"El sector sanitario es no solo un pilar clave de la sociedad del bienestar, sino también un motor de nuestra economía. La salud no es solo un valor en sí mismo; también supone un ecosistema productivo con valor social". Así de contundente se ha mostrado esta tarde Salvador Illa, ministro de Sanidad, durante su participación en el 34º Congreso de Economía Digital de AMETIC.
El ministro, que apenas ha hecho referencias en su discurso a la pandemia de la COVID-19 con la que le ha tocado lidiar desde su cargo, se ha centrado en destacar que la salud conforma uno de los cuatro macroproyectos tractores de la economía y la sociedad española en esta etapa de reconstrucción productiva del país. "La digitalización en salud deberá obtener un gran rendimiento de los datos garantizando la privacidad y evitando un uso indebido de los datos. No en vano, la salud donde más expectativas se generan y más impacto puede tener la digitalización", ha añadido Illa.
En esas lides, Salvador Illa ha reconocido la importancia de fortalecer y modernizar los sistemas de información en salud, "apuntalando la integración y el acceso a la historia clínica electrónica esté donde esté el ciudadano, cuando sea necesario", así como la relevancia de nuevos modelos de telemedicina y atención no presencial ("integrando el domicilio dentro del sistema de salud") o el uso masivo de aplicaciones como RadarCOVID como instrumento de gestión de la salud pública.
Un diagnóstico acertado y con el que prácticamente todos podemos coincidir: lo difícil viene a la hora de plasmar esos retos en caminos de trabajo claros y concretos que nos permitan solventar esas demandas.
El ministro de Sanidad ha recordado la creación, el pasado cuatro de agosto, de una nueva Secretaría General de Salud Digital, Información e Innovación del Sistema de Salud, encargada de la creación de una Estrategia de Salud Digital que recoja "el desarrollo y adopción acelerada" de las nuevas tecnologías en este ámbito.
Illa no ha querido concretar las líneas maestras de esa estrategia, su dotación económica o plazos específicos para la modernización del sistema de salud, limitándose a adelantar que incluirá apartados específicos para el impulso de "la analítica de datos y la explotación de información, en base a un sistema de salud unificado, un espacio de grandes conjuntos de datos que sirvan para entrenar la inteligencia artificial y el machine learning como herramienta fundamental para la medicina personalizada".
Igualmente, se fomentará en dicha estrategia la "interoperabilidad nacional e internacional", a hombros del trabajo de diez años acumulado y que ha permitido -no sin numerosas críticas- la interoperabilidad de la tarjeta pública y la receta electrónica entre distintas Comunidades Autónomas. Por último, pero no menos importante, el Ministerio de Sanidad buscará en la transformación digital una mejora de la eficiencia del sistema y una mayor predicción a la hora de gestionar la capacidad asistencial de los distintos centros médicos.