El término “Bionauts” es prácticamente desconocido en estos momentos, pero puede que en un par de años se convierta en una palabra común dentro del mundo de la medicina.
Bionaut Labs, startup con sede en Los Ángeles, se ha dispuesto a revolucionar el campo médico con la fabricación de los primeros microrobots que llegarán a las zonas más remotas del cuerpo. Su función será contribuir al diagnóstico de enfermedades raras relacionadas con el sistema nervioso.
En su última ronda serie B, la compañía ha logrado captar 43,2 millones de dólares de financiación. En esta ronda participaron Deep Insight, OurCrowd, Sixty Degree Capital, Dolby Family Ventures, What if Ventures e inversores anteriores como Upfront Ventures, BOLD Capital Partners, Revolution VC y Compound. La ronda fue liderada por Khosla Ventures.
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De esta manera, Bionaut logra sumar más de 63 millones de dólares de financiación en total, una cuantiosa suma, más si se tiene en cuenta que la empresa lleva en activo seis años. Además de sus cuarteles generales en la ciudad de Los Ángeles, Bionaut también cuenta con un centro de investigación y desarrollo en Israel y con el Instituto Max Planck en Alemania.
“Ha habido una falta de innovación en torno a los tratamientos para las enfermedades que causan un gran sufrimiento. Esto se debe, en gran medida, a los fracasos del pasado, que llegaron a desanimar a los mejores investigadores”, relata Michael Shpigelmacher, cofundador y CEO de Bionaut. “Desde Bionaut Labs seguimos comprometidos con la búsqueda de nuevas formas para tratar estas enfermedades devastadoras, a las que les hace falta un gran impulso”.
El gran obstáculo para tratar las enfermedades que afectan al cerebro y al sistema nervioso central es lo que se conoce como la barrera hematoencefálica. La barrera es permeable y regula el paso de ciertas sustancias, como el agua y el oxígeno, al encéfalo. Sus características hacen que resulte complicado el acceso al mesencéfalo con precisión.
Los microrobots de Bionaut Labs, los ‘bionauts’, se propulsan mediante la fuerza magnética. Sus diminutas proporciones les permiten navegar por las zonas más complejas del cuerpo humano para inspeccionarlas. Además, los ‘bionauts’ son capaces de trasladar medicamentos hasta estas partes del cuerpo.
Desde el laboratorio de biotecnología aseguran que, a diferencia de otras tecnologías, la suya no presenta ningún tipo de toxicidad ni causa efectos secundarios.
Los científicos de Bionatus han logrado hallar nuevas rutas para llegar al mesencéfalo de manera segura. En un futuro cercano, sus robots diminutos podrían tratar condiciones degenerativas como el Parkinson, la enfermedad de Huntington (afección hereditaria que produce alteraciones motoras), la hidrocefalia y los tumores malignos.
La nueva captación de capital permitirá al equipo de Bionaut centrarse en sus estudios para luchar contra los tumores cerebrales y abordar la malformación de Dandy Walker, una enfermedad pediátrica que afecta al desarrollo y formación del cerebro.
Una venta millonaria a Apple
Michael Shpigelmacher y Aviad Maizels son los fundadores de Bionanut Labs. El hecho de que hayan conseguido captar un gran capital hasta la fecha no es casual: cuentan con un gran éxito en su currículum.
En 2005 fundaron en Israel la startup PrimeSense, especializada en el reconocimiento facial. Posteriormente fue adquirida por Apple e integrada en el iPhone. Es la tecnología conocida en todo el mundo como ‘FaceID’ y que se ha convertido en un componente de seguridad vital en el día a día. La venta se llevó a cabo en 2013 por 400 millones de dólares.
El equipo de liderazgo de Bionaut está compuesto por varios equipos médicos especializados en robótica, neurociencia, biología y en el desarrollo de medicamentos.
Para llegar a ver los portentos de los ‘bionauts’ habrá que esperar todavía al menos un par de años. La compañía cuenta con una plataforma de tratamiento patentada que tiene como objetivo que, una vez demostrada su tecnología, pueda lograr el visto bueno de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés) lo antes posible.
Sus primeras investigaciones serán publicadas en 2023 y el objetivo es comenzar con los primeros ensayos clínicos en humanos en 2024.