Ha sido una especie de tormenta perfecta. La Comunidad Valenciana había hecho un trabajo paciente en la sombra para conseguir los objetivos, pero lo cierto es que el hecho de que los dos anuncios hayan llegado casi a la vez, ha situado a la región en un foco repleto de expectativas de futuro a muchos niveles.
Primero fue Volkswagen la que anunció que iba a construir una gigafactoría de baterías en Sagunto; semanas después fue Ford la que eligió su planta de Almussafes para la fabricación de sus coches eléctricos.
Dos proyectos que aseguran a la Comunidad Valenciana convertirse en un referente en el campo de la energía aplicada a la movilidad.
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Por tanto, tratándose de un tema relacionado con la energía del futuro, si hay un lugar en el que se pueden conocer las implicaciones de estos proyectos desde el punto de vista de la tecnología y la innovación éste es el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE).
Sus 25 años de experiencia avalan a este centro ya no sólo para conocer su opinión sobre esta 'tormenta perfecta' sino para convertirse en un actor fundamental.
En la Comunidad Valenciana, hace unos años y coordinada por la Generalitat, se potenció una alianza valenciana de las baterías. "De esa alianza nosotros somos la secretaría técnica y nos correspondió analizar las capacidades que tenía el sector industrial valenciano para abordar esa cadena de valor de las baterías", explica Ignacio Casado, director de Comunicación y Marketing de ITE.
Las conclusiones de aquel análisis fueron incontestables: "En la región existe industria que es capaz por sí misma y en estos momentos de desarrollar tecnología para abordar el sector, pero hay mucha otra industria que puede diversificarse de una manera sencilla para abordar este reto", indica.
[Tecnología y el modelo valenciano]
Esta alianza, "que recoge la colaboración industrial y tecnológica tanto para los retos presentes como los que vienen", tiene mucha culpa de que finalmente Volkswagen haya elegido el territorio valenciano para instalar su planta.
"En la Comunidad Valenciana nadie trabajaba en baterías y a hora todo el mundo se está poniendo las pilas, pero la experiencia es importante", argumenta el vicepresidente de Investigación de ITE, Alfredo Quijano.
"Las baterías no son más que una parte de la transición energética y estamos apostando por el concepto de comunidad energética local".
Alfredo Quijano, vicepresidente de Investigación del ITE
En opinión de los directivos de este instituto, "la elección de la zona no es baladí, ya que cobra importancia lo que hay alrededor". Estas empresas "encuentran socios empresariales e industriales que puedan generar ese parque de proveedores rápida y directa y encuentran centros tecnológicos como el ITE, que es un activo que atrae a este tipo de compañías".
En definitiva, que aparezcan en el territorio proyectos como los de Volkswagen o Ford no es más que la constatación del potencial de la zona y, sobre todo, genera "grandísimas oportunidades".
Estas oportunidades se centran en tres pilares fundamentales: la creación de nuevas empresas que se puedan convertir en proveedoras para estos proyectos; la diversificación de empresas del sector ya existentes; y la necesidad de una mayor y mejor formación para garantizar el talento local.
En las tres patas tiene el ITE un papel capital. En cuanto a las empresas ya existentes que buscan esa diversificación, "encuentran en nosotros al socio tecnológico ideal, que les ofrece la posibilidad de testar avances, trabajar primero en nuestras plantas piloto y que le transfiere la tecnología para que la exploten"; en cuanto a las nuevas empresas, "somos un asesor dedicado a transferir el conocimiento adquirido durante más de dos décadas"; y, por último, en cuanto a la formación, "ITE dispone de una completa oferta formativa especializada que incluye hasta tres másters oficiales en colaboración con la Universidad Cardenal Herrera-CEU".
En estos tres pilares se atisban dos grandes desafíos para el sector de cara a afrontar esa 'tormenta perfecta'. Uno es el de la gestión del talento y otro el del cambio de modelo que deberán asumir determinadas empresas.
"Se necesitan especialistas de primer nivel que puedan abordar estos retos. No hay mucha oferta formativa", explica Casado. La pregunta que surge es evidente: ¿puede generar una especie de cuello de botella entre la oferta y la demanda laboral la llegada de estos dos proyectos?
Otros retos
"En absoluto se va a producir ese cuello de botella porque la Comunidad Valenciana ya tiene mucho talento. Lo que es necesaria es cierta especialización en ciertos ámbitos de la cadena de valor", resume.
Al hablar de retos, Quijano va un poco más allá. "Si miramos al futuro, y teniendo en cuenta que el vehículo eléctrico y autónomo van a ser la referencia, en infraestructuras se disparará otra industria; y en digitalización empresarial, va a ser clave que los proveedores hagan más eficiente su producción mediante tecnología para poder ser más competitivos", admite.
El gran sueño, en su opinión, sería "poder construir aquí motores eléctricos", concluye.
Desde ITE trabajan en toda la cadena de valor de las baterías, desde los materiales para su fabricación hasta su reutilización. Y es en este último punto donde reside otro de los retos, ya no sólo de esta industria sino de cualquier otra.
"Estamos en un proyecto que nos permite definir antes de su retirada el estado de una batería para analizar si se puede reutilizar. Y es que cuando una batería deja de ser útil para la aplicación para la que fue creada, es necesario saber que puede seguir siendo útil aportando energía para otra aplicación. También trabajamos en el 'pasaporte digital de las baterías', un proyecto de trazabilidad, lo cual facilita ese análisis", explican desde el instituto.
Lo cierto, en cualquier caso, es que evidentemente el ITE no sólo trabaja en el sector del almacenamiento de la energía, sino también en redes inteligentes, hidrógeno y, como ha quedado dicho, en economía circular.
Además de trabajar para las empresas que requieren sus servicios, el ITE tiene proyectos propios encaminados a intentar adelantarse a lo que las empresas necesitarán dentro de unos años, "algo que no sería posible sin el apoyo y la financiación del Instituto Valenciano para la Competitividad Empresarial (IVACE)".
Además, el ITE es uno de los centros que forman parte de la red valenciana de institutos tecnológicos, REDIT, que conforman un entramado "impresionante" de conocimiento aplicado a las empresas valencianas.
Sólo en el ITE trabajan 110 ingenieros en sus instalaciones (repartidos por varios puntos de la ciudad) y en sus cinco plantas pilotos, donde se realizan pruebas de todo tipo para todo lo relacionado con la energía.
"Ahora, con la llegada de Volkswagen y el impulso de Ford, va a ser la explosión para la implantación de todo lo que hemos ido trabajando, pero no sólo son estos dos proyectos, sino todo lo que genera alrededor", explica Casado.
O, como concluye Quijano, "las baterías no son más que una parte de la transición energética y estamos apostando por el concepto de comunidad energética local".