Reflexiones desde TechChill: “Para Europa, Israel es el modelo ideal de innovación”
El festival de la innovación en el Báltico recupera efervescencia, con un unicornio y destacando la importancia de pensar “globalmente”.
13 mayo, 2023 02:03Durante años hemos envidiado, ensalzado y buscado una réplica en Europa del ecosistema de innovación de Silicon Valley. Pero resulta que el modelo de éxito para una estructura tan fragmentaria como la de la Unión Europea, podría estar mucho más cerca: Israel.
Es el análisis que hacen los organizadores del festival tecnológico y de innovación en el área del Báltico TechChill, celebrado en Riga (Letonia). Y ahí lo detalla para D+I su cofundador Ernests Štāls: “Nosotros, los tres Estados bálticos, somos pequeños, así que ninguno tenemos un mercado local [suficiente] y necesitamos pensar [nuestras startups] globalmente desde el día uno”.
Letonia tiene dos millones de habitantes (Israel tiene unos nueve millones, que tampoco es un mercado significativo per se). Estonia es aún menor, con 1,36 millones de habitantes. Y Lituania, 2,86 millones. Son mercados interiores mínimos en comparación con los casi 48 millones de habitantes de España. Pero el nuestro, ya sabemos que tampoco resulta precisamente enorme…
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Para Štāls, también es una clave del éxito que sus startups “no son habitualmente B2C, sino B2B. No somos muy conocidos por lanzar redes sociales o ese tipo de cosas. De donde se puede obtener más beneficio es de la relación con compañías que ofrecen servicios. Compañías de software as a service (SaaS), como el unicornio que tenemos aquí…”.
Es un dato curioso: Letonia se acerca ya a tener dos unicornios en su ecosistema, y ambos se dedican a lo mismo: impresión y rotulación en camisetas, cartelería o lo que haga falta, funcionando como plataformas de servicios online.
Primero fue Printful la que alcanzó esa valoración y ahora también está en camino de alcanzar tal nivel Printify. En un TechChill que este año, en su duodécima edición, recuperó pulso y la efervescencia de antes de la pandemia, la bienvenida la daba a la entrada de la sede la figura de un unicornio a tamaño natural.
Tecnología e imaginación
Pero quizás lo más interesante de ambos casos es analizar cómo una actividad que pudiera parecer marginal (salvo para quien ande buscando una solución para serigrafiar las camisetas de algún equipo deportivo), se convierte en un estupendo negocio en crecimiento sin fronteras al utilizar tecnología, imaginación y métodos de organización innovadores.
El caso es que los últimos “han sido años muy duros”, confiesa a D+I Cristóbal Alonso, el patrón de Startup Wise Guys, una aceleradora esencial en el centro y este de Europa, que ya se extiende a Italia y España. Y siguen siendo tiempos difíciles, aunque Alonso aprecia que algo van mejorando.
Saltando de unas actividades a otras, la investigación y desarrollo de nuevas tecnologías ha incorporado a sus patrones la posible aplicación militar, sin tabúes. La tendencia ya se vio surgir con fuerza en la anterior edición del TechChill, con la agresión rusa a Ucrania recién lanzada.
Más de un año de guerra después, la bandera ucraniana sigue omnipresente en Riga y, en la conversación, esa tendencia se ha consolidado y normalizado tanto que incluso incorpora debates como que “el sector industrial de la defensa está dominado por hombres y apenas hay mujeres”, según subraya Brad Lunn.
El gerente de General Atomics Aeronautics observa entre “los emprendedores más interés en defensa que en producir artículos deportivos”.
Sin limitaciones éticas
Benjamin Wolba, de Lunar Ventures, declara sin ambages que “las limitaciones éticas [sobre desarrollar tecnología para la guerra] están superadas”. Como buen empresario, lo que le importa ahora es que tiene que “buscar retornos para los inversores”.
Lunn añade que, ahora, “tecnología civil fluye hacia uso militar” (antes solía ocurrir al revés), mencionando que la “OTAN ha creado el programa Diana para la innovación”.
Este debate, como todos los que se desarrollaron en la sala denominada Hurdle Stage, sirve para percibir cómo soplan nuevos tiempos y, a la vez, para apreciar el carácter innovador del evento, con un uso novedoso e imaginativo de auriculares desarrollado por la letona Brumo.eu.
