Trabajar sin dejar el país de origen y accediendo a las mejores oportunidades. Esa es la propuesta de Oyster, una startup nacida en San Francisco, pero que carece de sede física, que acaba de conseguir una inyección de capital de 20 millones de dólares para expandir esta visión.
La ronda de financiación ha sido liderada por Emergence Capital, un fondo especializado en empresas de software que quieren cambiar cómo trabaja el mundo. El partner al frente de la operación, Jason Green, conocido por ser miembro fundador de Endeavor. También por ser de los primeros en invertir en Zoom y Salesforce.
La ronda anterior a esta serie A, fue una de capital semilla de cuatro millones de dólares.
Oyster se define como la plataforma de recursos humanos para compañías distribuidas. Su premisa es facilitar el crecimiento internacional dando a los miembros del equipo la experiencia que merecen, sin dolores de cabeza, contratando en cualquier lugar, con una nómina y las ventajas locales.
Un origen diferente
La historia de Oyster es diferente, porque también lo es su fundador, Jack Mardack. Un perfil que se sale del guion habitual. Hijo de padres latinos (“Mami de Santo Domingo y Papi de Barranquilla, pero se conocieron en Nueva York”), Mardack se mudó a San Francisco a finales de los 90, después de estudiar medicina. Vivió la burbuja .com y ha visto cambiar la ciudad ante él. De Altavista, uno de los primeros buscadores, a liderar el marketing de Eventbrite o Prezi, dos startups de éxito internacional.
Ahí comenzó su inquietud por la internacionalización: “Marketing es explicar cosas y contar historias. Hay una intersección multicultural que me encanta. Si le sumas software, ya no hay barreras. El software crea nuevos poderes”.
El nombre de la empresa viene de un dicho en inglés, “The world is your oyster”, literalmente, “el mundo es tu ostra”, que se usa para inspirar. Sería similar a decir que no hay límites.
El directivo lo deja claro: “Vamos rápido hacia la innovación. Queremos que sea fácil emplear al talento, sin resistencias. Quien tenga talento, puede trabajar. Hay un gran déficit entre empleos y habilidades, ¿por qué limitar la solución a los que viven a 30 kilómetros alrededor de la oficina? Con Oyster se elimina la necesidad de que el trabajo esté cerca”.
Un matiz importante es que Oyster es una B-Corp, empresa que adopta normas de transparencia pública y bien común, no solo para los accionistas, sino también la sociedad. “Esto nos ha ayudado a traer talento que creen en la visión y nos ha abierto muchas puertas”, subraya.
Acelerada por la Covid-19
Oyster nació en 2019, antes de la pandemia, sin oficina física. La emergencia de la Covid-19 ha sido una aceleración inesperada. "Nunca sabremos qué hubiera sido de Oyster sin la pandemia, pero sí tengo claro que las conversaciones de trabajo ya no se dan en la esquina de las chucherías o en las mesas de pimpón".
Mardack insiste en la necesidad de dar oportunidades fuera de los núcleos de concentración de talento habituales: “Hay quien tiene título y no se puede sumar al entorno laboral. Y, al contrario, hay quien tiene una habilidad, sin título, y con capacidad. En América Latina hay una gran oportunidad para el talento”.
Uno de los impedimentos que encontraba Silicon Valley para llenar estos empleos eran las visas, limitadas y cada vez más caras. Mardack tiene la solución: “Muchas veces encuentran al candidato ideal en Brasil, Argentina o Venezuela. Casi siempre son externos, que no tienen estabilidad laboral, que no se sienten parte, que no pueden tener acceso a una hipoteca, por ejemplo. Con Oyster pasan a ser empleados como los demás, con su nómina”.
El CEO insiste en que ellos no son los primeros en nacer remotos, pero sí lo hicieron en el momento correcto, sin esperarlo. “GitLab, Buffer o Automattic (la empresa que crea Wordpress) fueron nuestra inspiración. Ya hablaban de las ventajas de este modelo, con comunicación asíncrona, con la libertad de echarte una siesta si es lo que te apetece… Nos enfocamos en la productividad y bienestar del empleado”, subraya.
Buscando el talento diversificado
Oyster suma ya 30 empleados y cuenta con clientes en México, Estados Unidos, Canadá, Líbano y Europa. Algunas empresas que ya usan el servicio son Mapped o Impala. Su cliente ideal sería una empresa con deseo de crecer rápido y talento diversificado, una constante en Silicon Valley.
Funciona como un SaaS (servicio de software por suscripción) y cobra 29 dólares por empleado. Con un matiz importante: “El precio es una cuestión filosófica. Si una compañía está en América Latina, África o ciertas partes de Asia lo natural es que la cuota se adapte a esos mercados. Hacerlo forma parte de nuestra misión”.