Es la nueva “gimnasia mental” de los universitarios. En otros países, especialmente en China y EEUU, se trata de una práctica más que normalizada, casi natural. Se le conoce como hackatón, desafío, competición… pero todos se basan en el mismo planteamiento: un organizador tecnológico, un reto actual y una solución a desarrollar.
En España, este tipo de eventos está empezando a popularizarse sobre todo gracias al apoyo recibido por algunas organizaciones que ponen a disposición de los chavales la infraestructura necesaria para que puedan centrarse en lo suyo: programar. Es el caso de Torre Juana OST, que acaba de respaldar el Hash Code de Google. Es tan solo uno de los 700 hubs que en todo el mundo han acogido el ambicioso torneo de la multinacional.
Un centenar de jóvenes desarrolladores se han desplazado hasta este entorno histórico de la ciudad de Alicante con objetivos personales que van más allá del triunfo. “Buscamos experiencia”, comenta el joven Rodrigo Guzmán, minutos antes del pistoletazo de salida. “Para trabajar en grupo y para crecer personalmente”.
En la misma idea incide Andrés Pedreño, cofundador de IT&IS y anfitrión de la cita: el equipo. “Los programadores a veces tienen tendencia al trabajo individual, pero aquí se fomenta el trabajo colaborativo”, señala. Sin perder de vista que los participantes entran directamente en una red colaborativa a nivel mundial.
Una dinámica que complementa a la de la educación estandarizada. “Necesitamos este tipo de eventos, que ofrecen oportunidades de aplicar la tecnología a la vida real”, afirma el director de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Alicante, Andrés Montoyo. “Facilita esa gimnasia mental que nos falta en las aulas para aplicar lo aprendido en la universidad”.
Resalta la idea de combinar a personas que se mueven en el entorno empresarial con los estudiantes universitarios. Algo en lo que coincide el estudiante Borja Pozo, que repite como participante del Hash Code: “En estas competiciones te das cuenta de qué te falta”. El joven ve aquí la oportunidad de descubrir sus propias carencias, habilidades que aún no ha desarrollado, pero que en el futuro le resultarán valiosas.
Coordinación sin fisuras
Pozo y Guzmán son dos de los miembros del equipo Santísima Trinidad EPS. El grupo lo completan Miguel Pérez y David Martínez. Los cuatro son alumnos de Ingeniería Multimedia. Aunque tres todavía están en primer curso, llevan tiempo programando. Algunos se han apuntado a cursos, otros lo han hecho por su cuenta, “investigando por internet”, sin salir de casa. “Somos autodidactas, si aquí no lo eres, al final te quedas un poco corto”, dice Martínez.
¿Cómo son capaces de coordinarse para resolver un reto en tan poco tiempo? “Nuestro planteamiento es dividir el reto en las tareas más sencillas posible”, explica Pozo. Después las distribuyen en función de los conocimientos o la experiencia previa que cada uno haya tenido con ese tipo de tareas. “Eres tú contra la máquina”, concluye Pérez.