Hacía dos años que el sector innovador en energía sostenible de Europa no se veía las caras de forma presencial por la covid-19. The Business Booster 2021 permitió la semana pasada en Berlín a los protagonistas del ecosistema retomar el contacto y pisar el acelerador en la puesta en marcha de nuevos proyectos emprendedores.
D+I ahonda junto a Diego Pavía, CEO de EIT InnoEnergy -el instituto europeo que celebra cada año el evento en materia de innovación energética- en el balance de TBB 2021 y los retos que afronta Europa para implantar un nuevo modelo económico más sostenible que frene los efectos del cambio climático.
Decía en su intervención durante la apertura del TBB 2021 que los innovadores "tenéis que hablar, relacionaros (…), ser los ejecutores de la actual revolución industrial". Concluido el evento, ¿podemos decir que lo han logrado?
Totalmente. Un resultado que muestra la contribución del ecosistema InnoEnergy a la transición energética y a la revolución industrial: más de 2.500 reuniones bilaterales efectuadas registradas entre innovadores, inversores, corporaciones, reguladores, talento... durante esos dos días.
Cada una de esas reuniones es un cliente que va a adoptar una innovación, un inversor que va a apoyar el crecimiento de un emprendedor, un regulador que entiende que existe una tecnología que responde a las nuevas peticiones regulatorias... pequeñas (o no tanto) transacciones individuales que, juntas, consolidan un avance significativo. Es un paso adelante de todo el ecosistema.
¿Cree que la pandemia ha puesto el foco en la necesidad de que, sin un modelo de economía sostenible en materia energética, el planeta no podrá resistir mucho? ¿Qué papel juegan los innovadores?
La pandemia ha separado lo imprescindible de lo accesorio, y nos ha enfocado a los humanos en lo que importa. Europa, y el mundo en su conjunto solo tiene un plan A, no hay plan B y, como usted dice, hay que evolucionar el modelo económico a un modelo sostenible en materia energética.
Como dije en mi alocución inicial, es una oportunidad de oro para Europa para volver a puestos de liderazgo efectivo en el escenario mundial.
La pandemia ha separado lo imprescindible de lo accesorio. Europa y el mundo solo tienen un plan A; hay que evolucionar el modelo económico a un modelo sostenible en materia energética.
Y esto solo se puede hacer basado en las tres patas del taburete: primero; darnos unas reglas de juego (la regulación) que nos lleven a ese nuevo escenario; segundo, desarrollar y desplegar nuevas innovaciones que transformen las actuales formas de generación eléctrica, producción industrial y transporte; y tercero, hacerlo sin que nadie se quede atrás.
La segunda pata es donde los innovadores tenemos una responsabilidad y una oportunidad única de contribuir.
Las empresas asistentes al TBB insistían en el especial momento que atraviesa el sector y que será difícil que vuelva a repetirse con la covid y los NexGeneration como contexto. ¿Es la hora de posicionarse con proyectos de impacto?
Sin duda alguna. Un emprendedor quiere un mercado en (fuerte) crecimiento, un mercado en disrupción, un mercado atractivo para el dinero privado, un mercado atractivo para el talento, una brújula a largo plazo, y a ser posible a escala mundial.
Todos esos factores se dan hoy en la transición energética y la (r)evolución industrial en las que estamos inmersos.
TBB 2021 también ha puesto el acento en la importancia de que el sector atraiga a la inversión privada y que la Administración agilice las normativas para no frenar los proyectos emergentes. ¿Cuál es su postura al respecto?
La (r)evolución que estamos viviendo requiere de velocidad, de predictibilidad y de músculo financiero. El paquete Fit for 55, la estrategia Europea en las catorce cadenas de valor industriales, y la Green Taxonomy son las patas de referencia regulatorias para el cambio. Son en un 90% buenas y falta adecuar el 10% restante. Eso son buenas noticias.
En la dimensión financiera, el dinero público representa solo un 1% o 2 % de los recursos económicos necesarios, siendo el resto recursos privados. Aunque limitados, ese 1-2% tiene la enorme importancia de dar una señal al dinero privado, que por definición ha tenido históricamente aversión al riesgo.
El dinero privado que ahora está invertido en activos 'no verdes' está moviéndose hacia activos 'verdes' y en cantidades que nos marean. Eso son buenas noticias.
Las buenas noticias son que el volumen de dinero privado que ahora está invertido en activos 'no verdes' está moviéndose hacia activos 'verdes', y en cantidades que nos marean. El número en la próxima década es de 100T$ a escala mundial.
¿Qué papel juega el ecosistema emprendedor español en este contexto?
Lo primero que enseñamos a nuestros emprendedores es que su terreno de juego es el mundo; sus inversores no deben de tener bandera, sus clientes deben de ser desde el minuto uno también de otros países, sus empleados deben de ser los mejores, allá donde estén y tengan el pasaporte que tengan...
Cambiar el sistema solo se puede hacer a escala, y esa escala es como poco la europea.
Vamos a un mundo electrificado, donde la fuente de energía primordial no será el hidrocarburo, sino la electricidad. España no tiene gas o petróleo, y eso nos ha lastrado en nuestro desarrollo sobre todo desde la crisis del petróleo de los 70.
Mucha de la riqueza que creábamos se iba y se va en pagar importaciones de gas y petróleo. Cuando hayamos electrificado nuestra industria, nuestro transporte y nuestra generación, toda la riqueza se quedará en España, que además tiene unas condiciones únicas para generar electricidad renovable, barata y constante.
Esas condiciones son un caldo de cultivo perfecto para un ecosistema de emprendedores de calidad. Soy fundamentalmente optimista.