Productividad poscovid: hechos, no opiniones
Einstein decía que la locura era hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes. Si esto es cierto, podemos afirmar que todos somos locos y, como diría Julio Iglesias, “lo sabes”.
Si recordamos los dos últimos años, hemos vivido una pandemia que, cuando se acercaba, nadie creía; y cuando nos abofeteó todos pensaban que nunca se iría. Llegaron negadores de las vacunas, aunque las vacunas hayan parado el avance del virus. Donald Trump dijo, incluso, que no había que temerla. Sugirió que fuera tratada inyectando desinfectante y hubo gente que bebió desinfectante para erradicarla. ¿En qué época vivimos? ¿En la de la ciencia o en el Medievo?
Comenzamos con un teletrabajo forzado, cuando nadie daba un duro por trabajar a distancia, y demostramos que éramos capaces no de teletrabajar, sino de vivir con nuestra familia encerrados durante meses y trabajar, a la vez que seguíamos adelante sin morir en el intento.
Pero cuando el virus se fue –un poquito– volvimos a las antiguas costumbres y me dirás: "Eso es bueno". Y yo te preguntaré: "¿Cómo lo sabes? ¿Lo has comprobado?".
Esa es la cuestión que tenemos que tener muy clara, nunca debemos poner las opiniones por encima de los hechos.
Te pongo un ejemplo muy sencillo para que lo entiendas de una forma muy drástica: ¿A qué animal temerías más, a un tiburón blanco o a un caracol?
Piénsalo. ¿Lo tienes ya?
Exacto, habrás elegido al tiburón. Como individuo es normal que le tengas miedo, que le tengamos más miedo a un tiburón con sus amplios dientes que a un caracol con su baba, pero como grupo, debemos temer más al caracol.
Sí, al caracol, ya sabes, ese que se arrastra con la casa a cuestas soltando babas y que mide unos centímetros.
Pero ¿Por qué?
La creencia de que el tiburón blanco es más temible que el caracol se basa en una suposición por el miedo que nos da a cada uno de nosotros. El hecho es que un tiburón mata de media 10 personas al año y el caracol a unas 10.000. ¿Cómo? Debido a que causa una enfermedad denominada esquistosomiasis, que nos transmite un parásito (gusanos) que viven dentro de los caracoles.
Por eso, el método científico nos ayuda a no dejarnos llevar por lo que nos asuste, por lo que opinemos, o por lo que nos parezca, sino por aquello que podamos comprobar, aquello que podamos certificar fehacientemente.
¿Te imaginas que puede pasar en tu proyecto porque supones que estás usando al proveedor más eficiente? ¿Y si no lo es? ¿Y si es incluso peor que otros? No te preocupes, usa el mismo método científico. Primero toma valores del desempeño de esos proyectos de desarrollo de software. Elige el parámetro que te interesa analizar: esfuerzo, coste, calidad, …
Luego, normalízalo por unidad de producto software. Este cálculo nos permite poder comparar con los resultados obtenidos en otros proyectos, otros equipos, otros proveedores, permitiendo así saber quién lo realiza mejor.
Por último, compara con el mercado, mira cómo es el desempeño de los equipos con respecto al mercado. Esto te permitirá saber si tienes un caracol o un tiburón dentro de tu desarrollo y no sólo detectarlo, sino identificarlo y que puedas tomar medidas para corregirlo.
¿Te imaginas estar desarrollando en metodologías ágiles y que realmente te cuesten más los desarrollos sin ningún beneficio adicional? Este método que hemos definido te ayudará a detectarlo y, como diría Julio Iglesias, “lo sabes”.
¿Te imaginas seguir desarrollando tus proyectos según un método tradicional porque crees que es el más eficiente y encontrar que puedes optimizarlo de forma sencilla? Eso es lo que puedes obtener.
Abraza la ciencia, abraza el método científico y aplica un benchmarking para salir del mundo de las creencias y entrar de lleno en el mundo de las certezas… y lo sabes
*** Julián Gómez Bejarano, Chief Digital Officer de LedaMC.