Se trata de unos auriculares de apariencia normal, de los que cubren la oreja y se conectan por bluetooth, cuyo propósito es precisamente concentrarse en lo que se desea escuchar en un lugar concreto aislándose del ruido ambiental.
La mencionada Hurdle Stage estaba separada del auditorio contiguo por una especie de gran biombo, abierto, de modo que resultaba más sencillo enterarse de lo que pasaba en la otra sala, con sus potentes altavoces. Así que, en la sala pequeña, la peculiar imagen era ver a todos los asistentes con cascos (con iluminaciones surrealistas), para prestar atención a intervinientes que estaban apenas separados por tres o cuatro metros.
La segunda parte del invento de Brumo es que, recordando lo que dice Štāls, su modelo de negocio no consiste en vender el dispositivo, sino en alquilar su servicio (B2B) para eventos, cruceros u otras actividades en las que se impone el exceso de ruido o sea obligado mantener un ambiente silencioso.
Legislación amigable
Volviendo a la receta del éxito balcánico, según el análisis de Štāls, que no pone precisamente demasiado énfasis en dedicarse al hardware (“aunque algo hacemos también”), en una comunidad innovadora reducida se impone “la cooperación competitiva”.
“Por supuesto, cada uno [cada startup] trabaja para sí mismo, pero al mismo tiempo tenemos que cooperar a cierto nivel, porque compartimos el talento, el capital [su disponibilidad] y ciertas cosas de la comunidad”, añade.
“También hacemos ciencia avanzada. Ahí tiene a Cellbox Labs, por ejemplo”, prosigue Štāls, “que ha creado un dispositivo en el que puedes cultivar artificialmente células intestinales para probar medicamentos, en vez de hacérselos ingerir a ratas o que los tomen seres humanos. Está pendiente de patente”.
Otro aspecto que destaca como esencial, para el desarrollo innovador, es, naturalmente, la legislación, que en Letonia es “muy amigable con las startups”, especialmente en la reglamentación sobre stock options, como estímulo necesario para captar talento.
Štāls reconoce una ventaja ser de un país pequeño porque “normalmente siempre conocemos a alguien que conoce a alguien que está en posición de ayudar a cambiar cosas… En países más grandes, como España, puede haber muchas más capas para poder llegar hasta el Parlamento o el primer ministro”. (Y para colmo, añadamos, en el verticalizado Parlamento español probablemente sirva de muy poco poder proponer ideas a algún diputado…).
…Y hablar en inglés
Su planteamiento es que “tenemos que recordar a la sociedad que necesitamos las compañías que nacen, las startups, porque son las que pueden dar un acelerón a nuestra economía. Son necesarias todas esas grandes empresas que dan muchos puestos de trabajo, pero tenemos que apostar por the next big thing, porque eso no sólo crea compañías que molan, sino que a veces crean una industria completamente nueva, como ahora ocurre con la IA”.
Otros beneficios regulatorios para el emprendimiento en Letonia es su Ley de Startups, que les exime de pagos de “impuestos sociales”. Lo que en España corresponde a la seguridad social. “Si tienes que pagar a un empleado 1.000 euros y otros 600 de tasas [al Estado], con esta ley, durante un largo plazo sólo le pagas al empleado. Así que, si un inversor te da 200.000 euros, tienes más tiempo para desarrollarte con ellos”.
Y queda otra receta, cuya relevancia subrayan los organizadores del TechChill: el inglés. En Letonia (en Riga, al menos) puede dar la sensación de que todo el mundo habla inglés.
“Es importante, porque es el idioma de los negocios y es muy bueno hablarlo desde el día uno si vas a salir fuera”, afirma Štāls. La cuestión es no sólo aprenderlo. “Todas nuestras reuniones y presentaciones se hacen en inglés, aunque todo el mundo en la habitación sea letón”.
“Y es así, intencionadamente, por dos razones: primero, porque para vender fuera tienes que aprender a contar tu historia, practicar y adquirir el vocabulario. Y, segundo, muy importante, porque también viene aquí gente de fuera”, concluye.