No se dejen engañar. Aunque el sector del videojuego facture en España más dinero que el cine y la música juntos, e incluso aunque las cifras de 2020 (disponibles un poco más adelante) arrojen un ligero crecimiento, la industria nacional atraviesa un momento especialmente delicado.
A menudo confundimos el consumo de videojuegos, que en España es abundante y muy extensivo entre la población, con la producción de estos títulos. Las cifras demuestran que en nuestro país jugamos mucho a videojuegos, pero que muy pocos de ellos son made in Spain. La industria nacional es pequeña, se encuentra muy atomizada y no dispone de los recursos para embarcarse en grandes producciones.
En este contexto ya de por sí difícil, como puntilla, llega la pandemia de la Covid-19. El sector en España, representado por AEVI, reafirma sus reclamaciones históricas al Gobierno y añade una nueva: “No confundamos el juego -apuestas- con el videojuego. No somos lo mismo”. Son palabras de José María Moreno, director general de esta asociación, que concede su primera entrevista del año a D+I.
- ¿Qué balance hace de 2020?
Las ventas online han compensado la caída de las ventas en soporte físico, aunque todavía no sabemos en qué medida. Además, los datos que manejamos apuntan a que las ventas físicas se recuperaron después del estado de alarma, a diferencia de lo ocurrido en otros países.
Los otros perjudicados por la pandemia son los estudios locales de desarrollo de videojuegos. Hablamos en su mayoría de microempresas, que se han visto obligadas a incurrir en nuevos gastos para empezar trabajar desde casa, para comprar equipamiento y para contratar servicios en la nube.
A esto se suma que en 2020 se cancelaron todos los eventos del sector, que es donde estos estudios presentaban sus proyectos a los inversores y a los distribuidores. Como resultado, no han podido dar salida a su producto a la velocidad que esperaban.
- Más gastos pero menos ingresos, difícil ecuación. ¿Cómo puede resolverse?
Pidiendo ayuda a la Administración para tratar de impulsar y de dar a conocer esos proyectos. Hemos intensificado nuestra interlocución con el sector público, tanto a nivel estatal como autonómico y local.
También procuramos ayudar a las empresas del sector, que como decía son en su mayoría de pequeño tamaño. Son más de 400 estudios en total, que dan trabajo a unas 9.000 personas. Les aportamos mentorización sobre las materias en las que se ven más flojos -que normalmente suelen ser las empresariales, como el márketing-, les organizamos reuniones con inversores, las representamos en eventos internacionales, las conectamos con universidades...
- Hace aproximadamente un año, justo antes de arrancar la nueva legislatura, presentasteis al Gobierno un decálogo de propuestas. ¿Cómo han evolucionado esas reclamaciones?
Se ha cumplido la primera de ellas, que era la recuperación de la Mesa del Videojuego. Una mesa de trabajo con los diferentes ministerios implicados, a los que este año se ha sumado el Ministerio de Consumo.
La segunda de las peticiones era el establecimiento de incentivos fiscales. Siempre hemos abogado por este tipo de ayudas, similares a las que ya tienen otros países de nuestro entorno. Creemos que esta vía es la más justa y la que sería más eficaz para atraer inversión internacional. En su defecto, reclamamos ayudas directas (subvenciones) para los desarrolladores locales, que es el modelo que ha escogido Alemania. A este respecto, en los PGE 2021 el Ministerio de Cultura ha incorporado una línea de subvenciones de nueva creación, por un valor total de un millón de euros, que complementarían las ayudas que anualmente se conceden desde Red.es (empresa pública adscrita al Ministerio de Asuntos Económicos).
En tercer lugar, siempre hemos propuesto trabajar para que España se convirtiese en un hub de innovación digital. En este sentido, desde el Gobierno se está tratando de impulsar un hub de audiovisual y del videojuego.
- Otra de las propuestas era desarrollar medidas de videojuego responsable dirigidas a menores, en colaboración con las instituciones públicas. Desde AEVI hablabais de campañas de sensibilización, pero desde el Gobierno se plantea la vía de la regulación, a través de un real decreto que prepara el Ministerio de Consumo. ¿Qué opinión os merece?
