La crisis mundial de componentes y el colapso logístico se ha convertido en un hándicap de nuestros días para la industria mundial y obliga a las propuestas más disruptivas a poner la tecnología al servicio de esta causa.
La startup asturiana Triditive acaba de dar un salto cualitativo a su proyecto disruptivo en este campo tras cerrar una tercera ronda de cinco millones de euros que la erige como la empresa española de fabricación aditiva que más capital ha levantado, con un total de ocho millones de euros, fruto de las tres rondas acometidas hasta la fecha.
Triditive se fundó en 2016 en Asturias y ha patentado las impresoras 3D AMCELL®, la primera máquina industrial de fabricación aditiva automatizada capaz de producir en serie piezas impresas en 3D con metales y polímeros.
Además, es la única compañía europea enfocada en la automatización de la fabricación aditiva.
D+I habla con la CEO de la compañía, Mariel Díaz, nombrada recientemente presidenta de Addimat (Asociación Española de Tecnologías de Fabricación Aditiva y 3D) sobre el presente y futuro de esta tecnología como herramienta para construir la industria inteligente del futuro.
La empresaria defiende que España cuenta con un conocimiento en industria y procesos de fabricación muy valioso, cosechado a lo largo de décadas y décadas de historia y que, combinado con las tecnologías más punteras de la actualidad, como la fabricación aditiva, atesoran la fórmula más efectiva para superar los retos que plantea la crisis de suministros.
Tras un 2021 difícil en cuanto al colapso logístico y la crisis de suministros, ¿cómo se está comportando 2022 con la espiral inflacionista y la guerra de Ucrania como telón de fondo?
Este problema lo empezamos a vivir cuando empezó la covid en 2020. Ya antes se notaba de alguna manera en la cadena de suministros, pero no tan acuciado. De repente, se cerró Asia, la fábrica del mundo, y los países nos tuvimos que buscar la vida.
Descubrimos que no tenemos manera de fabricar localmente, que todas las tecnologías nos las habíamos llevado, y que los fabricantes tenían que asumir esos costes de aprovisionamiento, de tener una línea de fabricación parada o derivados de ampliar los plazos de fabricación.
Después de 2020, los fabricantes estuvieron aguantando para ver si se solucionaba la cuestión pero, a partir de 2021, fue cuando los consumidores empezamos a sufrir también los efectos.
En 2020 descubrimos que no tenemos manera de fabricar localmente, que todas las tecnologías nos las habíamos llevado y que los fabricantes tenían que asumir esos costes
En este punto confluyeron todas las crisis: la de los microchips, la subida de precios de las materias primas, y, para más inri, como si viviéramos en una trilogía de El Señor de los Anillos, llegó la guerra en Ucrania.
Todos estos factores han provocado que ahora miremos más que nunca dónde estamos fabricando y qué capacidades tenemos en cada país para dar una respuesta de fabricación local.
¿Cuál es la radiografía entonces de nuestro país y en qué punto se encuentra respecto a sus vecinos europeos?
En Europa la fabricación en general representa el 15% del PIB europeo y se ha podido mantener gracias a la tecnología, a ese valor añadido que aporta al proceso de fabricación.
Gran parte de esa fabricación ocurre en Alemania, Francia, Italia y, luego, España. Antiguamente, antes del Brexit, estaba Reino Unido en el segundo puesto. En España, por su parte, se ha fortalecido más la parte de servicios y turismo y, de cierta manera, podemos decir que se ha olvidado la parte de la fabricación.
Tras estas crisis, vemos que quizá necesitamos una reindustrialización de España, volver a mirar a todos los fabricantes que tenemos en este país, a todos los desarrolladores de energía para dar una respuesta a esa situación.
Tenemos que aprovechar esa experiencia de país que tenemos en la industria, aún queda ese remanente. ¿Por qué no combinarlo con las nuevas tecnologías?
