Si no lo compra, lo invierte, y luego todo lo conecta. El talento no se le escapa. Donde pone los ojos, sitúa la mira y dispara hasta hacerse con la presa. Yago Arbeloa juega siempre con cuatro delanteros en cada partido, ficha a los mejores pagando su cláusula al más puro estilo ‘the boss’, y luego todo suena a sinfonía. Su sonrisa, su cercanía, su templanza y su amistad le convierten en la persona señalada para juntar y hacer brillar a los mejores líderes, a los más top.
No es de las caras (sí apellidos) más conocidas del ecosistema startapero, pero lleva en él más de 20 años. Ni yo (el brasas número uno) conozco en persona a Yago Arbeloa. Tan solo un par de horas zoomeando con él, tiempo en el que se convierte en tu mejor amigo. Porque todas las fuentes consultadas para esta humilde columna le sitúan como uno de sus mejores amigos, no por pasta, si por hacerlo brillante, sobresaliente, con buen rollo y con favor de por medio. “Siempre me gusta ser el que haga el primer favor a la otra persona”, me comenta abriéndome el apetito de pedirle una comida en en Takumi, de su primo Álvaro.
Más de palcos que de gradas, Arbeloa es un adicto de las iniciales: Y.A., HMG, ADEFAM, AIEI, RMCF. Las primeras, sus iniciales, marcadas por un apellido que supone una telaraña para saber que “al lado del precipicio siempre estará el colchón de mi hermano Álvaro”; la segunda, su gran emblema profesional, Hashtag Media Group, el conglomerado de empresas que, bajo su tutela, ha logrado consolidarse como uno de los principales grupos de marketing y publicidad de nuestro país; la tercera y cuarta (véase su Linkedin) su apoyo y apuesta por el ecosistema empresarial donde lidera un par de asociaciones; y las últimas, las que más le hacen sufrir.
En su faceta más innovadora, además de emprendedor en serie, se sitúa como un Business Angel que alcanza el Family Office, y que cabalga sin saberlo (sin contarlo mejor dicho) hacia convertirse en un VC de referencia… Si lo hace, será el mejor, sin duda. Sus fieles escuderos en esta aventura son sus hermanos Raúl y Álvaro, a los que teme fallar algún día, junto con Ángel Asín, que se agrupan bajo la nomenclatura de Viriditas, el vehículo de inversión que comienza a sacar la cabeza. Pura vitalidad.
Actualmente cuentan con 43 empresas invertidas, 13 de ellas out, y contando ya 5 exits. En pasta, más de 3,2 millones invertidos, medio millón palmado, y 1,2M en forma de alegrías. El triunfo más sonado, la venta de Sync, valorada en más de seis millones de euros, sin especificar porcentajes ni beneficios. Sus inversiones en la actualidad, por si tú, emprendedor, le necesitas, además de ser la llave que abre todas las puertas (en cash se centran en torno a los 125.000) entrando en “proyectos muy seed” (con menos cash claro y pensando en dar la campanada), o en compañías ya invertidas, como Devengo, donde poseen el 5%. ¿Su mejor inversión? “Los contactos, la gente. Son la clave de todo”, afirma marcando de nuevo su sello de networker y relaciones públicas.
Una de sus inversiones en la que cabe la pena detenerse, y que a mí más me encantan, fue en We Are Knitters, en los siempre amigos y triunfadores Pepita Marín y Alberto Bravo. Bravo por ellos. “Estuvieron hablando de lana y de tejer un buen rato… Y la verdad, de poco nos enteramos los presente..” Todo fluía como una presentación más (véase inversores mirando iPad, contestando wasaps..) y de repente, bombazo de Pepita, “pues en lo poco que llevamos ya estamos facturando 40.000 euros al mes”, ¿Cómo? “por favor, ¿puedes empezar desde el principio?”.
En lo personal, de lo que no he dejado de hablar desde el comienzo, ya que marca su forma de ser, su familia “lo es todo”. Entre sobrinos e hijos suman 12+1, algo que seguro marca su personalidad juvenil. Su mujer merece un monumento, digo yo, “es mi habilitadora, la persona que más me entiende” dice él. Y sus hermanos, Arbeloa. Su secreto mejor guardado es que en su currículum personal cuenta “con todos los permisos, de coche y moto, piloto privado de aviones, el de armas, capitán de yate o cualquier cosa que se pueda tener”. Yo soy muy simple: me quedo con el capitán.
Antes más activo, durante, menos ,y ahora con tambores de guerra, vuelve a la carga para apostar por el talento de un país que necesita urgentemente patria en forma de cash. Yago Arbeola sabe a la perfección que hoy se juegan los cuartos en el ecosistema innovador, que es la salida más real de un país al borde del colapso. En la publicidad siempre, sí, y en la comunicación y en el marketing online, pero la final de la Champions está hoy en las startups. Y por eso ha vuelto, al sitio donde empezó hace más de 20 años, al lugar donde hoy le requiere todo un ecosistema alineado, al espacio donde abrazan al ‘Búfalo’ (nunca cojas un vaso con la mano derecha) sus viejos amigos, los Novick, los Mon o los Knörr.