La próxima era de la innovación en la nube ya está aquí y va muy en serio. La nube se está expandiendo hacia el edge y cada vez más compañías están desarrollando capacidades que no existen en los proveedores actuales. El objetivo que se persigue es avanzar rápidamente para mantenerse a la vanguardia y seguir siendo capaces de añadir valor.
En este sentido, los resultados de reciente informe 'Evolución de la nube', extraídos a partir de una encuesta entre responsables de TI, refrendan esta necesidad de innovación por parte de las compañías, concluyendo que, en la actualidad, los servicios en la nube no están cumpliendo las expectativas. Y es que hasta un 42 % de las empresas españolas coincide al afirmar que los servicios cloud adoptados en los últimos tres años no han estado a la altura.
Un primer paso para solventar estas carencias pasa por impulsar una cultura empresarial basada en situar los datos en el centro de las organizaciones, en lugar de organizarse únicamente en torno a las personas, teniendo siempre en el punto de mira el objetivo de establecer redes de datos.
Aunque las personas son, por supuesto, fundamentales, organizarse en torno a los datos y permitir que los profesionales accedan a ellos y los compartan conducirá a la democratización de los estos, dando lugar a un renacimiento de la productividad empresarial.
En consecuencia, cuantas más personas tengan acceso a los datos (gobernados, por supuesto) y cuantas más conexiones de datos puedan compartirse, más valor se obtendrá de ellos. Un valor que aumentará de forma exponencial, de hecho.
Este ecosistema centrado en los datos demanda nuevas arquitecturas que integren infraestructuras, atributos de plataforma únicos y software para resolver nuevos problemas que puedan surgir. Brindando, además, oportunidades en los entornos cloud que van más allá de las implementaciones convencionales de la multinube. Es aquí cuando emerge con fuerza el concepto de la supernube (acuñado por Dave Vellante, analista jefe de 'The Wikibond') y todo lo que puede aportar para ofrecer soluciones a conflictos futuribles.
Generar valor diferenciador
Además, la tendencia actual del mercado apunta, de manera cada vez más pronunciada, a que los clientes necesitan utilizar más de una nube simultáneamente. Estas nubes operan en su mayor parte en silos desconectados y requieren habilidades y entornos de desarrollo y operativos diferentes, lo que provoca fricciones en el momento de pasar de una nube a otra. Es difícil compartir datos, mover el trabajo, asegurar y gobernar los datos, y hacer cumplir las políticas y los edictos de la organización entre las nubes.
En respuesta a esta problemática, la supernube se posiciona como una arquitectura diseñada para crear un entorno único que permita gestionar las cargas de trabajo y los datos en todas las nubes, en un esfuerzo por eliminar la complejidad, acelerar el desarrollo de aplicaciones, agilizar las operaciones y compartir los datos de forma segura independientemente de su ubicación. Las supernubes no tienen exclusivamente la capacidad de resolver problemas específicos, sino de generar un valor diferenciador para las empresas.
La supernube ofrece servicios sin fisuras basados en el consumo a través de múltiples nubes distribuidas, y está optimizada para un objetivo específico que se alinea con el problema que está resolviendo. Por ejemplo, puede estar optimizada para una optimización del coste, la baja latencia, el intercambio de datos, la gobernanza, la seguridad o un mayor rendimiento de las redes. Pero la cuestión clave es que el conjunto de servicios prestados se centra en un valor único que no ofrecen los hiperescalares (los tres principales proveedores de la nube: Amazon, Microsoft y Google) a través de las nubes, además de operar de una forma más eficiente.
Los servicios en la supernube pueden estar relacionados con la infraestructura, los servicios de aplicaciones, de datos, de seguridad, de atención a los usuarios… Y están diseñados y empaquetados para aportar un valor único a los clientes, que los hiperescalares no ofrecen en las nubes o en las instalaciones. Además, se trata de unos atributos que están altamente automatizados siempre que existe la posibilidad. Las supernubes siguen el ejemplo de los hiperescaladores en cuanto a minimizar la intervención humana, aplicando la automatización al problema específico que están resolviendo.
En definitiva, las supernubes emergen como una tecnología crucial para avanzar hacia una nueva era de la innovación en los entornos cloud. Están optimizadas para resolver problemas específicos como la baja latencia de las bases de datos distribuidas, la rapidez a la hora de generar copias de seguridad, la recuperación de información o la protección contra el ransomware.
Sin embargo, el factor que convierte a la supernube en una tecnología diferencial y disruptora es que su capacidad para crear un valor incremental que vaya más allá de la compatibilidad dentro de cada nube. En un mercado cada vez más competitivo, la capacidad para innovar en tecnologías que generen valor es un objetivo que permitirá a las empresas liderar dentro de la economía digital.
*** Esaú Alonso, country manager de Couchbase para España y Portugal.