El perfil de los clientes de la banca ha cambiado ante la llegada de las nuevas generaciones. Una de sus prioridades, en línea con las inquietudes de la sociedad actual, es el uso y consumo de productos sostenibles.
“El cliente financiero es igual de permeable que el resto de la sociedad en su interés por estas cuestiones, tanto en el tipo de soportes que utilizan como de compras que realizan, y cuál es su impacto en el medioambiente”, afirma Paloma Real, directora general de Mastercard en España.
Tanto es así que “el 85% de los consumidores está dispuesto a tomar medidas de forma individual para mitigarlo”, según apunta Real en referencia a un estudio realizado por la firma.
En el mundo se utilizan como medio de pago alrededor de seis millones de tarjetas fabricadas con PVC y que se renuevan cada tres o cuatro años con su consecuente impacto. “Por eso, hay que cambiar esa tendencia hacia métodos de pago digitales o al uso de materiales más sostenibles”, manifiesta la directiva.
Para dar respuesta a estas inquietudes, esta multinacional de servicios financieros ofrece a sus clientes la posibilidad de incluir en su oferta una tarjeta fabricada a partir de esos principios: con plásticos reciclables, de orígenes biológicos, libres de cloro y biodegradables.
El primer emisor español en incorporarla fue Banca March, en septiembre del pasado año. “El compromiso de Banca March con la sostenibilidad es un pilar de su filosofía centenaria, el crecimiento conjunto de clientes, empleados accionistas y la sociedad en su conjunto, lo que exige una gestión que contribuya a un modelo económico integrador y sostenible y que, al mismo tiempo, sea rentable para los grupos de interés con los que nos relacionamos”, defiende Jaime Borrás, director de Medios de Pago de Banca March.
Para certificar que la tarjeta cumple con los criterios de sostenibilidad, en Mastercard han creado un sello que permite identificarlas y diferenciarlas del resto. “Este sello garantiza que se han utilizado determinados materiales, y también el bajo impacto de la energía utilizada en su fabricación, su huella de carbono o los residuos que genera”, concreta Real. Cada año, estas referencias mejorarán a medida que mejoren los niveles generales de sostenibilidad.
Junto a esta solución orientada a aquellos clientes que quieren seguir usando una tarjeta física también están trabajando en soportes digitales. “La idea es avanzar en un producto puramente digital donde, aquí sí, desaparece completamente el plástico y, además, cumplir con las expectativas del púbico más joven y aumentar su vinculación con el banco”, apunta Borrás.
A este respecto, la solución Digital First de Mastercard permite tener la tarjeta directamente en el móvil, en el smartwatch o en una pulsera deportiva con todas las garantías de seguridad y operar con ella.
Ambos participantes en el encuentro coinciden en que el camino que se ha empezado a andar debe ser parte de un plan global de sostenibilidad. Lo que implica “empezar trabajando en la cultura de la compañía para impulsar todas las iniciativas que se planteen en este sentido, pero no sólo en términos de ESG (enviromental, social and governance), también con relación a los proveedores con los que se trabaja y a los productos y servicios que se ofrece a los clientes”, asevera la máxima responsable de Mastercard en España.
En ese sentido, Borrás enumera algunas de las iniciativas que se han puesto en marcha en Banca March, como un fondo temático solidario de March Asset Management (AM), gestora del Grupo Banca March, que sigue el artículo 8 de SFDR, promoviendo iniciativas sociales y ambientales junto con los tradicionales objetivos de resultados.
Mediterranean Fund invierte en dos tendencias relacionadas con los objetivos de desarrollo sostenible marcados por Naciones Unidas para 2030: los océanos como fuente de riqueza y la necesidad de su preservación, y el agua como bien escaso e imprescindible para la vida. Como fondo solidario, dedica el 10% de su comisión de gestión a proyectos relacionados con la conservación de los ecosistemas marinos.
En la actualidad, a través de Mediterranean Fund Banca March colabora con Reforest Project en la recogida de plásticos en flotación que se transforman en tela de poliéster para fabricar mantas para personas sin hogar; con la Fundación Oceanogràfic en el desarrollo de un estudio cartográfico en los espacios marinos del litoral valenciano que permitirá identificar el área de las praderas de posidonia; y con la Fundación Palma Aquarium en un proyecto destinado a la preservación de la biodiversidad del Mediterráneo mediante la reproducción del caballito de mar
Una filosofía compartida por ambas firmas que, además, ha llevado a que su colaboración se amplíe a otras áreas. Una de ellas es la opción de que de todos los titulares de una tarjeta Mastercard de Banca March accedan a la plataforma Priceless, un programa que ofrece experiencias de ocio “aspiracionales” a sus clientes. El Teatro Real o el Museo Thyssen-Bornemisza son algunos de sus socios relevantes.
“Para construir nuestros productos de medios de pago de acuerdo con nuestro objetivo de exclusividad y excelencia, hemos encontrado en Mastercard las respuestas a nuestras necesidades”, concluye Borrás.