Lo primero y más importante para nosotros es incidir en que el juego y el videojuego no son lo mismo. En español, empleamos la misma palabra para designar ambas cosas y eso puede dar lugar a confusión. Consumo ha sometido a consulta pública un proyecto de real decreto para actualizar la regulación actual del juego online, pero se refiere a los juegos de azar, las apuestas… Nosotros somos otra cosa.
- ¿Y las 'loot boxes'?
En cuanto a las loot boxes (o cajas botín), es importante reseñar que las hay de distinto tipo, incluso gratuitas. Tenemos la sensación de que hay un poco de confusión. A veces se equiparan, por ejemplo, a las micro-transacciones, sobre las que nadie se ha quejado y gracias a las cuales sobreviven algunos estudios de desarrollo españoles.
Por otra parte, desde la política se ha proclamado que las loot boxes actúan en los jóvenes como antesala de las adicciones a las apuestas. ¿Quién lo dice? ¿Hay algún estudio que lo demuestre? Los pocos estudios existentes apuntan a que el uso excesivo de los videojuegos genera algunos problemas, pero que son diferentes al de las adicciones más puras.
Por eso, invitamos a la Administración a basar cualquier regulación que pueda venir en la realidad del sector y en la evidencia científica.
- ¿Cómo proponéis desde AEVI abordar la cuestión de las 'loot boxes'?
Lo que es importante es que estas loot boxes se pongan en el mercado de una manera segura para el usuario. En eso estamos todos de acuerdo. Para eso, la propia industria está incorporando muchas herramientas.
Por ejemplo, medidas de control parental para limitar el número de partidas, el tiempo de juego o el tipo de videojuegos a los que puede jugar el menor, pero también para prohibir o imponer límites a las micro-transacciones dentro del juego, o para que los menores no puedan siquiera acceder a las loot boxes. Existen configuraciones de control parental para las consolas y, cada vez más, para los propios videojuegos.
Otra medida muy útil es el Código PEGI, que informa sobre la edad recomendada y sobre el tipo de contenidos que puede haber dentro del juego. Así, indica si contiene palabras malsonantes, violencia o micro-transacciones y, ahora también, si existe la posibilidad de acceder a loot boxes. Toda esa información está en la caja, visible antes de comprar el videojuego.
Además, hay un compromiso por parte de los principales fabricantes de hardware y software por proveer de mejor información. Por ejemplo, se está informando de la probabilidad real de que te toque un elemento dentro de una loot box. O de cuánto dinero llevas gastado dentro del juego.
Y por último, desde la industria estamos emprendiendo campañas de concienciación. Así, en España hemos lanzado la campaña The Good gamer, con recomendaciones para un uso responsable dirigidas a jóvenes, padres, educadores... También destacamos los aspectos positivos que tiene el videojuego en otros campos, además del entretenimiento, como la salud, la cultura o la educación. Hemos pedido a las Administraciones que nos ayuden a difundir estas ideas.
- ¿Consideráis que se asocia injustamente al videojuego con la ludopatía?
La ludopatía es la adicción al juego, a las apuestas, a la lotería… Es un problema de otra industria.
Cualquier cosa que se utilice en exceso puede generar un perjuicio, claro, pero con los límites que considere cada uno, el videojuego resulta una opción de ocio perfectamente válida.
- ¿Habéis planteado estas cuestiones en la consulta pública del real decreto?
No, porque es una norma sobre el juego, no sobre el videojuego, y no nos damos por aludidos.
En cualquier caso, estamos en conversaciones con el Gobierno y con el Ministerio de Consumo a través de la Mesa del Videojuego. Existe un buen diálogo con ellos, y les hemos mostrado nuestra disposición a trabajar conjuntamente. Al respecto de las loot boxes, en particular, también hemos propuesto que España trabaje de manera coordinada a nivel europeo.
- En cuanto al plan del Gobierno para crear en España un 'hub' audiovisual, ¿qué impresiones os merece?
Estamos en contacto con el propio Ejecutivo para ver cómo se podría articular para atraer la inversión y el interés de las empresas internacionales, y nos parece que va en la buena dirección.
En nuestra opinión habría sido fantástico complementar este plan con las ayudas fiscales al sector. España es un país con talento y buena calidad de vida. Si tuviésemos las mismas ayudas que Francia, Alemania o Italia, por no hablar de países más lejanos como Canadá o Estados Unidos, competiríamos en mejores condiciones para capturar la inversión de multinacionales.
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