Está a la vanguardia de la robótica mundial. En 2004, creó el primer bípedo autónomo de Europa. Seis años después, atrajo las miradas de todo el planeta con robot de asistencia para la Policía de Dubái.
Desde entonces, la española Pal Robotics ha convencido a grandes como Decathlon (en su tienda abierta 24 horas de Singapur pueden ver una de sus creaciones), Facebook (que usa sus máquinas para investigación), Airbus o Nissan (que utilizan sus plataformas para su intralogística).
Y ahora, a través del proyecto europeo Spring, esta empresa de Barcelona quiere aprovechar todo el potencial de su tecnología para ayudar a hospitales y residencias de ancianos a resistir al odiado coronavirus.
Pal Robotics desarrolla y fabrica ‘cobots’ desde antes de que recibieran este nombre. “Fueron dos instituciones alemanas quienes llamaron así a los robots colaborativos y estas dos instituciones han acabado comprando nuestros robots”, comenta el CEO, Francesco Ferro, a INNOVADORES. Su visión de la robótica no es otra que la de brindar ayuda al ser humano, tanto en su ámbito personal como en el profesional.
De esta filosofía surgen las tres líneas de negocio de la compañía. La primera es la industrial. En este sector, Pal Robotics ha desarrollado unas pequeñas bases móviles autónomas, que pueden levantar hasta 100 kilos, y que desempeñan tareas rutinarias dentro de los almacenes de las fábricas o hacen el inventario en las tiendas (como con Decathlon). “Cinco de los retailers más grandes del mundo usan nuestros robots”, indica Ferro.
La segunda línea de trabajo es la asistencia a la investigación. En este caso, la empresa desarrolla plataformas modulares de código abierto, que ayudan a universidades, centros tecnológicos y empresas del todo el globo a avanzar en las aplicaciones de la robótica. Aquí su desarrollo más popular es Tiago: una base móvil con un torso a la que se le puede añadir uno dos brazos.
Pero si una de sus creaciones destaca sobre los demás, esa es Talos. Este humanoide bípedo es una muestra del “estado del arte de la robótica actual”. Pal Robotics solo vende un par de unidades al año (su precio es muy elevado), pero su propósito no es ir al mercado masivo, sino demostrar que las investigaciones más avanzadas del mundo pueden materializarse en un único robot.
De ahí que su competencia directa sea, ni más ni menos, que la propia NASA. “Para nosotros, la guinda de la tarta fue cuando un laboratorio de Edimburgo, que es el único que tiene uno de estos robots de la NASA, el año pasado compró un Talos porque no conseguían hacer la investigación que querían”, subraya Ferro.
¿Qué tiene de especial? Según el CEO, gracias a los llamados sensores de par, la máquina puede ‘sentir’ la fuerza que realmente aplica el humano cuando tocas una parte del robot. “El robot empieza a ser un robot sensible”. Talos puede, por ejemplo, caminar de forma dinámica. “Ningún robot introduce la percepción a la hora de andar”. El suyo sí. En lugar de hacerlo con visión artificial, con el control activo de los motores, la máquina puede reaccionar a tiempo y evitar caídas.
Máquinas contra el Covid-19
La tercera pata de Pal Robotics son los robots sociales, aquellos dedicados a interactuar con el humano. Y en este ámbito es donde la firma española cree que puede ofrecer una solución contra el Covid-19 para muchos hospitales o residencias de ancianos.
Aquí su gran avance ha sido abaratar una tecnología que ahora mismo está al alcance de unos pocos. El resultado responde al nombre de ARI.
En febrero, antes de declararse la pandemia mundial, se inició el proyecto europeo Spring, con otros socios comunitarios, para poner en marcha aplicaciones reales de este robot en el entorno hospitalario. Ahora, por iniciativa propia, están enfocando muchos de esos usos a combatir el coronavirus. La tecnología es la misma, cambia el foco. “Antes buscábamos optimizar el trabajo del personal sanitario, ahora pretendemos salvarle la vida”, afirma Ferro.
Con ese propósito, la tecnología de Pal Robotics puede ser útil en distintos frentes. ARI se probará como acompañante de los pacientes, evitando al máximo el contacto con enfermeros o auxiliares. En este caso, la idea es que el robot puede tomar los datos de la persona y dirigirle hasta la consulta del médico.
Sus bases móviles, como Tiago, se encargarán de la parte de suministro. Les pueden incorporar una caja de seguridad encima, que se podrá abrir con un código De esta forma, podrán mover pruebas clínicas o material sanitario por el centro hospitalario. Incluso llevar la comida a las habitaciones.
En otro proyecto, la empresa también incorporó una cámara térmica para tomar la temperatura de los pacientes, algo que en este caso podrían replicar con facilidad. Incluso están trabajando en añadirles luz ultravioleta para la desinfección autónoma.
Aunque el proyecto aun está en desarrollo, Ferro afirma que estas aplicaciones ya están listas para desplegarse. No es la primera vez que Pal Robotics trabaja en proyectos públicos y privados de este tipo y ya tiene el ‘know how’ listo para ponerse en marcha.
ROBÓTICA Y ANCIANOS
En el proyecto europeo EnrichMe, Pal Robotics probó sus robots en hogares de ancianos en Polonia, Grecia, Inglaterra, Francia o Portugal. Su plataforma móvil autónoma, equipada con tecnología RFID y cámara térmica, permitía tomar la temperatura de la persona y recordarle dónde se había dejado, por ejemplo, la medicación. Con este sistema, los mayores pueden alargar su independencia en casa. Mientras que en el proyecto GrowMeUp, la empresa demostró que un solo operador podía gestionar hasta 10 robots desplegados en hogares de ancianos. Estas máquinas avisan a la persona a cargo en el centro de control si la persona necesita ayuda y, mientras esperan que llegue, incluso pueden llevar a cabo un primer auxilio (por ejemplo, ayudándole a levantarse ante una caída). La tecnología se probó en Holanda con éxito.