¿Cuál es el papel de la fabricación aditiva en este profundo proceso de cambio al que alude y que se encamina hacia la Industria 4.0?
La fabricación aditiva representa un papel clave para los fabricantes porque es una tecnología que nos permite fabricar localmente, sin necesidad de moldes ni utillajes ni grandes inversiones iniciales.
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Pero, además, nos facilita poder fabricar lotes personalizados, que es la tendencia de hoy en día del mercado.
Tenemos que aprovechar esa experiencia de país que tenemos, aún queda ese remanente de industria. Nosotros venimos de Asturias y hay un conocimiento generado muy valioso que persiste.
¿Por qué no combinamos esa experiencia de fabricación con nuevas tecnologías para construir esa industria 4.0 o industria inteligente que nos van a ayudar a volver a fabricar aquí y superar la crisis de suministros?
¿Es la receta que propone para superar esta coyuntura y construir la industria inteligente del futuro en nuestro país?
Es la manera de ser competitivos. Si analizamos la estrategia de otros países, yo vengo de EEUU, y justamente tras la crisis del covid este año Biden ha aprobado una legislación para que las empresas americanas adquieran productos hechos por fabricación aditiva en EEUU.
De esa manera, se eliminan esos largos plazos de aprovisionamiento desde otros continentes, también se obligan a tener que fabricar de manera local y a adoptar esas nuevas tecnologías que les permitan a ellos ser más competitivos.
¿Por qué no puede haber aquí una estrategia similar en la que se potencie esas nuevas tecnologías en industria para realmente decirle a los fabricantes que las desconocen que existe esta opción?
Además, creo que en este momento, tenemos que ser capaces de aprovechar los fondos Next Generation, reconducirlos hacia la industria y la fabricación aditiva.
Hablemos de Triditive como uno de las empresas en la vanguardia europea en fabricación aditiva. ¿Cuál es la estrategia tras la reciente ronda pre-serie A de cinco millones de euros?
Acabamos de cerrarla, lo que nos convierte en la empresa española que más inversión privada ha levantado y nos sitúa ahora ya en el top5 de startups de impresión 3D europeas en términos de inversión privada.
Esto nos pone en muy buena posición y sienta un precedente; que desde España se puede desarrollar tecnología de fabricación aditiva. Tenemos inversores privados que por primera vez en toda la historia invierten en España.
También contamos, por otro lado, con Techstars, que es el mayor venture capital de empresas con base tecnológica del mundo y que, además, es una aceleradora que genera estos ecosistemas emprendedores.
Hasta la fecha no existía Techstars en España; estaba en Londres, Berlín, Oslo, en Turín... Gracias a la inversión que hacen con Triditive se constituyen por primera vez en España.
Gracias a la inversión que Techstars ha hecho con nosotros, este venture capital se constituye por primera vez en España. Estamos sentando un precedente y allanando el camino a otras startups
Creo que estamos sentando precedentes como startup de base tecnológica para incluso, allanar el terreno para otras empresas que vayan a desarrollar tecnologías similares u otro tipo de startups de base tecnológica.
Con toda esa atracción de inversión lo que hemos conseguido es que grupos industriales españoles crean en esta tecnología de la fabricación aditiva y, visto todo el contexto de crisis en la cadena de suministro, demostrar que podemos dar una respuesta a través de tecnología a este reto.
Esta última ronda la vamos a utilizar, por un lado, para crear nuevos empleos. Ahora somos 20 personas, pero nuestra previsión es llegar a 30 a finales de julio. El año pasado inauguramos la planta de producción que tenemos en Asturias, desde donde fabricamos nuestras máquinas, pero estamos ya en proceso de apertura en Reino Unido y estamos incrementando el equipo que tenemos allí.
Nuestro objetivo, por otro lado, con esta financiación es posicionarnos muy fuertemente en Europa para poder aterrizar también en un par de años en Estados Unidos.