Sesgo inconsciente, una formación y educación con marcados roles de género y una cultura empresarial alejada de la diversidad social. Son solo tres de los obstáculos que tiene que superar una mujer emprendedora que busca financiación para su startup. ¿Por qué cuesta tanto encontrar esa inyección de capital? Lo primero es echar la vista hacia el ecosistema inversor, es decir, hacia quién decide en qué empresas invertir.
Según los datos a los que ha tenido acceso D+I del primer informe** que está elaborando la organización Diversity VC en España, el equipo de inversión, que incluye desde los socios o los managing directors en el caso de los fondos corporativos, hasta directores de inversiones, asociados y analistas, está compuesto por un 21% de mujeres en el ecosistema español.
En este primer informe, que se va a publicar este mes de marzo y se va a elaborar cada año para poder extraer conclusiones sobre el estado del ecosistema inversor, se ha preguntado a venture capital regulados por la CNMV, así como plataformas de financiación también reguladas, por el número de socios y cuántos de ellos son mujeres: de un total de 270 socios solo el 12% son mujeres.
De un total de 270 socios en los fondos de inversión (venture capital, plataformas y corporativos) solo el 12% son mujeres
Sin embargo, si consideramos el resto de la organización de estos Venture capital, plataformas de inversión o fondos corporativos -es decir, se incluye el equipo de compliance, seguimiento financiero, relaciones con inversores, office managers o comunicación-, el porcentaje asciende hasta un 29,5% de mujeres.
Mercè Tell, miembro de Diversity VC y Nekko Capital, subraya a D+I este efecto en las encuestas realizadas entre las diferentes entidades de venture capital en España, sobre todo al sumar la información recabada también entre los fondos de inversión corporativos.
“Los datos mejoran si tenemos en cuenta al resto de equipo”, es decir, no solo inversoras propiamente dichas, sino también personal de estas organizaciones dedicado a otras tareas laborales dentro de la entidad.
Si se analiza por sectores, hay más mujeres socias en los fondos de inversión de impacto social (31,6%); de biotecnología (24,4%) y en los de industria, energía, construcción y transporte (20%). Sin embargo, en los fondos del sector TIC están por debajo de la media nacional (9,5%).
El valor de los datos cuantitativos
Un informe de estas características es lo que esperaba esa parte del sector preocupada por la diversidad. Por ejemplo, la española Jara Pascual, afincada en Ámsterdam, es otra de las voces que reclama mayor equilibrio de géneros en el ecosistema de startups. Esta emprendedora, fundadora de la plataforma de innovación Knowco Collabwith, ha promovido la organización de varios debates en el Parlamento Europeo sobre la cuestión de la brecha de género en el venture capital.
Pascual ha creado The Wominvest Observatory (TWOO), iniciativa desde la que está preparando un informe con recomendaciones concretas dirigidas a los distintos organismos involucrados: EIF, EIB, European Innovation Council (EIC), Comisión Europea, fondos de Venture Capital y ecosistemas de innovación.
Algunas de esas recomendaciones, a las que ha tenido acceso D+I, apuntan a la necesidad de disponer de datos cuantitativos objetivos, no solo sobre la presencia de mujeres en los fondos y en las empresas, sino también sobre el rendimiento económico de las startups invertidas que están dirigidas por mujeres.
Asimismo, The Wominvest Observatory insistirá en este informe en la necesidad de visibilizar a más mujeres en eventos y entornos relacionados con la innovación, el emprendimiento y, de forma más amplia, con las finanzas.
A principios de este 2021, el EIT Digital Accelerator publicaba la segunda edición de su European Female-Led. Digital Deep Tech Startup & Scaleup Landscape, en el que se hace hincapié en la “necesidad primordial de aumentar la cantidad de financiación disponible para las empresarias y las empresas dirigidas por mujeres, a través de los mecanismos de financiación existentes y potencialmente innovadores”.
Este informe es rotundo a la hora de justificar porque hay que apostar por la diversidad: “Aumento potencial del 26% del PIB anual mundial y de 160 billones de dólares de riqueza de capital humano; un 15% más de probabilidad de mejorar el rendimiento de las empresas; 5,9 billones de dólares adicionales estimados de capitalización del mercado mundial. ¿Qué podríamos hacer para alcanzar estos indicadores? La respuesta está en la diversidad”.
