Escaparate de startups desde Oslo: de la economía circular a los e-sports o la acción social
Klimato, ChargeBnB o Li-Tech son sólo algunas startups nórdicas que trabajan en la gestión de emisiones, las cargas eléctricas o el reciclaje.
3 octubre, 2022 02:32El calendario actual marca mil y una competiciones de emprendedores a lo largo y ancho del mundo. Algunas de ellas ganan enteros por su historia, por la ristra de nombres triunfantes que han surgido de sus entrañas. Otras se hacen hueco a base de grandes cheques o promesas de inversión casi increíbles. Y, la mayoría, son otro caso más de apuntarse a la moda de turno con otro evento al uso, de esos que apenas compensa el esfuerzo de preparar el 'pitch' con las recompensas a obtener.
Hay un cuarto caso, una opción diferente de escenario en el que las startups pueden mostrar sus encantos. Son aquellas citas que no destacan por nada de lo anterior, sino que tienen en el empeño, la vocación y el sentimiento de comunidad sus verdaderas fortalezas. Buen ejemplo de ello es la competición de los 100 Pitches que se celebra en el marco de la Oslo Innovation Week.
Su cheque (200.000 coronas noruegas, unos 18.750 euros) no sobresale en el marco internacional. El patrocinio del gran banco noruego -DNB- es clave en ese sentido. Sin embargo, 270 startups de 34 países (la mayoría nórdicas, como es menester) se disputaron este 2022 el honor de vencer en esta disputada carrera de innovación. Pero lo que atrae a buenas ideas a exponerse ante el Respetable escandinavo no es otra cosa que la pasión con la que disfrutan -más que rivalizan- los emprendedores en escenarios míticos como MESH (de aniversario este mismo curso).
[La innovación verde se hace hueco propio en la agenda de Noruega]
Noruega ha posicionado algunas temáticas como prioritarias en su agenda digital. No se trata de crecer y tejer empresas sin criterio, sino hacerlo al mismo tiempo que se solventan problemas críticos de nuestra sociedad y planeta. Así funciona la mentalidad nórdica, y eso se refleja en los semifinalistas y el vencedor de esta particular competición.
Desvelando el misterio, la sueca Klimato fue la startup ganadora de esta edición de los 100 Pitches de Oslo. La empresa, que ya opera en siete países europeos, ofrece en última instancia un software para que las empresas que trabajan con alimentos puedan contabilizar sus emisiones de gases de efecto invernadero.
En otras palabras: que restaurantes puedan saber a ciencia cierta cuánto están contaminando con cada uno de sus platos, haciendo extensible esa información a los consumidores. Más y mejor información para tomar mejores decisiones a ambos lados de la mesa. Contando con que el 28% de las emisiones globales se relacionan directa o indirectamente a las cadenas alimentarias, los fundadores creen que se podrían reducir a la mitad cambiando nuestras opciones hacia alternativas más verdes.
Ideas para el planeta
Aunque Klimato se llevó la gloria, hay que resaltar que la mayoría de startups finalistas en la competición estaban relacionadas, de un modo u otro, con el medio ambiente y los objetivos de desarrollo sostenible. También esa preponderancia temática se reflejó entre los finalistas de este evento de la Oslo Innovation Week, con casos destacables y fácilmente extrapolables al resto del globo.
Pongamos algunos nombres sobre la mesa. ChargeBnB quiere acabar con los problemas de acceso a cargadores de coches eléctricos creando una red compartida -al más puro estilo de Airbnb- de estos puntos privados de carga. Aún es un proyecto incipiente, con presencia limitada en Oslo, pero su potencial va parejo a la propia democratización de esta forma de movilidad.
Ampliando sus miras está Li-Tech, un spinoff de la Universidad Noruega de Ciencias de la Vida cuyo propósito es detectar residuos de las baterías eléctricas en la basura al uso y evitando, de este modo, la contaminación que el litio puede producir en nuestro entorno.
De los e-sports a las ONG
Sería deshonesto centralizar el foco de los 100 Pitches en tan sólo el medio ambiente, porque había otras ideas emprendedoras que trataban otros menesteres. Algunas incluso ligadas al ámbito de consumo, uno de los más difíciles de afrontar especialmente desde un mercado tan limitado como es el noruego.
Pongamos el ejemplo de Gameflow, un portal que aspira a centralizar toda la información sobre los e-sports en una única plataforma. Si bien su aspiración es loable, la propuesta aún debe superar las restricciones de su propia concepción, buscando modelos de negocio que vayan más allá de una publicidad demasiado centralizada por los grandes operadores del sector o de suscripciones, por el contrario, demasiado dispersas.
Igual de elemental, pero en este caso con una misión mucho más comprometida, es la idea de Commu. Creada hace poco más de un año, es una aplicación para que las ONG puedan llevar un registro de quienes necesitan ayuda y aquellos disponibles para prestar ese soporte. Una suerte de 'Salesforce' con fines sociales, que también tiene capilaridad en la parte corporativa, buscando fomentar prácticas y programas de responsabilidad social en las empresas.
El ecosistema emprendedor noruego.
Noruega y Oslo ya han dado vida a compañías de renombre como Kahoot, Opera, Otovo, Oda o Holzwiler. En 2019 se contabilizaban nada menos que 2.200 startups y 200 scaleups en el país, con una inversión que en 2021 superó los 1.680 millones de euros. Según las cifras de Kjetil Holmefjord and Menon, el ecosistema se completa con cincuenta aceleradoras e incubadoras sólo en la capital.
A su vez, la Oslo Innovation Week congrega cada curso a más de 10.000 personas, de las que un 30% son participantes internacionales. Incluso están presentes 15 delegaciones extranjeras, llegadas desde tan lejos como Pakistán.