Un paisaje irrepetible que, sin embargo, no deja de generar quebraderos de cabeza. El Mar Menor, en la Región de Murcia, es uno de los temas más delicados y recurrentes del medioambiente español y, año tras año, las administraciones o el talento investigador se afanan en buscar soluciones.
D+I ha venido relatando cíclicamente algunas de esas soluciones, que tienen a la innovación y, en ocasiones, a la tecnología como aliados de excepción.
Nuevos fondeadores, un proyecto internacional para convertir la laguna en una laguna inteligente, piezómetros costeros para el análisis litográfico… El goteo de proyectos disruptores que buscan mejorar las condiciones de este enclave es constante.
[Los proyectos que alían la tecnología con la estrategia murciana de sostenibilidad]
Porque este enclave lleva asociado una serie de problemas que obligan a estar siempre ojo avizor. La contaminación de sus aguas es quizá el aspecto más conocido de cuantos afectan a la laguna y a su entorno, pero otros, como el exceso de algas en el litoral obligan a realizar un esfuerzo extra.
Este problema es el que lleva tiempo advirtiendo el Ayuntamiento de Cartagena, que ha tenido que asumir cierta responsabilidad en el cuidado del litoral sur del Mar Menor.
El consistorio cartagenero está estudiando, a través de los técnicos municipales, un proyecto de valorización para reutilizar la biomasa recogida en esas zonas para un uso industrial y agrícola.
Así lo ha explicado recientemente la alcaldesa, Noelia Arroyo, tras reunirse con los investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Francisco Marín y Cristina Soler, para conocer el proyecto.
¿Qué hacen dos investigadores de la UAM en el Mar Menor? Aquí la respuesta. Ambos profesores desarrollan el proyecto de investigación titulado 'Valorización de las algas acumuladas en las orillas del Mar Menor como resultado de su eutrofización (Algarikon)'.
Esta iniciativa está siendo financiada con 500.000 euros por parte del Ministerio de Ciencia e Innovación en el programa de Proyectos Estratégicos Orientados a la Transición Ecológica y a la Transición Digital 2021.
"Tenemos interés en comprobar si la materia orgánica de la biomasa que se genera en el Mar Menor puede tener otros usos y que no vaya directamente al vertedero, y para ello estamos contactando con equipos científicos, y también con empresas del valle de Escombreras que también están haciendo sus propias investigaciones en este campo", ha dicho la alcaldesa.
En resumen, la labor en red de administración local, administración general del Estado, investigadores universitarios y empresas privadas demuestra que el problema es común, como la preocupación.
"Se trata de transformar un problema que venimos sufriendo desde hace años en el Mar Menor en una oportunidad para darle un uso agrícola e industrial a esta sobreproducción de algas que genera el Mar Menor", señala Arroyo.
El profesor Francisco Marín añade que "la finalidad del proyecto es encontrar usos económicamente rentables al exceso de algas producidas en el Mar Menor, y que ayuden a eliminar este problema mientras persista de una manera autosuficiente. Se trata de revalorizar el excedente de algas e introducirlo en un sistema de economía circular con residuos cero".
La reutilización de estas algas se plantea como sustrato alternativo para el cultivo de setas comestibles, como mejorante de suelo y bioestimulador orgánico para el cultivo de lechugas, y mediante fermentación anaeróbica para producción de metano.
Adicionalmente, todo esto se plantea como un proceso secuencial en el que se parte de las algas se utilizarán en agricultura para el cultivo de setas y hortalizas, y terminarían siendo fermentadas para producir biogás.
El papel del Valle de Escombreras
Las investigaciones se encuentran bastante avanzadas, y este proyecto de investigación ya ha redactado una patente de invención, actualmente en tramitación por la Universidad Autónoma de Madrid, y han participado en un programa de generación de Empresas de Base Tecnológica.
Meses atrás, la alcaldesa también anunció los contactos que lleva a cabo el gobierno municipal con empresas del Valle de Escombreras, que también están realizando investigaciones propias para el uso como biocombustibles de las algas y lodos recogidos en el Mar Menor.
La otra pata que faltaba en cuanto a implicación en la búsqueda de soluciones a este problema es la de la administración autonómica. En este caso, el último Consejo de Gobierno del ejecutivo de la Región de Murcia sirvió para aprobar la concesión de una subvención por importe de 730.626 euros al Ayuntamiento de Cartagena para la ejecución del proyecto de recuperación ambiental de las zonas de baño de las playas del litoral del Mar Menor del municipio de Cartagena.
El ámbito de actuación serán las playas de Punta Brava, Los Urrutias, Estrella de Mar y Los Nietos.
El objetivo, de nuevo, es mitigar la problemática existente en esas playas del municipio de Cartagena debido a la presencia de fangos y lodos, que imposibilitan el uso público de gran parte de estas zonas, generando un importante molestar entre los usuarios, así como un impacto negativo en la actividad turística y económica en general en el entorno del Mar Menor.
La alcaldesa ha recordado, por cierto, que "el Ayuntamiento decidió liderar este proyecto que estaba en los planes del Gobierno central como actuación preferente y que, sin que nunca se nos haya dado una explicación, fue eliminado de esos planes. Es una responsabilidad del ministerio que asumimos desde el Ayuntamiento con el respaldo de la comunidad y seguiremos reclamándole que la asuma".
Arroyo ha señalado que "hemos descubierto una reducción importante de la superficie ocupada por fangos en los dos últimos años. El esfuerzo que estamos realizando en la recogida de biomasa está impidiendo la acumulación de más materia orgánica y la acción natural del mar ayuda a ir eliminando algunos de esos depósitos de fango", ha recalcado.