Ojo! Una buena noticia. España ha subido cinco posiciones en el ranking de innovación de la Unión Europea, ocupando el puesto 14 de 27. Es el resultado del European Innovation Scoreboard 2020, publicado por la Comisión Europea (CE) esta semana. Pero no es oro todo lo que reluce: nuestro país sigue anclado en el tercer escalón europeo, entre los países considerados "moderados" por su nivel de innovación. No consigue ascender a la siguiente categoría, la de "innovador fuerte", aunque vecinos como Portugal sí lo han conseguido.
¿En qué somos buenos? Según este informe, solo destacamos por encima de la media comunitaria en tres de los 10 grupos de indicadores: capital humano, entorno favorable y empleo en innovación. Salimos peor parados en emprendimiento por razón de oportunidad (es decir, los emprendedores se animan a crear empresas por necesidad), inversión en I+D en el sector empresarial, inversión en innovación en las empresas y en exportación de servicios intensivos en conocimiento.
Una sensación agridulce que también se desprende de otro informe publicado este mes por la CE, Science, Research and Innovation Performance of the EU 2020. La primera gran conclusión es que la inversión en I+D está cayendo en toda Europa. Si en el 2000 representaba el 22% del total mundial, en 2017 bajaba hasta el 17%. Lo mismo le pasa a EEUU que ha pasado de concentrar el 37% al 26%. ¿Quién sube? China, que ha sorprendido con un vertiginoso ascenso del 5% al 24% actual.
El siguiente problema es que solo entre Alemania, Francia e Italia concentran el 61% de toda la inversión en I+D de la UE. De hecho, únicamente el país germano representa el mismo gasto que otros 24 estados miembros en conjunto.
Además, en Europa, el sector público financia más de un tercio de la innovación, un porcentaje que aumenta en aquellos países "menos intensivos en investigación, donde las condiciones de la inversión privada en I+D no son todavía suficientemente atractivas". Es el caso de España, que solo obtiene un 47,8% de su financiación del sector privado (una cifra muy lejana al 66,2% de Alemania). Asimismo, nuestro país es uno de los que más depende de los fondos europeos, con un 10,4% del total (también muy distanciado del 5,9% de Alemania).
No salimos mejor parados en las competencias económicas. El informe de la CE se refiere a "ingredientes esenciales" para aumentar la productividad como son la calidad de gestión, la estructura organizacional o la formación de la fuerza laboral. En este caso, España vuelve a aparecer en las peores posiciones de la tabla, con una inversión en estos asuntos inferior al 1,5% del PIB.
No es hasta llegar a la ciencia cuando empezamos a ver datos positivos para nuestro país. Destaca, por ejemplo, su crecimiento en el ranking de publicaciones científicas más citadas, pasando del 1,4% del año 2000 al 2% de 2016. La misma situación se produce en la clasificación de solicitudes de patentes más citadas en el mundo (un índice que sirve para medir la calidad de las mismas), donde, de nuevo, España ocupa el pódium europeo.
La fuerza emprendedora
Cuando se trata de emprendimiento, nuestro país demuestra que, al menos, es un actor a tener en cuenta. La UE cuenta con siete ecosistemas de startups en el top 30 mundial (EEUU, 12 y China, tres). Y uno de ellos es español. Barcelona logra imponerse como una referencia internacional en emprendimiento, ocupando el puesto 27 de la clasificación realizada por Startup Genome.
París se alza como líder europeo (con la novena posición global) gracias a sus facilidades para acceder a financiación, su conectividad global, la calidad del talento tecnológico y el acceso a profesional con conocimientos en ciencias de la vida. Le siguen Berlín (10), Estocolmo (11) y Ámstedam (15).
Cuando se trata de ecosistemas especializados en verticales de negocio, vuelve a aparecer una región española. El estudio europeo apunta hacia cuatro sectores concretos: fintech (finanzas), cleantech (tecnologías limpias), agritech (agricultura) y fabricación avanzada y robótica. Europa está especialmente bien posicionada en los ecosistemas de tecnología financiera y aquí es donde destaca Madrid (junto a Berlín, Copenhague, Estonia, Frankfurt, Lituania y París). Siete ecosistemas que, comparados con los tres de EEUU, demuestran la fuerza europea en fintech.
