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Antes de continuar leyendo, te propongo, lector, un sencillo ejercicio de memoria. Si eres usuario del transporte público, seguramente recordarás alguna situación en la que te sentiste perdido intentando averiguar cuál era el medio o la dirección correcta para llegar a un destino fuera de tu rutina. En ciudades donde la red de transporte es muy amplia, como Madrid o Barcelona, existe la facilidad (y la dificultad añadida) de elegir entre múltiples alternativas. 

Hecho este primer ejercicio, ahora imagina esa misma situación si no estuvieras en pleno uso de tus facultades, tuvieras problemas de movilidad, o algún tipo de discapacidad cognitiva o visual. La complejidad para usar el metro, el autobús, el tren o el tranvía de forma autónoma sería todavía mayor, a menos que cuentes con un sistema que mejore la accesibilidad y te ayude a orientarte.

Con este objetivo nació App&Town Compagnon, un proyecto con el que sus creadores buscan reducir las barreras de movilidad y mejorar la independencia de estos usuarios en el transporte público. “No solo les permite ir de casa al trabajo o su centro de estudios, sino también explorar nuevos destinos de forma segura”, explica Faustino Cuadrado, CEO de Mass Factory, la empresa que está detrás de este desarrollo y spin-off de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).

El sistema permite planificar viajes y personalizar la información en función de las necesidades de cada usuario. Ellos únicamente tienen que instalar en su teléfono móvil una aplicación que ajusta sus instrucciones en función de la dificultad de cada uno. “Por ejemplo, para personas con discapacidad cognitiva, ofrece instrucciones visuales y pictogramas, mientras que a personas con discapacidad visual se les orienta con vibraciones y guías auditivas”, detalla Cuadrado. 

También ofrece flexibilidad en la planificación de rutas, para añadir nuevas actividades o destinos, como ir a la piscina o visitar a familiares. Cuadrado destaca que “esta personalización es lo que diferencia su propuesta de otras herramientas como Google Maps", aumentando también la autonomía de las personas mayores con dificultades asociadas a la edad. 

Sin perder la orientación

Para conseguir esas indicaciones a medida, la tecnología que han desarrollado emplea una combinación de GPS y balizas bluetooth, lo que permite guiar a los usuarios de manera precisa en tiempo real. “Cuando una persona se encuentra en un entorno sin cobertura GPS, como las estaciones o el interior de edificios, las balizas bluetooth reemplazan la señal, proporcionando la orientación exacta para continuar el trayecto”, describe el fundador. 

También han previsto situaciones de emergencia o desorientación, añadiendo un botón de ayuda. Al pulsarlo, la aplicación conecta directamente con un familiar o con el centro de control, donde el personal obtiene información en tiempo real de su localización para poder asistirlo. Incluso pueden intervenir si detectan que ha tomado el transporte incorrecto o no ha llegado a su parada. 

“En ciudades como Laval, en Canadá, el centro de control está integrado con operadores de transporte público que supervisan los trayectos de los usuarios y pueden intervenir si se desvían o se despistan”, explica Cuadrado. 

La aplicación, además, no solo beneficia al usuario final, “también genera un ahorro en transporte adaptado”. El CEO vuelve a poner como ejemplo el caso de Canadá, donde han detectado que este sistema aumenta el uso del transporte público por personas con necesidades especiales, sobre todo en aquellas con autismo o discapacidad cognitiva, reduciendo el gasto en la compra de vehículos adaptados para facilitar su movilidad. 

En España, hasta el momento, han logrado implementarlo en Barcelona con el apoyo de la Autoridad del Transporte Metropolitano (ATM), pero, según explica Cuadrado, en otras regiones es más complejo debido a la distribución de las competencias entre municipios y provincias. 

“Uno de los principales obstáculos es encontrar una categoría de presupuesto para nuestra solución en el catálogo de servicios de la Administración pública, ya que no existe una partida específica para este tipo de innovaciones”, lamenta. También tienen proyectos en marcha en Vigo y Madrid. 

El principal reto: la financiación

Conseguir financiación es ahora uno de sus retos más complicados, por eso su CEO acude a encuentros como el Al Andalus Innovation Venture de este año, celebrado en Sevilla. ”No buscamos convertirnos en un unicornio, pero sí queremos sacar adelante un modelo de crecimiento sostenible basado en el impacto social, aunque eso no atraiga tanto a los grandes inversores”, afirma el CEO. Para empezar, recurrieron a las “tres F: friends, family and fools”. Más tarde, una fundación de apoyo a personas con discapacidad y un family office se sumaron como inversores.

Faustino Cuadrado no es nuevo en el mundo del emprendimiento, casi puede decirse que fue uno de los pioneros en España. Formó parte del equipo que en 2006 fundó el portal de comercio electrónico BuyVip: una plataforma que vendía por tiempo limitado productos en stock de firmas reconocidas con grandes descuentos. “En ese momento, no existía un software de marketplace adecuado, así que desarrollamos todo desde cero. Fue un proceso complicado porque el ecosistema de inversión no era como el actual”, recuerda. 

Su primera ronda de inversión la lanzaron, como ha ocurrido con App&Town Compagnon, entre familiares. También se unió parte del equipo de IESE, la escuela de negocio donde surgió la idea que, tras un crecimiento que superó todas las expectativas, fue adquirida por Amazon en 2010 por una cifra cercana a los 80 millones de euros. En 2017 la multinacional decidió echar el cierre. 

Después de BuyVip, Cuadrado trabajó en varias startups. Ahora en Mass Factory, además de App&Town Compagnon, han desarrollado otros proyectos de accesibilidad. “En colaboración con museos o el mercado de Algeciras, implementamos tecnologías de accesibilidad digital; y en la Bienal de Arte Moderno de la Fundación ONCE en Madrid, nuestro sistema permite a personas con discapacidad visual o auditiva acceder a información adaptada sobre las obras expuestas”, enumera.

Con un equipo de cinco personas, todos ellos ingenieros informáticos por la UAB, “nuestro principal desafío es encontrar la manera de integrar este tipo de servicios en los presupuestos de la administración pública”, pide. “Hemos avanzado mucho, pero aún queda camino por recorrer para lograr que esta tecnología esté disponible para todos”.