Se lee por todas partes, desde artículos de opinión hasta estudios científicos, que estamos en la era de la digitalización y que se pone en duda el futuro de muchos puestos de trabajo por la 'maquinización' de estos.
Espero que los lectores perdonen un poco mi escepticismo, pero si echamos la vista atrás varias decenas de años, con la irrupción de cualquier avance tecnológico (llámese 'internet', 'producción en cadena' o, por qué no, 'máquina de escribir'), ¿acaso el ser humano no se planteaba algo parecido? ¿No había miedo a que las 'máquinas' se hicieran con el poder y redujeran en parte algunos puestos de trabajo? Yo, que soy cinéfilo, me recuerda a la futurista saga 'Terminator', que para quien no lo es mucho (y sin ánimo de hacer spoiler), trata precisamente de eso, ¡y estamos hablando de que se estrenó a mediados de la década de los 80!
Desde mi humilde opinión, la clave de esta era no es lo que planteamos unas líneas más arriba, sino la inmediatez y volatilidad que nos ha avasallado como un tsunami en todos los ámbitos de nuestra vida. Poniendo el foco en el mundo laboral, la estrategia empresarial ha pasado de ser un documento férreo y una hoja de ruta para años venideros, a un no tan simple propósito sobre el que ciertamente habrá cambios constantes para abordarlo.
Y en el armazón de ese propósito están las personas (equivocadamente aún llamados en muchas empresas 'recursos', y valga este paréntesis como toque de atención), las cuales necesitan que los líderes muestren su compromiso por cuidarlas en todos los ámbitos del ciclo de vida del empleado y hacer juntos el viaje.
En este contexto de variabilidad y cortoplacismo, necesitamos unos líderes con unas marcadas (y conocidas por toda la empresa) habilidades de gestión empresarial y de personas (y su talento):
- Agilidad para modificar el paso cuando se necesite (que será en bastantes ocasiones).
- Transparencia y honestidad: necesitamos que las personas se sumen al proyecto y eso pasa por saber hacia dónde va la empresa y, sobre todo, cómo contribuye el trabajo de cada uno a la consecución de los objetivos generales.
- Humildad para saber reconocer los errores, que serán varios ante la incertidumbre constante.
- Tacticismo vs. estrategia: saber sumar planteamientos tácticos cuyo resultado dé una estrategia en continuo movimiento.
- Cercanía: las personas demandan que sus líderes no estén tan separados del día a día y esto les impida ver la realidad.
Pero esto no sólo va de líderes y de cómo 'ellos/as' tienen que preparar el terreno para que haya espacio de crecimiento, para fomentar la innovación y la creatividad, etc. Las personas también tienen que poner de su parte. Para que este viaje sea un verdadero éxito, éstas tienen que concentrar su talento y sus habilidades en los siguientes elementos:
- Primordialmente, voluntad para querer ser parte del proyecto.
- Innovación de pensamiento y acción: pensar constantemente cómo mejorar las cosas y allí donde se pueda, ponerlo en marcha.
- Reskilling, upskilling o como queramos llamarlo: en definitiva, adquirir los conocimientos necesarios para abordar no solamente lo presente sino también lo que está por venir.
- Digitalización: adquirir competencias digitales para hacer más eficientes los procesos y tareas rutinarias y así invertir más tiempo en añadir valor.
Es un baile entre dos y ninguno quiere que la pareja se trastabille pisando los pies del otro.
*** Beltrán de Ocio Segovia es miembro de la Asociación Española de Directores de Recursos Humanos.