Uno de los grandes problemas de la industria farmacéutica es que los ordenadores actuales tienen limitaciones para simular el comportamiento de las moléculas. Esto significa que, a día de hoy, cuesta alrededor dos millones de dólares (más de 1,6 millones de euros) llevar un nuevo medicamento el mercado. “Es un 68% más que hace ocho años”, concreta Alejandro Expósito, director de operaciones comerciales de Merck en España.

La solución para aligerar estos procesos puede estar en la computación cuántica, que “permitirá el cálculo de estructuras electrónicas y un mejor entendimiento de la molécula. Cuando esto ocurra, los tiempos de desarrollo de los medicamentos se acelerarán en un 20% y su tasa de aprobación se duplicará”, explica el directivo.

Esto llevó a Merck, como empresa de ciencia y tecnología, a poner en marcha hace dos años la iniciativa Quantum Computing Task Force (QCTF), un grupo de trabajo que explora y genera oportunidades en el entorno de la computación cuántica para el mundo ‘pharma’.

Plataforma abierta de colaboración

En este tiempo han construido una red robusta y establecido asociaciones en toda la cadena de valor. Lo que incluye a grandes corporaciones como Google, IBM, Intel, D-Wave y Microsoft; startups que ya están trabajando en la cuántica con más agilidad; otros líderes de la industria interesados en el desarrollo de esta línea de investigación, como Telekom, LG o Samsung; y referentes del mundo académico, como el MIT, Harvard, Oxford o Cambridge.

“Buscamos gente que tuviera curiosidad e interés por esta tecnología. Perfiles que desarrollaran su trabajo en I+D, IT y la industria química y que funcionaran como una forma de venture capital para tratar de implantar la cuántica y aplicarla al ámbito farmacéutico dentro de Merck”. Les han llamado ‘entrenadores cuánticos’, es decir, expertos que ayudan a introducir nuevas habilidades y a cambiar la mentalidad. “Hay que entender que los problemas han de formularse de otra forma si se quieren resolver con algoritmos cuánticos y obtener valor de ello”, apunta Expósito.

Esta alianza de carácter voluntario y abierto, actúa como un organismo único que impulsa las asociaciones con organismos gubernamentales y otras organizaciones profesionales. En estos dos años de trabajo han llegado a acuerdos tanto con pequeñas empresas como con grandes compañías del sector como Bayer, Roche o Novartis.

Los objetivos son, por una parte, definir qué beneficios reales ofrece la aceleración cuántica a la industria farmacéutica; crear un grupo de trabajo precompetitivo, colaborativo y transparente; reunir recursos para el desarrollo de soluciones y crear Propiedad Intectual compartida; y, sobre todo, establecer un marco que sirva de guía para la industria, pero también para startups, empresas de tecnología y el mundo académico.

“Lo más importante para nosotros no es competir, sino compartir”, resalta el directivo de Merck. “Queremos crear alianzas para explorar las ventajas potenciales de las tecnologías cuánticas dentro del mundo ‘pharma’, que nos ayuden en el proceso de descubrimiento de nuevos medicamentos y trabajando siempre en investigación pre competitiva, es decir, todas las empresas que participamos ganamos a medida que la tecnología progresa”.

En el campo de la salud, las tecnologías cuánticas permitirán, por ejemplo, identificar la composición de las células tumorales, conocer la estructura química en la creación de nuevos fármacos y maximizar los resultados de distintos tratamientos. En los de radioterapia se podrán seleccionar de manera más selectiva los valores para fijar las dosis, el lugar de la radiación y el nivel de intensidad que se le aplica al paciente, minimizando de este modo los efectos secundarios, según recoge el informe ‘La España cuántica: una aproximación empresarial’, de AMETIC. La búsqueda de casos de uso para superar las dudas de la industria es el siguiente reto de la alianza impulsada Merck.

 

 

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