevos mercados, en campos tan diversos como la realización de análisis de datos y la creación de imágenes únicas. Es probable que ChatGPT también permita nuevos tipos de negocio. ¿Sesiones de asesoramiento con un bot? ¿Presentaciones de negocios a través de una red moderada por bots? Las posibilidades son infinitas. Sí, veremos a muchos forrarse a medida que se vayan posicionando en estos nuevos mercados… y también veremos como de forma natural se van creando importantes barreras de entrada.
En su libro The Innovator's Solution, Clay M. Christensen, del que hablé antes, utiliza la historia empresarial para exponer la dinámica que subyace a las innovaciones sostenibles, disruptivas y de nuevos mercados. Vemos que estos patrones se repiten en todos los sectores y, en particular, en los casos de mayor disrupción. Nuestro querido ChatGPT no debería ser una excepción. ¿Preparados?