Volar en avión, subir hasta la azotea de un edificio, entrar en espacios reducidos o exponerse a ciertos insectos son miedos que pueden devenir en fobias y, en los casos más graves, precisar de terapia profesional para superar unos trastornos que en numerosas ocasiones merman la calidad de vida de quienes los sufren.
La startup barcelonesa Amelia lleva desde 2014 poniendo la realidad virtual al servicio de los psicólogos para, sin salir de la consulta, poder atender estas necesidades de la salud mental de forma efectiva, valiéndose de la herramientas que brinda la transformación digital.
Amelia se fundó en 2014 bajo el nombre de Psious cuando su fundador, Xavier Palomer, cenaba con dos amigos: uno tenía miedo a volar y el otro, psicólogo de profesión, mencionó la realidad virtual.
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Fue el germen de un exitoso proyecto empresarial que en la actualidad pisa el acelerador para expandir en EEUU, mercado al que llegó hace un año, y tras estar presente en más de 70 países, con más de 2.000 clientes (profesionales de la salud) y haber atendido a más de 20.000 pacientes tratados. En este tiempo ha aplicado con más de 160.000 sesiones de terapia de realidad virtual.
Según explican desde la startup, el crecimiento exponencial de la compañía requería un rebranding que expresara la visión de la misma. Amelia Virtual Care debe su nombre a Amelia Earhart, la primera mujer que voló sobre el océano Atlántico en 1928. Esa inspiración, por su coraje y liderazgo en clave femenina, lleva a la empresa a seguir apostando por iniciativas disruptivas dentro del sector de la salud mental.
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La startup proporciona una plataforma de realidad virtual utilizada por terapeutas que realizan evaluaciones e intervenciones de salud mental. De forma fácil, rápida y asequible sus 70 entornos virtuales complementan sus terapias con esta tecnología que enfrenta a los pacientes de la forma más real posible a sus fobias. Ya no es necesario acudir, como antaño, a la imaginación.
"Los terapeutas utilizan nuestra plataforma junto con las gafas de realidad virtual para llevar a cabo las terapias de exposición. En un entorno controlado y seguro, el paciente puede tener esa experiencia inmersiva. Hasta que no ha llegado la realidad virtual se utilizaba la imaginación, pero ahora la tecnología nos permite ser mucho más efectivos", explica a D+I Sofía Custardoy, responsable de Comunicación de Amelia.
Según los datos aportados por Amelia, los pacientes prefieren la exposición con realidad virtual respeto a la in vivo. El 27% de los pacientes que sufren de fobias rechaza la terapia in vivo y solo el 3% la terapia con realidad virtual.
Además, la realidad virtual permite tener mayor control sobre lo que el paciente experimenta y el sensor de respuesta electrodérmica permite obtener la medición del nivel de estrés y de relajación del paciente.
Para el paciente, esta tecnología es efectiva para una amplia gama de trastornos mentales, incluidas las fobias, la ansiedad social y el estrés, y permite un tratamiento libre de medicamentos que motiva al paciente a continuar con el tratamiento en casa, incrementando su efectividad a largo plazo.
En esta línea, se disminuye el estigma aprovechando soluciones tecnológicas avanzadas para tratar trastornos de salud mental.
Eclosión de servicios tras la covid
"Con la pandemia se disparó la demanda de estos servicios. El psicólogo no podía atender en persona a sus pacientes y como la realidad virtual se puede utilizar en remoto con una app hubo un incremento muy importante de servicios solicitados", añade Custardoy.
"El remate final ha sido el metaverso", matiza. Y, aunque matiza, que desde Amelia aún no ofrecen sus servicios a través del nuevo mundo virtual, concluye: "La gente ya se está familiarizando con este nuevo concepto. Hace falta validación científica para poder utilizarlo en salud mental, pero es un poco la evolución que se va a seguir".
En cuanto al perfil de pacientes que acepta esta terapia híbrida -presencial y remota a través de su plataforma y una app-, Sofía Custardoy matiza: "Hay un poco de todo. Nuestros clientes tienen muchos pacientes niños, porque son nativos digitales y la realidad virtual les fascina, lo que favorece mucho la eficacia de los tratamientos".
"Pero también cuentan con gente mayor que, al principio son los más escépticos, pero lo prueban y acaban encantados porque ven resultados. No es una tecnología complicada, al fin y al cabo, son unas gafas, una plataforma y una app, y en dos o tres sesiones están adaptados y comprueban los avances", concluye la responsable de comunicación de Amelia.