
Eugenio Oñate, galardonado con el Premio Nacional de Investigación 2024 en la categoría Leonardo Torres Quevedo.
Eugenio Oñate, Premio de Investigación: "Retener a los mejor formados es necesario para garantizar el progreso"
El investigador centra su actividad en el desarrollo de nuevos métodos de cálculo "que ayuden a entender mejor cómo se comporta el mundo".
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A finales del año anterior, el profesor Eugenio Oñate fue distinguido con el Premio Nacional de Investigación de 2024 otorgado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades en la categoría Leonardo Torres Quevedo, uno de los más altos reconocimientos en España a la investigación científica, por sus contribuciones a la mecánica computacional y los métodos numéricos. Sin embargo, su vida, como él mismo cuenta, realmente, "no ha cambiado tras recibirlo".
En una entrevista con DISRUPTORES-EL ESPAÑOL, Oñate cuenta que en su día a día sigue dedicándose a la investigación, con su equipo y con algunos doctorandos todavía en curso, a través de su puesto como profesor emérito de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y como Investigador Distinguido Senior del Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería (CIMNE), del que fue fundador. Además, también colabora con investigadores de la Escuela de Ingeniería de Caminos de Valencia y con el instituto IMDEA Materiales, del que es presidente del Patronato y del Consejo Científico.
En concreto, en sus propias palabras, está centrado en el desarrollo de nuevos métodos de cálculo "que ayuden a entender mejor cómo se comporta el mundo que nos rodea, con el fin de poner un granito de arena para mejorarlo". Eso sí, señala su alegría por esta distinción "por lo que significa de reconocimiento" a sus actividades de investigación y las de su equipo durante casi medio siglo.
Aplicar la ingeniería civil a otros sectores
Estos casi 50 años de carrera, explica Oñate, tuvieron su punto de partida en la etapa colegial, donde empezó a desarrollarse su interés por las matemáticas y la física, dos de los pilares de las ciencias de la ingeniería. Esta curiosidad le llevó a graduarse como ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en la Universitat Politècnica de Valencia (UPV), donde empezó a formarse en métodos de cálculos aplicados a la predicción del comportamiento de estructuras, fluidos y terreno. "Mi interés creciente por el cálculo me llevó de manera natural a especializarme en métodos numéricos, que son la versión moderna de los métodos de cálculo tradicionales, integrando conocimientos de las matemáticas, la física, la ingeniería y la informática", apunta.
En este período, destaca el cruce en su camino del profesor Olgierd Zienkiewicz de la Universidad de Swansea en Gales, donde realizó su doctorado. "Tuve la suerte de poder realizar esa especialización (...) con uno de los maestros en métodos numéricos a nivel mundial", afirma.
Así, de forma progresiva, Oñate se fue alejando de la ingeniería civil pura para centrarse en el desarrollo de métodos numéricos que permitiesen predecir el comportamiento de procesos de conformado de piezas metálicas para los sectores del automóvil o el aeroespacial, entre otros.
"Ese cambio aparente de dirección de mis estudios de ingeniería de caminos fue fruto de la visión el profesor Zienkiewicz que identificó la oportunidad (y necesidad) de trasladar los conocimientos de la ingeniería civil a otros sectores de la industria", explica. De hecho, como cuenta él mismo, en las dos décadas finales del siglo 20, los métodos numéricos, como los desarrollados en su tesis doctoral, posibilitaron el desarrollo de nuevas generaciones de vehículos y productos industriales metálicos de menor peso.
El profesor e investigador cuenta que esta práctica de utilizar conocimientos adquiridos en un campo para resolver problemas de otro ha sido un mantra que ha internado aplicar a su carrera y, especialmente, fue su motivación para promover la creación en 1987 en la Universidad Politécnica de Cataluña del Centro Internacional de Métodos Numéricos en Ingeniería, un centro de I+D+i, que desarrolla nuevos métodos de cálculo para aplicaciones en muchos campos de la ingeniería y que dirigió hasta finales de 2022. También, en sus investigaciones en el desarrollo de métodos numéricos para resolver problemas en los que interactúan estructuras con fluidos, llevados a cabo en su etapa en la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos en la UPC, donde aún es profesor.
