El español que lleva la tecnología del MIT y la NASA al campo
Después de tres años como investigador en movilidad robótica en el MIT, Ramón González traslada esta experiencia a su startup Robonity para lanzar una solución que facilita el día a día del agricultor
16 septiembre, 2020 07:00Y si la última tecnología para la NASA se aplicase directamente en los campos de Almería? Ramón González ha logrado trasladar a la agricultura todo el conocimiento adquirido durante su etapa como investigador en el instituto tecnológico más puntero del mundo: el MIT.
El ingeniero en Informática y doctor en Robótica cruzó el charco para trabajar en el grupo de movilidad robótica del centro de Massachusetts. Hoy, ya de vuelta en casa, su empresa Robonity acaba de lanzar su primer producto comercial, protegido con siete modelos de utilidad, que pretende simplificar el día a día del agricultor.
"Siempre he sido muy inquieto", reconoce González a INNOVADORES. Su periplo por EEUU es una prueba de ello. Desde su grupo de investigación, trabajaba para dos clientes de alto nivel: la OTAN, en asuntos como la optimización de rutas de los vehículos militares, y la NASA, en la movilidad de sus vehículos de exploración planetaria. "Desarrollamos diferentes algoritmos de control de velocidad de las ruedas de los robots que pueden usarse en las próximas misiones a la Luna", comenta. "Trabajaba en la punta de lanza de la tecnología a nivel mundial".
Sin embargo, González volvió a Almería en 2017. "Me ofrecieron seguir en el MIT y en alguna empresa relevante, pero les dije que no", recuerda. "Quería cambiar las cosas". Y eso, en su tierra, significa mejorar el sector agrícola. "La agricultura es el motor fundamental de nuestra economía, sobre todo, la intensiva", comenta. "Mi intención era aprovechar ese conocimiento en tecnología punta para resolver los problemas cotidianos de agricultores y empresas agrícolas". Así nació Robonity.
Una de las particularidades de la startup almeriense desde su nacimiento es que forma parte del exclusivo ecosistema del MIT, al que solo pertenecen 1.700 empresas de todo el mundo. Para entrar en este ‘club’, el fundador no solo tiene que haber formado parte del instituto tecnológico, sino que su filosofía es evaluada por un comité que decide si está alineada con los valores que el MIT defiende.
"No solo aceptaron nuestro formulario, sino que en noviembre de 2019 nos invitaron dos días a presentar Robonity en un evento que se celebraba en el auditorio principal con asistentes como los presidentes de Bayer, Oracle o Microsoft", señala. "Fuimos la novedad en agricultura y llamamos mucho la atención".
La compañía actualmente sigue un modelo de negocio doble. Por un lado, lleva a cabo proyectos de consultoría relacionados con la robotización de procesos industriales, también ofrece formación en robótica o estudios de viabilidad de proyectos. En esta línea, Robonity mantiene la relación comercial con la NASA y la OTAN en asuntos de consultoría para problemas particulares de la movilidad de sus vehículos.
La segunda línea de negocio son los productos propios. La startup empezó robotizando procesos en centros de manipulado de alimentos. "Pero, al estar en contacto con el sector, vimos que uno de los grandes nichos de mercado en la agricultura son las explotaciones agrícolas, donde se recolecta y crece el cultivo", dice. "Hay muy poca tecnificación y pocas herramientas para capturar datos, salvo las estaciones meteorológicas".
Tras varios prototipos y dos años trabajando en la idea, Robonity ha lanzado este mes su primer producto: Mobibuk. "Los agricultores cada vez tienen que ser más eficientes y optimizar sus procesos porque la competencia ya es muy alta". Para mejorar su competitividad, la startup ha diseñado un sistema de gestión de explotación agrícola (un ERP vertical) donde, "de forma muy sencilla", los trabajadores pueden introducir los datos de los cultivos y visualizar toda la información fundamental para tomar decisiones.
La sencillez es una de sus principales características. "No hace falta ni manual de usuario". Con la aplicación móvil, el agricultor puede introducir los datos individualmente o con etiquetas repartidas en el invernadero. "Aportamos información de forma automatizada que es clave para la toma de decisiones, como cuántas líneas hace cada trabajador, cuánto tarda en una operación o qué plagas se observan", explica González.
La herramienta tecnológica permite así dar una respuesta de control y gestión de datos, planificación de recursos humanos y materiales y el control de plagas e incidencias. Todo ello basado en las últimas tecnologías como la robótica, la inteligencia artificial, el big data o el internet de las cosas.
Entre los 10 finalistas de la OTAN
Robonity se alzó como finalista del NATO Innovation Challenge en 2018, el premio más importante que la OTAN concede a la innovación a nivel mundial. "Lanza un reto y cualquier empresa o centro de investigación puede enviar su propuesta de solución", comenta González. "La sorpresa llegó cuando fuimos seleccionados entre los 10 finalistas". El equipo viajó a París para defender su proyecto. "Fuimos los únicos españoles elegidos".