El 16 de abril la comisaria europea Mariya Gabriel, responsable de Innovación, Investigación, Cultura, Educación y Juventud, convocó por primera vez al denominado EU Innovation Ecosystem Leaders Group, que reúne a representantes de los 27 países de la UE. El español es Carlos Mateo de la Asociación Startups.
El propósito de la reunión era 'dar voz a los ecosistemas de innovación' en el futuro desarrollo de la política comunitaria al respecto.
Para sorpresa y admiración de Gabriel, apenas tres semanas después el grupo estaba en condiciones de entregarle un primer documento denominado 'Plan de Acción para convertir Europa en la nueva central mundial de startups'.
Un documento que persigue 'multiplicar por diez' la cantidad de unicornios europeos y que fue formalmente entregado a la comisaria este lunes, en una reunión por Zoom con presencia de periodistas.
Gabriel lo recibió diciendo: "Veo que han cumplido su promesa y refinado sus ideas iniciales, que ahora están muy bien estructuradas en su plan de acción. Sí, tenemos que ser ambiciosos, pero necesitamos iniciativas concretas".
Poner nombre a las cosas
El plan, expresado en cuatro puntos por sendos representantes del sector emprendedor de los distintos países, empieza por plantear como cuestión básica establecer el nombre de las cosas.
La estonia Eve Peteerson, lo plantea exactamente así: "Empezar de verdad desde el principio requiere partir de definiciones y datos, con lo que hemos estado lidiando durante los últimos dos años, para evaluar correctamente el crecimiento de las startups. Es importante que haya en la UE definiciones acordadas por grupos relevantes del sector, para rastrear continuamente el crecimiento utilizando los datos recogidos de cada Estado miembro".
Plantea tres acciones. Lo primero, establecer definiciones compartidas en toda la UE de lo que es una startup, una scaleup y el 'sector startup'. "Cada Estado miembro los define de manera un poco diferente, o ni siquiera lo tiene definido", dice.
Peteerson le da importancia a que toda Europa mida por igual las etapas de crecimiento de una startup, qué es la 'tecnología profunda' (deep tech) y a qué se le llama 'unicornio', para establecer una metodología común.
El segundo punto sería establecer una taxonomía y una forma de evaluación de los datos paneuropeas, para crear "un marcador", publicado por la Comisión Europea, que permita hacer seguimiento del rendimiento de los ecosistemas nacionales, y compararlos.
Y su tercera acción sería crear un esquema de datos abiertos, haciéndose públicos los que poseen los gobiernos sobre compañías innovadoras y los de las propias empresas, para ayudar a crear legislación basada en esa información. Que, además, sería imprescindible para dar coherencia al 'marcador' europeo de ecosistemas.
Clasificación de rendimientos
Antes de expresar Peteerson ese primer punto del plan, Peter Vesterbacka, de FinEst Bay Area y fundador del festival digital Slush, ofreció una primera aproximación a lo que sería, digamos, una clasificación de rendimientos, poniendo sobre la mesa algunos números:
"Antes de la pandemia estuve en Pekín y un profesor de la Universidad de Quingdao comentaba muy orgulloso que China compite con EE. UU. intensamente y ya tiene 200 unicornios. Es impresionante, pero fíjense en Estonia: siete unicornios con 1,3 millones de habitantes. En China son 1.400 millones. Necesitas siete millones de chinos para crear un unicornio mientras en Estonia son unos 300.000".
Admite, por supuesto, que no toda Europa es igual de eficaz. En Alemania debería haber 276 unicornios, que no es el caso. "Si miramos lo que están haciendo nuestros amigos estonios, no hay razón alguna para que no podamos hacer lo mismo y que 'the next big thing' surja aquí, en Europa", incide.
La irlandesa Martina Fitzgerald, en el segundo apartado del Plan de Acción, plantea la cuestión del talento en la innovación. "Un sector vibrante y dinámico necesita un suministro continuo de individuos con talento", dice. "Esta Europa necesita asegurar que los fomentemos y animemos continuamente a personas de todas las edades y educaciones a contribuir al sector", añade.
Propone iniciar la educación en emprendimiento a los niños y jóvenes, enseñándoles la importancia de saber convertir una idea en un negocio, construir un equipo, un modelo de negocio y la habilidad de desarrollarlo. Su ejemplo es la iniciativa austriaca, con apoyo de la UE, 'Semanas del emprendimiento', que se desarrolla en los colegios, con equipos 'nacionales' de cada estado federado.
Impulso desde la educación
"En nuestro documento somos muy conscientes de que muchos fundadores de éxito empiezan sus negocios en la Universidad", advierte. "Esto puede estimularse con un estipendio mensual para estudiantes con ideas de negocio que lo merezcan, para que puedan lanzar una empresa de riesgo ya", apunta.
