La 'Europa de los robots' quiere evitar que la máquina reemplace a la persona
La UE debate en un foro cómo utilizarlos para 'ayudar' con la economía, el empleo y la transición verde, su papel social y la relación con los niños.
1 febrero, 2021 03:28Noticias relacionadas
Europa quiere ser una potencia robótica de primer orden. Es más, Europa ya se siente líder en este terreno "con recetas pioneras", según la comisaria de Innovación, Investigación, Cultura, Educación y Juventud, Mariya Gabriel.
La cuestión es, ahora, establecer una especie de liderazgo moral con esas "recetas", para revalidar en los campos de la robótica y la inteligencia artificial el principio generalmente aceptado que Europa marca las pautas globales en la regulación y garantías de las nuevas tecnologías. Mientras, Estados Unidos y 'Asia' se afanan en los desarrollos técnicos con otras actitudes y sin cortapisas.
Lo que preocupa en la Unión Europea, como cabe deducir de las jornadas What Future for European Robotics? celebradas esta semana, es la implicación de los robots en el desarrollo económico y social, como expresión corpórea de la intangible de la IA, y su relación "con los seres humanos".
Su relación con los niños
Científicos, expertos en tecnología, economistas, políticos y asesores han debatido durante dos días, más un tercero dedicado a los puntos de vista de la Comisión Europea, la manera de lograr que sean una herramienta de apoyo, una palanca, sin reemplazar a las personas. Y con una preocupación especial por su relación con los niños.
Gabriel apunta que "el uso de los robots y la IA va a modelar el desarrollo de la innovación global y debemos estar preparados y tener los instrumentos para invertir en las nuevas tecnologías y acelerar la preparación adecuada. En esto desempeña un papel esencial la educación, que también, desde el punto de vista del usuario, se beneficia de los avances en las interfaces hombre-máquina basados en la realidad virtual y aumentada".
La participación de las máquinas en la educación, en la Europa de los robots, es uno de los puntos que centran mayor atención, después de que los economistas se esfuercen en demostrar con una catarata de estadísticas que su uso no tiene por qué destruir empleo.
Los expertos confían en que el desarrollo robótico sirva para crear otro tipo de trabajos, con la voluntad política de que el impulso ayude a acelerar la transición digital y la transición ecológica, al abrir paso a nuevas formas de producción e industria.
El dinero de Horizonte Europa
Gabriel afirma que "el 45% de la creación de empleo en la Unión Europea hasta 2030 será en sectores que requerirán una alta preparación, y el de la robótica es uno de los que están entre nuestros objetivos más ambiciosos".
"Desde el 10 de diciembre, Europa cuenta con el mayor programa transnacional de todos los tiempos para apoyar la investigación y la innovación, con más de 95.500 millones de euros para los próximos siete años", desgrana, refiriéndose a Horizonte Europa, que incrementa en un 30% el programa anterior, Horizonte 2020.
En el nuevo programa, "los procesos de manufactura y recursos industriales suponen conjuntamente el 60% de las inversiones robóticas, en estrategias de cooperación público-privada".
Gabriel llama a la creación de "sinergias" y planes de acción conjuntos con el Comité de las Regiones, para fortalecer a estas y mejorar una competitividad "basada en investigaciones y actividades innovadoras punteras". A lo que añade la idea de una intensiva aplicación robótica, apoyada por el Consejo Europeo de Innovación, con su notable capacidad para financiar startups.
Por el lado político español, la keynote de la secretaria de Estado para la digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, cerró la segunda jornada. La respuesta son los planes que en las últimas fechas ha ido presentando el Gobierno, sobre la estrategia nacional de digitalización en general y, en particular, las de las pymes, competencias digitales y digitalización de las Administraciones públicas.
Robots en la educación
En el capítulo educativo la española Carme Torras, del CSIC y de la Universidad Politécnica de Cataluña, en la única keynote que podría considerarse elaborada a pie de obra, puso el ejemplo de un aula en Corea.
Trabajando con robots "sociales" e IA sobre el terreno, Torras subraya la diferencia con los robots industriales, que desarrollan sus tareas en una factoría sin interactuar con personas, que incluso pueden detener su actividad, para evitar riesgo de accidentes, si detectan la presencia de alguien.
El ejemplo educativo que cita es "un robot que ayuda al profesor -porque hay un profesor humano- a enseñar idiomas, operado en remoto por hablantes de inglés que así no necesitan desplazarse hasta Corea".