"Mi grupo de CIMNE y la UPC hemos desarrollado tecnología para proyectar y construir hangares de gran tamaño para mantenimiento y reparaciones de aviones y otros vehículos y puentes ligeros y portables para ayuda a la restauración de las comunicaciones por tierra en emergencias", ejemplifica.
Retener el talento
Oñate es, probablemente, una de las personas que más conocimiento tienen del ecosistema investigador, tanto en España como fuera de este país, debido a su extensa experiencia. Preguntado por las fortalezas del mismo a escala nacional, el profesor emérito de la UPC afirma que los graduados españoles tienen una forma equiparable, "si no superior", a la de otras regiones y también precisa que uno de sus puntos fuertes es la coexistencia entre la universidad clásica y los centros de investigación creados por las comunidades autónomos.
Aun así, precisa que este se enfrenta a una serie de retos, entre los que destaca la retención de los mejores, a nivel doctoral, o de su captación de vuelta tras el doctorado.
"El problema, bien conocido desde el mundo académico, es que la oferta económica que desde el sector público se hace a las personas que quieren realizar su tesis en España, o bien regresar a nuestro país después del doctorado, no es competitiva, en términos salariales y de estabilidad laboral, con la que se les ofrece en otros países", insiste. "Este es en mi opinión el quid de la cuestión que hay que resolver de forma urgente. Son las personas las que promueven el desarrollo de los países, y retener a los mejor formados en España es condición necesaria para garantizar el progreso de nuestro país, en todos los sentidos".
Oñate explica que la clave para retener estos perfiles "es muy simple" y pasa por ofrecer una oferta atractiva a nivel salarial y de estabilidad laboral, sea en la universidad o en los centros de investigación, a los mejores estudiantes. "El campo de mejora es enorme si miramos a la situación actual, que hace España poco competitiva en un mundo donde los mejores investigadores españoles son muy buscados y apreciados", insiste. "España tiene que competir en esa liga internacional. En mi opinión, estamos perdiendo la partida, pero nunca es tarde para reaccionar, habría que hacerlo con urgencia".
Por otro lado, apunta que otra vía con "mucho margen de mejora" es que las empresas apuesten por investigadores para desarrollar ciencia aplicada y tecnología en colaboración con las universidades y los centros de I+D+I. Las ventajas, señala, "son enormes para todas las partes", ya que los salarios son superiores a los que se ofrecen desde el sector público y todos se beneficiarían de la explotación comercial de los resultados de las investigaciones.
Además, el profesor pone el foco también en las etapas más tempranas de la formación y afirma que es esencial explicar a los alumnos la importancia de una buena educación en matemáticas y física para su aplicación en temas que ayuden a mejorar el mundo, así como para proporcionarles muchas oportunidades para un desarrollo profesional y personal.
¿Y ahora, qué?
La entrevista con Oñate termina preguntándole en qué está trabajando ahora, después de haber recibido el galardón, y, sobre todo, qué le queda por descubrir tras casi media década dedicándose a la investigación. Según cuenta él mismo, su interés sigue centrado en desarrollar nuevos métodos de cálculo para entender cómo se comporta el mundo, intentando mejorarlo.
En concreto, explica que, actualmente, está focalizado en desplegar modelos matemáticos y métodos numéricos para resolver problemas que afectan a la seguridad de las construcciones sometidas a la acción de corrientes de agua originadas por efectos climáticos extremos (inundaciones, deslizamientos, vertidos o tsunamis).
En sus 50 años dedicado a la investigación, Oñate cuenta que este campo ha cambiado progresivamente con la introducción de técnicas de IA y de computación avanzada, que aumentan la rapidez y la precisión, a lo que se han sumado las prestaciones de nuevos materiales. "En cualquier caso, es esencial no olvidar la importancia de conocer en profundidad los fundamentos de la física y la matemática del problema en cuestión, sin los cuales ningún método de cálculo puede proporcionar resultados fiables", concluye.