Me gustó mucho este segundo Wake Up, Spain! Porque pese a todos los contratiempos económicos y bélicos, la actitud casi unánime fue de esperanza. De fuerza. De lucha. De optimismo por un futuro apasionante lleno de oportunidades.
Me gustó porque el "Davos español" ha servido para confirmar que hacía falta un foro como éste. Se ha consolidado. Ha demostrado que es necesario tener un lugar, al menos una vez al año, donde concentrar una tormenta de ideas de los más grandes, de quienes tienen en sus manos gran parte de nuestro destino. Público, privado y digital. Donde se invite a la reflexión profunda. Se pueda pensar, analizar y proponer desde la suma y el respeto. Empujar todos en la misma dirección.
Y me gustó, sobre todo, porque cuando reflexionamos te das cuentan de que éste es un país con un gran sentido común y una gran capacidad de acción. Con muchísimas más ideas que nos unen de las que nos separan y con una oportunidad en esta nueva era digital como probablemente hace siglos que no la teníamos.
Era la segunda edición. Estuvimos dándole vueltas a introducir novedades en el formato, pero optamos por consolidar. La del año pasado había sido una edición muy particular, recién salidos de los confinamientos intermitentes, sin vacunar... todos vinieron a secundar ese mensaje a la acción: Wake Up! Fue un "no desfallezcamos, hay futuro".
Había que comprobar en una segunda edición que el primer Foro Económico Español no había sido oportunista, sino necesario. Y vaya si lo es. Más de 200 ponentes, con 8 ministros y vicepresidentas y su presidente del Gobierno, quien aportó el anuncio de un PERTE de 11.000 millones para abrir debate. El de los chips y semiconductores. Muestra de la necesidad de colocar a la digitalización en el centro del debate político y económico. Fue el chupinazo que abrió un brainstorming de más de 50 horas entre líderes de empresas e instituciones. Intervenciones preparadas, en un formato que sirve para conocer los mismos problemas desde diferentes puntos de vista.
Wake Up, Spain! es el vértice de un prisma de tres caras que se ensamblan. Es la co-creación entre los principales gestores públicos, los máximos dirigentes de la economía y los mejores exponentes de la digitalización. El prisma de la sociedad que reflejan cada día de EL ESPAÑOL, INVERTIA y D+I.
Pedro J. volvió a sacar su descomunal agenda. Ya lo dijimos el año pasado. Y a lo largo de estos doce meses se ha confirmado. En España ahora mismo sólo hay una persona capaz de reunir a tal elenco de VIPs. Es Pedro J., que por el camino de los cientos de llamadas, decenas de reuniones, almuerzos y encuentros previos durante meses, le ha dado tiempo para dejarse la vesícula en la mesa de un quirófano. El resto hicimos lo propio con nuestras modestas aportaciones, cada uno en su especialidad.
Mucho trabajo detrás. Moderadores de nivel, pero implacables con los tiempos. Unos y unas periodistas y audiovisuales, rápidos y certeros. Y en paralelo, toda una compleja maquinaria. Un engranaje que permitió que todo funcionase con gran precisión. Un equipo de 10 profesionales, todas ellas mujeres. Diez de Diez. No falló ni un sólo ponente, todos llegaron a su hora. Los tiempos se cumplieron escrupulosamente.
Teniendo en cuenta las complicadas agendas de los participantes nacionales e internacionales, uno vuelve a pensar que tuvimos una ayuda extra. Sí. ¡Gracias Raimunda!. Nos echó una mano nuestra amiga. El espíritu que habita en el Palacio de Linares, sede de la Casa América donde se celebró. El alma del Wake Up es femenina.
Tecnologías y consenso
Para quien suscribe, que ve desde hace años la vida con gafas de disruptor, Wake Up, Spain! es ya el mejor termómetro del avance de la era digital en España. Es el punto en el tiempo para medir la velocidad, para chequear el cambio. Si en la primera edición vimos balbucear proyectos con algunas tecnologías, en esta se ha notado el dominio de sus aplicaciones, con sus ventajas y sus riesgos.
La oportunidad y necesidad de la transición energética, las opciones del hidrógeno verde o el imparable cambio al coche eléctrico. La escasez de talento o las soluciones para promover vocaciones STEM. La ilusión del agricultor digital. La urgencia del despliegue del 5G, la toma de conciencia por la ciberseguridad, la necesidad de mantener la soberanía de los datos o la de humanizar la tecnología.
Es ilusionante ver cómo descubrimos al unísono las oportunidades que se otean en el inicio de una nueva era. Se contaron cientos y cientos de proyectos. No hubo ponente que no desgranase al menos uno. Los conceptos de la era digital hibridan con los proyectos de las empresas y las diferentes administraciones. En un año, hemos dado un salto importante a la era digital.
Y para que todo funcione, para que podamos dar este complicado paso de cambiar las cañerías sin que se pierda el agua, en medio de una crisis de precios de la energía, de una inflación desbocada y de una amenazante guerra a las puertas de Europa... Para que todo eso sea posible, quedó claro que necesitamos paz. Consenso. Acuerdos. Estabilidad a largo plazo en la política. Ese fue el clamor del Wake Up, Spain! de este año. ¡Asegúrennos paz política, por favor, que ya tenemos bastante con lo nuestro!
Seguro que lo oyeron. Pero quizás no lo escucharon. Porque Sánchez y Feijóo se reunieron en Moncloa la penúltima jornada del foro. Al menos hubo cordialidad. Por algo se empieza.
No debe ser fácil dirigir un Gobierno, ni el principal partido de la oposición. Son tiempos complicados. Como tampoco lo es dirigir una empresa o ser un buen profesional. Pero ambos, Sánchez y Feijóo, tienen la suerte de ejercer esos cargos en un país que esta semana ha demostrado estar muy preparado y ser muy consciente de los retos que le aguardan.
Los ponentes de Wake Up, Spain! les han regalado sus reflexiones en forma de ramo de flores de chocolate. De diferentes texturas y sabores. Pero un ramo unido y dulce. Este es un país ahora mismo lleno de proyectos, con y sin perspectivas de PERTES. Estamos, como el resto del primer mundo, iniciando un gran cambio en nuestras vidas y, por primera vez en la historia reciente, ésta revolución no sólo no la vamos a perder, sino que jugamos con algunas buenas cartas.
Que sus asesores les coloquen ese regalo en sus despachos. Que se lo muestren cuando duden en sus decisiones o cuando se embarren en el fango del debate parlamentario, para que saboreen el dulce futuro que podemos tener si dan estabilidad al país.
Quizás nosotros deberíamos enviarles las conclusiones del Wake Up, Spain! Y pedirles un día que nos reflexionen sobre ellas... ¿Y por qué no?
** Rafa Navarro es editor de D+I y cofundador de Inndux e Innsomnia.