Durante la pandemia, los robots podrían haber sido más útiles para evitar la exposición de los sanitarios al virus.
En casos como este, como de niñeras y de robots que juegan con los críos, admite, "hay aplicaciones que tienen implicaciones éticas". Pero estima que "la pandemia ha demostrado que la mayoría de los robots no están interactuando realmente con la gente. Los hay tomando temperatura a los pacientes a distancia, o el 'perro' de Boston Dynamics, advirtiendo para mantener la distancia social, con mensajes de voz".
El argumento de la interacción escasa es que "podrían haber sido más útiles para evitar la exposición de los sanitarios al virus", haciendo algunas tareas de manipulación de mayor contacto con los pacientes.
En su presentación, Torras muestra cómo un brazo robótico ayuda a ponerse unos zapatos, a alguien eventualmente con dificultad para hacerlo. Otro, llamado Anne, es capaz de dar de comer a una persona con una cuchara.
Volviendo a la educación, que contó con un panel específico de tres cuartos de hora, Tony Belpaeme, de Ghent University, plantea propone robots, amables y pacientes, para tratamientos en el ámbito del autismo. En sus pruebas ayudan a mejorar las habilidades sociales del niño, su comportamiento y capacidad de atención, con resultados similares a terapias estándar.
También plantea el uso para mitigar problemas en las aulas relacionados con los cambios demográficos, la diversidad dentro de la clase, el aumento de alumnos en contraposición con las necesidades de personalización y problemas de presupuesto escolar. Además, les otorga ventajas para la enseñanza de idiomas.
Hae Won Park, del MIT Media Lab, plantea la implicación de las emociones en el proceso del aprendizaje, afectando a la atención, comprensión y memorización. Asegura que la interacción con robots activa "el pensamiento social", citando a Matthew Liberman, y valora la capacidad "de relato personalizado" que ofrece la máquina.
Por el contrario, la posición de Stéphen Vincent-Lancrin, de OCDE es que los robots no pueden reemplazar a los profesores en las aulas, porque es una actividad que habilidades muy particulares. Aunque si concede la posibilidad de una conexión emocional con ellos. "Piense en cómo se siente respecto a los robots de La guerra de las galaxias…".
Y en este punto hay que recoger la mayor objeción, planteada por Paul Nemitz, asesor de políticas de Justicia de la CE, a la idea de máquinas que imitan la apariencia de personas: "Los seres humanos, especialmente los niños, nunca deben ser objeto de manipulación por las máquinas. Cualquier similitud humanoide que pueda ayudar a manipular emocionalmente a los niños, es inaceptable".
Nemitz teme que se puedan forjar generaciones en las que se altere la percepción de la autoridad, asumiendo que pueda emanar de las máquinas en vez de estar estas supeditadas al criterio humano.
La paradoja de Moravec
A lo largo de las jornadas salió a relucir varias veces la paradoja de Moravec, citada de distintas maneras, como epítome de la relación actual entre personas y máquinas: "La inteligencia artificial puede jugar al Go como un campeón mundial, pero los robots todavía no pueden jugar con bloques de madera como un niño de tres años", dice Bernd Liepert, presidente de euRobotics asisbl, asociación sin ánimo de lucro que agrupa a las principales organizaciones y compañías europeas dedicadas a la robótica.
Otra versión, citada por Susan Bieller, secretaria general de la Federación Internacional de Robótica: "Lo que es simple para los niños (habilidades sicomotrices y de percepción) es difícil para las máquinas. Y viceversa".
La comisaria Gabriel observa que la cuestión estriba en el desarrollo de "una inteligencia artificial de alto nivel fiable y basada en un conjunto de directrices éticas, centradas en el ser humano. Lo cual también es relevante para los robots porque asumen la IA en su funcionamiento".
Lo que es simple para los niños (habilidades sicomotrices y de percepción) es difícil para las máquinas. Y viceversa.
Para la máxima responsable política del área, las experiencias con niños autistas son muy válidas, "imitando expresiones faciales humanas básicas". En la relación social entre personas y máquinas, aprecia las crecientes capacidades de estas para "expresiones artísticas como improvisaciones musicales, danza y pintura". De modo que "el impacto va más allá de la productividad industrial".
"Es nuestra responsabilidad", añade Gabriel, "hacer que los robots sean éticos y seguros para que sean aceptados en la sociedad".