La medicina estética es un sector al alza. Se refleja en todos los estudios de mercado y paneles de consumidores y se oye hablar de tratamientos cada vez más en boca de familiares, compañeros de trabajo y amigos.
El crecimiento a doble dígito del sector desde hace más de una década ha llevado a que el tamaño del mercado se multiplique varias veces. La pandemia, lejos de afectar al sector, lo ha acelerado gracias a que un gran número de nuevos pacientes han debutado en ella.
La etimología de la palabra innovación viene del latín y significa "acción y efecto de crear algo nuevo”. Pero nadie dijo que ese “algo” nuevo tuviera que estar necesariamente relacionado con un producto. O incluso con un servicio. Ni siquiera con uno sólo. Innovar es mucho más amplio y caleidoscópico.
Hablemos hoy de medicina estética y del cúmulo de innovaciones que han llevado a la situación de crecimiento vertiginoso actual.
De reparar a cuidar
Desde luego, la alta especialización de los doctores que a ella se dedican junto con los últimos descubrimientos en anatomía facial de la última década, han llevado a que la medicina estética se haya transformado.
En el pasado la medicina estética era reparadora. En la actualidad, los doctores de medicina estética del siglo XXI conocen la anatomía facial y realizan diagnósticos a medida del paciente. Tienen claro que la belleza auténtica es ser como cada un@ quiere ser y que la belleza es innata. Es una medicina estética que te acompaña a lo largo de tu vida y que se adapta a tus necesidades en cada momento. Es una medicina estética que te cuida.
Que permite que te veas mejor. Que enlentece el proceso de envejecimiento siendo tú. Que te permite aumentar aún más tu seguridad.
La normalización
El proceso de normalización de la medicina estética que vivimos en la que cada vez más personas, famosas o no, cuentan y hablan en público sobre sus tratamientos estéticos, y reconocen ser usuarios de rellenos de ácido hialurónico entre otros lo ha propiciado.
La medicina estética del exceso, de la exageración, en buena parte está en proceso de desaparición, y los tratamientos bien realizados en la actualidad, no llaman la atención. Tal vez comentarios como “tienes una imagen más descansada” o “estás muy bien” son pistas, pero no desvelan que detrás hay un tratamiento de medicina estética. Sólo hablando se está consiguiendo normalizar la medicina estética, ya que precisamente los tratamientos bien realizados, no llaman la atención y pasan desapercibidos.
Y no son sólo los pacientes los que hablan en público de sus tratamientos. Los doctores especializados en medicina estética están llevando también a cabo una gran labor de normalización a través de la comunicación de manera transparente de los tratamientos. No sólo en sus consultas y en medios de comunicación, sino también muchísimo en redes sociales. Y hablan de que no existen tratamientos mágicos en medicina estética, sino mucha ciencia detrás de cada uno de los productos que se usan y mucha pericia en los actos médicos que se realizan.
El desarrollo de la medicina moderna se ha fundamentado en compartir los conocimientos y el buen hacer, y precisamente ese es uno de los motores de la nueva medicina estética. Y que no hay que jugársela, ya que cara, sólo existe una.
Los ingredientes del porqué nos preocupamos (más) por nuestra apariencia
El primero ha sido la digitalización y el aumento de las redes sociales. Estos dos disruptores han motivado que los consumidores tengamos acceso a un volumen de información impensable hace tan sólo una década. Nuestros móviles tienen varios miles de veces la potencia de los ordenadores que llevaron al hombre a la Luna y nos dan acceso a la mayor cantidad de información que el ser humano ha tenido en toda la historia.
Otro ingrediente ha sido la macrotendencia de consumo del autocuidado personal, en la que las personas nos preocupamos cada vez más por el envejecimiento saludable, por la prevención en vez de la curación. En esta tendencia de consumo se incluye la práctica de ejercicio (pilates, entrenadores personales, gimnasios…), consumo de suplementos alimenticios, uso generalizado de cosméticos… y la medicina estética como forma de cuidarnos y hacer que esa confianza innata, que tenemos en nosotros mismos, se vea mejorada. Todo esto ha llevado a que la edad media de debut del paciente de medicina estética disminuya.
El tercer ingrediente, también digital, es el aumento de la sociabilización digital a través de aplicaciones (Instagram, Tik Tok, Linkedin…) y telereuniones (Zoom, Teams …) que nos ha llevado a vernos más frecuentemente en fotografías y en pantallas, en innumerables ocasiones, con iluminación incorrecta que potencia y magnifica nuestras ojeras, nuestras arrugas y nos ha hecho percibir que no sabemos qué necesitamos, pero queremos vernos mejor.
Los productos han multiplicado las posibilidades
Un Médico amigo dice que en el pasado tenía un maletín de herramientas muy pequeño y poco contrastado empíricamente para trabajar en medicina estética, y que en la actualidad este maletín es muy amplio. Los nuevos rellenos de ácido hialurónico resilientes, dinámicos, permiten hacer abordajes y tratamientos con productos específicamente desarrollados para áreas anatómicas concretas. Esto ofrece al doctor oportunidades de hacer un diagnóstico anatómico a medida, una planificación del tratamiento específica y la elección del producto correcto para el objetivo definido.
Sus grandes protagonistas según el estudio ISAPS 2019 son los rellenos de ácido hialurónico y el botox.
Y el resultado de todo ello…
Todos los ingredientes anteriores han tenido como resultado que la medicina estética moderna sea un importante compañero de viaje, porque el envejecimiento saludable nos permite vivir mejor la vida, disfrutarla más y sentirnos mejor. El médico estético se ha convertido en un auténtico arquitecto facial. El profesional que es capaz de entender el envejecimiento, diagnosticar y adaptar los tratamientos para conseguir el resultado deseado.
Las caras con rellenos de ácido hialurónico u otros tratamientos estéticos, bien diagnosticadas y tratadas, que reflejan naturalidad, no llaman la atención. Y lo cierto es que cada vez hay más pacientes tratados a nuestro alrededor.
Múltiples innovaciones permiten a un sector acelerar su crecimiento. Y esas mismas innovaciones han roto los tabúes del pasado relacionados con la medicina estética en la que si te realizabas tratamientos estabas “retocad@”, “no pareces tú”, eres “antinatural”, “artificial” etc. cada vez más, los pacientes son simplemente personas que aun sintiéndose bien consigo mismas, recurren a la medicina estética para sentirse mejor
*** David Fernández es consejero delegado de Teoxane Ibérica.