Y alega que una mayor diversidad de género tiene “efectos significativos en términos de crecimiento del PIB, mayor productividad y rentabilidad”. Además, puntualiza que la diversidad de género en la investigación y la innovación no solo conduce a unos resultados superiores, sino que “contribuye a un mayor potencial de innovación y de creación de valor”.
Por ello, este organismo europeo lamenta que, en todo el mundo, “uno de sus mejores activos está infrarrepresentado, infravalorado y tratado de forma desigual”. Y esto a pesar de las pruebas y los datos que “confirman que el apoyo al empoderamiento económico de las mujeres no sólo tiene sentido ético y social, sino también económico y empresarial”.
El sesgo inconsciente y la educación
Uno de los grandes objetivos que nos podemos plantear ante todos estos datos cuantitativos es estudiar hasta qué punto puede estar correlacionada la falta de diversidad en el ecosistema inversor, es decir, en los equipos de personas que hacen de filtro para elegir las empresas en las que inyecta capital para su financiación, con la falta de diversidad en las startups.
Así, la organización internacional Level 20 persigue la presencia de un 20% de mujeres directivas, es decir, con “realmente poder de decisión”, en la industria del venture capital y el private equity, apunta a D+I Sonia Fernández, socia de Kibo Ventures y miembro de Level 20. En realidad, hoy en día la mujer sigue “poco representada en el ecosistema inversor, así como en el emprendedor” y es que parece que existe “una relación entre contar con mujeres inversoras y el desarrollo de startups fundadas por mujeres”.
“Cuando la realidad es diferente y te planteas otras cosas”. Es lo que se conoce como sesgo inconsciente. Así, un equipo de mujeres en la dirección de un proyecto “no es lo normal” y este rechazo hacia lo inusual es lo que se tiene que superar. Este sesgo no es solo una cuestión de género, también debería trasladarse a la diversidad racial y social.
Así, Azahara García Espejo, directora general de CrowdCube en España, recuerda a D+I un dato al respecto: el 30% de los emprendedores son mujeres, pero solamente reciben el 2% de la financiación [no bancaria] disponible. Y esto se debe al sesgo inconsciente que existe en el sector inversor. Es la clave para entender este tipo de datos.
Existe un sesgo inconsciente porque se tiende a invertir en aquellos negocios que entiende muy bien y en los que se ve directamente reflejado
“No solo porque se tiende a invertir en aquellos negocios que entiende muy bien y en los que se ve directamente reflejado en el emprendedor, sino porque el inversor tiene una manera muy concreta de evaluar el potencial de una empresa según ese emprendedor te lo está vendiendo”, explica la directora general de CrowdCube en España.
En este sentido, incide en que es “muy diferente cómo te vende una emprendedora su negocio que cómo lo hace un emprendedor”. Así, reconoce que cuando una emprendedora se sienta frente ella y lo que destaca no es el potencial de su proyecto ni le asegura que se va a convertir en un ‘unicornio’, sino que transmite la historia que hay detrás y describe las bases que hace que su negocio sea sólido.
En definitiva, “ellas no venden que te vas a hacer rico, sino que no vas a perder tu dinero”. Son fórmulas de venta muy dispares y García Espejo asegura que a ella, “como mujer”, le llega más la segunda fórmula. Y es que aquí también entra en juego el tema educativo y cultural nos han inculcado.
“A las mujeres desde pequeñas se nos han educado de una manera: a ser más perfectas, a tener mucho cuidado con todo y a no equivocarnos. Y eso se refleja, al final, en la forma de vender tu negocio”, apostilla la responsable de CrowdCube.
Y en el ecosistema emprendedor e inversor el riesgo es una variable fija en la fórmula del éxito. “Si desde pequeña te educan alejándote del riesgo es lógico que, por naturaleza, haya menos emprendedoras e inversoras”. Para cambiar esto es necesario un cambio cultural desde edades tempranas: “No importa si te equivocas y fallas”.