Propone fomentar las 'ferias de scaleups' en escuelas de negocios, para facilitar el reclutamiento de graduados, y aboga por "la diversidad y la inclusión" y por una mayor visibilidad para las fundadoras de startups. Así, recuerda que sólo el 8% de las startups europeas son creadas por sólo mujeres y nada más en el 25% hay equipos mixtos con al menos una mujer o un hombre. Desearía alcanzar "un incremento del 50% en el número de mujeres fundadoras en la UE. Y eso es posible".
Además, el documento reclama fomentar espacios creativos europeos, donde "expertos en artes, biotecnología o deportes, puedan conectarse con startups, negocios y agencias estatales, para animar a jóvenes o emprendedores con desventajas sociales a iniciar un negocio".
Desde Berlín, David Holf subraya que la tercera parte del documento entregado a la comisaria habla de la importancia de los impulsos digital y verde, en los que "las startups de Europa jugarán un papel integral del futuro".
Señala que de unas 80.000 startups europeas han surgido 51 unicornios hasta 2020. Y lo que pide es un marco para una amplia colaboración entre fondos de financiación para startups universitarias, incubadoras, centros de investigación y grandes empresas, a un nivel de regiones. E inversiones transfronterizas.
Según Holf, dado que el 18% del PIB comunitario se gestiona públicamente, hace falta adoptar políticas amistosas para que las startups tengan parte en ello. El documento también reclama innovación abierta, con participación de la investigación de las Universidades.
"Las startups son una máquina de crear empleo", afirma, "y será la máquina del futuro. Son absolutamente necesarias para el 'Green Deal' europeo. El 30% de las startups dicen tener una misión verde y han demostrado su robustez durante la pandemia".
La exposición del cuarto punto del documento correspondió a Hadji Cenam, de la asociación croata de inteligencia artificial.
Cambio de políticas
Su planteamiento es que se precisa "un cambio de políticas y apoyo para implementar financiaciones iniciales". Sugiere incentivos fiscales para el crecimiento de las startups y los inversores, con una categorización especial para tales tipos de inversiones.
Habla de eliminar ciertos sesgos impositivos, que desfavorecen las inversiones 'equity' y obligan a las startups a asumir mayor costes para rebajar sus beneficios e impuestos en vez de disponer de esos recursos para incrementar su propiedad intelectual.
Añade que un sistema de "stock options para los empleados es crucial para atraer y retener talento y es necesario simplificarlo -de hecho, implantarlo- y una política fiscal que lo considere "ganancias de capital en vez de ingresos ordinarios".
Otra petición transmitida a Gabriel es crear "un visado europeo startup", que facilite empezar un emprendimiento en cualquier lugar de la UE y "también atraer talento de cualquier lugar del mundo para trabajar en startups".
"Por último, pero no menos importante", concluye Cenam, "necesitamos leyes de 'reinicio' que puedan animar a los fundadores a emprender de nuevo en la UE, en caso de que su aventura fracase. Hacérselo más fácil".
Con estas ideas sobre la mesa, D+I preguntó a la comisaria Gabriel si cabe esperar que se plantee alguna Directiva europea para establecer algún tipo de política común.
Respuesta de Gabriel
"No estoy segura de eso", responde. "Cuando tenemos una Directiva es porque nos gustaría arreglar los efectos de que nuestros estados miembros han seguido caminos diferentes. Creo que antes de llegar a esto, directivas o nueva legislación, necesitamos, primero como podemos ofrecer esos espacios de experimentación y cocreación, con una 'sandbox' regulatoria, utilizando mercados como 'laboratorios vivos' y, en paralelo, ver cómo podemos facilitar inversión inteligente para scaleups, smartups, spinoffs y pymes", explica.
"La cuestión es cómo explotamos las sinergias entre los diversos fondos a nuestra disposición", prosigue Gabriel, que en sus intervenciones subrayó el papel que deben jugar las agencias europeas dedicadas a la innovación, EIT y EIC, y el plan de inversiones Horizonte Europa.
"Es fundamental el papel de lo público y creo que, por ahora, nuestras startups necesitan flexibilidad y libertad suficiente para innovar. Por eso apreciamos tanto estas propuestas, que fijan los objetivos en barreras concretas que hay que eliminar para liberar el potencial", prosigue Gabriel en su respuesta, añadiendo que "si hay necesidad de hacer algo, la cuestión es si [la propuesta] deberá proceder del propio sector".
"La gran diferencia es que ahora tenemos una aproximación de abajo arriba y estamos dando la palabra a nuestros innovadores para ayudarnos a cocrear y codiseñar este ecosistema europeo de innovación", concluye la comisaria.