Las diferencias entre países de la UE en cuanto a inversión en I+D también tienen su efecto en los ecosistemas de emprendimiento. En este caso se dividen en tres grupos de regiones. El primero incluye a algunas de las grandes ciudades como son Londres, París, Berlín o Helsinki. Aquí también se incluye Madrid. "Las aglomeraciones de firmas innovadoras, los individuos capacitados, los centros de investigación públicos y las universidades líderes están detrás de la inversión en I+D en estas zonas", señala el informe.
El segundo grupo, sin presencia española, hace referencia a las zonas tradicionalmente industrias que actúan como motor de la economía europea (como el norte Austria, Alemania, Países Bajos el sur de Inglaterra). Por último, los países nórdicos concentran un modelo distinto a los anteriores, con una puesta clara por la I+D.
Otra buena noticia para nuestro país es que consigue colarse en el ranking de scaleups de la UE, con 317 en 2018. Se trata de empresas que han logrado dar el siguiente paso de las startups, avanzado en la ejecución de su modelo de negocio y consolidando su crecimiento en ingresos y en empleados. Junto a Francia, Alemania, Suecia y Países Bajos, España representa dos terceras partes de las scaleups identificadas en Europa.
La cara negativa de este fenómeno son las empresas zombies, donde también destacamos como país. Estas firmas sobreviven en el mercado porque reciben un "soporte externo que las mantiene artificialmente vivas", a pesar de que no son rentables. Un fenómeno que se produce, especialmente, en el sector servicios. La consecuencia es que consumen recursos que, de dirigirse a otras compañías más productivas, llevarían a un mayor crecimiento.
España aparece en el grupo de países europeos con mayor número de zombies desde el 2008 y, aunque ha logrado una reducir su porcentaje, su presencia aún resulta es "problemática" para la UE. Resulta especialmente preocupante el dato en el sector inmobiliario y de la construcción, con cerca de un 15% de estas empresas ‘muertas vivientes’.
El estudio también destaca que el emprendimiento ha sido una opción clara en nuestro país y, en consecuencia, estas nuevas empresas han impulsado la creación de empleo. España se encuentra entre los cinco países europeos con más puestos de trabajo creados por startups, por encima del 4%, en comparación con el 1% de Bélgica, Alemania e Irlanda. ¿El problema? Que estos empleos se están generando en los sectores menos productivos, en concreto, el 80% del total de los trabajos creados por nuevas empresas en España.
El poder de la IA
La inteligencia artificial (IA) se ha alzado como un potencial agente de cambio para la productividad y la sostenibilidad. Aunque la UE se posiciona entre los líderes globales en ciencia relacionada con esta tecnología, falla cuando hablamos de innovación. El gran problema del que adolece es la falta de inversión, en comparación con EEUU y China.
En concreto, el peso de las publicaciones europeas en IA ha caído del 27% de 2003 a un 22% en 2017, mientras que China crece del 11% al 26%. ¿Quiénes son los principales generadores de conocimiento en esta materia? Alemania, Francia y... España. Entre 2015 y 2018, nuestro país lanzó 7.790 publicaciones sobre inteligencia artificial (Alemania lidera la clasificación europea con un total de 10.597). Entre los cinco principales contribuidores institucionales en cuanto a número de publicaciones destaca la Universidad de Granada, con 1.736.
El problema es que ninguna empresa o institución española se encuentra en el ranking de solicitud de patentes en IA. De hecho, de los 30 mayores solicitantes de patentes en inteligencia artificial en el mundo, 26 son compañías y solo cuatro son europeas (Siemens, Bosch, Philips y Nokia). Muchas firmas optan por la adquisición de startups para ganar conocimiento en esta tecnología. En este caso, entre 2015 y 2019, cuatro empresas españolas de recién creación especializadas en IA fueron compradas por terceros (a diferencia de las 25 de Reino Unido).
Políticas modernas
"La transición digital significa que las políticas deben evolucionar", dice el informe de la CE. Los autores reclaman un ‘mix’ que incluya el soporte a la investigación, laboratorios de I+D y hubs de innovación. Piden que las políticas se readapten para reforzar las habilidades digitales de la sociedad, promoviendo la ciencia abierta y asegurando la inversión.