Qué tienen en común BMW, Samsung, Louis Vuitton, la NASA o el MIT? Que todos necesitan prototipar rápidamente y al mejor coste posible. Y que todos han encontrado la mejor solución en la tecnología de la jovencísima startup española BCN3D, que acaba de consolidarse como spin off de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) gracias a los 2,7 millones de euros que ha levantado en una ronda semilla de los fondos JME VC, Accurafy4 y Victoria. “Somos la empresa de impresoras 3D de escritorio que ha recibido mayor inversión en el país”.
Que no engañe su corta edad como empresa, BCN3D lleva trabajando desde 2012 como grupo de investigación del CIM-UPC, “el centro de fabricación aditiva líder en el sur de Europa”. Sus primeros años se centraron en divulgar la tecnología a través de unos kits propios que permitían al usuario ensamblar en casa su propia impresora 3D. Después llegó el ‘boom’ de esta tecnología y vieron una oportunidad clara. “Éramos de los pocos ofrecían un coste asequible al público”, recuerda el CEO, Xavier Martínez Faneca.
En 2015, olvidaron el modelo de kits y se lanzaron a desarrollar una máquina propia plug and play (enchufar y encender). El resultado fue una impresora 3D “única” en el mercado: gracias un doble extrusor independiente, podía trabajar con dos materiales. “Desbloqueó muchas de las limitaciones que tenían entonces las máquinas”, señala el CEO. “Este sistema existía en el mundo industrial, pero no en sobremesa”.
Así llegó el éxito. El equipo expandió sus operaciones a nivel mundial a través de una red de distribución con más de 60 puntos activos por medio globo, especialmente en Europa (Alemania y España) y en Estados Unidos. Crecieron en facturación hasta el punto que empezaron a “comerse” al grupo de investigación. “No tenía sentido tener la actividad dentro del centro”. Necesitaban consolidarse como empresa, algo que han conseguido hace apenas unas semanas gracias a su primera ronda de inversión, en la que han levantado 2,7 millones de euros.
La tecnología de impresión 3D de BCN3D no pretende competir con las máquinas industriales, sino que se presenta como un complemento para agilizar y abaratar los procesos, especialmente, en la fabricación de prototipos y utillajes o la validación de piezas funcionales. Encaja en la gama de sobremesa, una inversión que no supera los 10.000 euros frente a los cientos de miles de euros de un equipamiento para fábricas. Así democratiza su acceso a pymes y profesionales individuales, que pueden usar la impresora en despachos o talleres pequeños.
Por eso, su cartera de clientes es de lo más variopinta posible. Desde modestas empresas de extrusión de aluminio de Girona hasta las plantas industriales de SEAT, BMW, Nissan, Louis Vuitton. Sin olvidar los centros tecnológicos más prestigiosos del planeta como son la NASA y el MIT. Todos encuentran en BCN3D la mejor solución precio-pieza a la máxima velocidad posible. “Encajamos en entornos pequeños de diseño o fabricación que tienen que ser muy rápidos y ágiles, que necesitan una pieza de un día para otro”, comenta Martínez Faneca. “SEAT, por ejemplo, puede producir utillaje con nuestra máquina a un coste 10 veces menor que con una industrial”. Y eso lo consiguen con su tecnología de doble extrusión.
La disruptiva arquitectura de su impresora 3D permite que los dos cabezales trabajen a la vez con el mismo material. Eso significa que es capaz de fabricar dos piezas al mismo tiempo. En concreto, la máquina puede funcionar en tres modos. Uno, los cabezales se alternan y fabrican piezas con soportes hidrosolubles. Dos, trabajan de manera simultánea, fabricando en el mismo tiempo el doble de piezas. Y tres, los dos fabrican en el mismo tiempo el doble de piezas (conocido como pieza simétrica). “Actualmente ya hay otras impresoras 3D de escritorio con doble extrusor, pero los cabezales no son independientes”.