¿Se acuerdan del angelote? El angelote es una especie de tiburón en peligro de extinción y que tiene en zonas como las Canarias uno de sus refugios para la reproducción y cría.
Este escualo es el protagonista de un proyecto innovador del que dio cuenta D+I hace unos meses y que está capitaneado por el Instituto Universitario de Investigación en Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-ECOAQUA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC).
El proyecto, recordemos, consistía en realizar un seguimiento acústico del comportamiento del angelote en áreas críticas de conservación para adecuar la ordenación y gestión de las áreas de la Red Natura 2000 con la finalidad de propiciar la preservación de esta especie en zonas más profundas alejadas de la costa a la vez que valorar su compatibilidad con el turismo.
En el otro archipiélago español, en Baleares, nos encontramos ahora a otro pez, en este caso el mero, conocido como el rey del Mediterráneo por su papel fundamental en la cadena trófica costera. Es una especie sedentaria y territorial catalogada como vulnerable, según la lista roja de la UICN.
La telemetría acústica vuelve a ser protagonista del proyecto aplicado a este habitante del mar. Son el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados de la Universidad de las Islas Baleares (IMEDEA, CSIC-UIB) y la Dirección General de Pesca y Medio Marino (DGPMM) del gobierno de las Islas Baleares los que han iniciado un proyecto pionero, según el cual individuos de esta especie se "convertirán en centinelas de la mar", explican.
Así funciona esta tecnología
El IMEDEA (CSIC-UIB) tiene más de 15 años de experiencia de utilizar esta tecnología en el campo de la ecología de peces y biología marina, y ahora la pondrá a disposición de la conservación del mar balear.
Para ello, los científicos han equipado con un dispositivo acústico inocuo a un grupo de individuos, quienes enviarán información de su comportamiento a través de una red de receptores instalados en el fondo marino.
Esta información permitirá entender los efectos que tiene el calentamiento global en la biodiversidad marina, fomentará la pesca sostenible y generará información científica de calidad para la evaluación de áreas marinas protegidas (AMP).
La red de receptores que recoge la información transmitida por los meros forma parte de la Balearic Tracking Network, que a su vez se integra en el European Animal Tracking Network, que tiene por objetivo crear una red global de receptores para la monitorización automática de la fauna marina. Recientemente, el IMEDEA y la DGPMM ha finalizado la primera campaña de esta iniciativa, en la que han marcado individuos de mero en la reserva marina de la isla del Toro y de las islas Malgrats.
En una segunda fase, la red de receptores se extenderá hasta las reservas marinas de la isla de la Dragonera y de la bahía de Palma para evaluar el efecto aditivo de estas áreas que forman una red de reservas en el sur de Mallorca.
Asimismo, las once reservas marinas de interés pesquero impulsadas por la DGPMM estarán conectadas por estos receptores acústicos.
La apuesta balear por la ciencia
Esta apuesta por ciencia a largo plazo se extiende hasta el año 2030 y permitirá evaluar la conectividad y movilidad de otras especies carismáticas, como los dentales, lampugas y especies varias de elasmobranquios durante los próximos años.
De esta forma, se formará un grupo de centinelas que nos ayudarán a entender los efectos del cambio global en el mar balear.
El objetivo final del proyecto es generar conocimiento científico que ayude a la conservación de la biodiversidad marina ya emplear de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos, en el marco del Objetivo de desarrollo sostenible 14 impulsado por la ONU.
Concretamente, esta tecnología de biotelemetría contribuye a monitorizar los efectos del cambio climático y contaminación, genera información demográfica fundamental para la gestión de una pesca sostenible, y permite evaluar la dinámica y conectividad de las reservas de interés pesquero de las islas Baleares por maximizar su beneficio ecológico y social.
Precisamente para potenciar proyectos científicos y tecnológicos como este, el gobierno de Baleares está preparando un Plan de Ciencia, Tecnología e Innovación 2022-2026 y que debe desembocar en la Ley de la Ciencia Balear.
El propio consejo de gobierno de la Universidad de las Islas Baleares ha aprobado una carta de apoyo a la aprobación de la ley de la ciencia, la tecnología y la innovación de las Islas Baleares, que se encuentra en fase de audiencia e información pública.
En la carta se recoge que "el texto ordena, asegura y agiliza el marco de trabajo de la actividad investigadora; prevé la generación de estructuras de gestión y soporte a la ciencia; promueve y permite la captación y retención de talento; facilita la transferencia de resultados de investigación a la sociedad, y consolida la financiación del sistema, impulsando su producción y calidad".
Asimismo, también se afirma que "la Universidad velará críticamente por el cumplimiento de los compromisos que se recogen".
Y así lo hacen gracias a proyectos como los del mero y otros tantos relacionados con la economía azul, un sector en el que Baleares quiere ser referente.