“La cautela, el miedo y aversión al riesgo” sigue siendo parte de una diferencia en la educación cultural que recibe una joven y García Espejo insiste en que es muy complicado romper un sesgo porque las personas que educan lo tienen, aunque sea de forma inconsciente.
Este es uno de los primeros sesgos entre un inversor y un emprendedor, porque la propia García Espejo reconoce que ella le llega más la forma de venderlo de esa emprendedora que la del emprendedor que “lo vende todo muy bien”, pero que le “hace sospechar”. Y lo contrario les ocurre a sus compañeros varones. “Esto pasa en el mundo de los venture capital, pero muchísimo entre los business angel”.
A los 'old boys club' acceden los hombres que se conocen entre si, contratan a perfiles semejantes a ellos y esto afecta a la diversidad de género, social y racial
El reto es romper la tendencia llamada old boys club, apostilla Sonia Fernández. “Los hombres se conocen entre sí, contratan a hombres parecidos y esto afecta a la diversidad”, ya no solo de género, sino diversidad social. “Si tienes un fondo de inversión en el que todos los socios son muy parecidos porque han ido a la misma universidad, vienen más o menos del mismo entorno social… aunque piensen que no tienen un sesgo, en realidad sí que lo tienes”.
“La diversidad de perfiles sociales enriquece mucho los equipos de inversión porque se aportan perspectivas diferentes, no solo es cuestión de género, porque si esa mujer ha evolucionado en ese mismo entorno su perspectiva será parecida a la del resto del equipo de socios”.
De hecho, Fernández apunta que los inversores de los fondos cada vez “están demandando, y la sociedad también, esta diversidad a la hora de tomar estas decisiones”. En este sentido, la iniciativa Level 20 pretende que las empresas sean “más conscientes” de que se necesita contar “con una buena cantera de mujeres” para que cada vez haya más candidatas a estos puestos directivos.
Formación para la diversidad
Uno de los objetivos del informe de Diversity VC, más allá de hacer una recopilación de datos para ver realmente cómo está el ecosistema inversor, es fomentar las mejoras necesarias en materia de diversidad con el apoyo de estos datos. De hecho, Tell explica que en España ya se ha puesto en marcha el programa future VC para “mejorar la diversidad en la industria”.
En este programa, explica Tell, se imparte formación durante ocho semanas un grupo de personas con perfiles en riesgo de exclusión social, culturas diferentes, perfiles diferentes y con foco también en la diversidad de género. Se trata de una especie de fast track con formación en gestión inversora para perfiles que “de otro modo tendrían muy difícil acceder a esta industria”. En junio de 2021 ya se incorporan los primeros candidatos en fondos españoles.
En definitiva, García-Espejo, de CrowdCube recuerda que se trata de un “círculo” en el que “está todo conectado” y para poder romperlo hacen falta medidas que actúen sobre diferentes puntos de este círculo para que pueda funcionar. “Una medida en un solo punto se queda en una tirita, pero para que tenga un impacto hacen faltan muchas medidas y muchos años de recorrido”.
Un primer paso sería que los inversores “acepten” de que tienen un “sesgo inconsciente”. Y “esto no es un ataque personal”, puntualiza, sino que es reconocer esta desigualdad es un paso necesario. “Se está poniendo de moda apoyar a la mujer emprendedora y esto se va a haber reflejado en las próximas rondas de financiación de los venture capital en España. Estaría bien que empezarán a salir resultados de esas inversiones que respaldaran por qué han tomado una buena decisión”.
Por último, todas se muestran de acuerdo en que este es un problema que debe presentarse de forma positiva para que llegue también a los hombres, en concreto a los inversores, para que vean lo que se están perdiendo por un sesgo inconsciente.
** Para este estudio de Diversity VC se tomó en cuenta la información de 86 firmas dentro de la industria de capital de riesgo en España, dentro las que se encuentran 58 firmas de Venture Capital (registradas antes la CNMV), 11 Corporate Venture Capitals, cinco firmas de Impacto Social y 12 otras (Venture Builders, Plataformas de Financiación Participativa – PFP y Pledge Funds).