Es uno de los congresos marcados a fuego en el calendario tecnológico. No es para menos: el Web Summit que se celebra cada año en Lisboa (este año de forma virtual) congregó esta semana a 104.300 asistentes de 168 países, 30.000 personas más que la pasada edición que sí se produjo presencialmente. Se trata de cifras que apenas unas pocas ferias más -como el Mobile World Congress o el CES de Las Vegas- pueden igualar.
La cita (que tendrá una nueva réplica en Asia) no sólo destaca por los números de escándalo -incluidos sus 1.137 oradores y 2.007 startups participantes- sino porque se ha ido consolidando como una particular pasarela de grandes líderes digitales, gurús del marketing, políticos tratando de situar sus países en el mapa y rostros populares de la televisión, el deporte o la moda.
Así pues, y saltando entre las distintas salas virtuales que se han configurado para el formato virtual, uno tanto podía encontrarse con directivos de Facebook, Microsoft o PayPal como con Ronaldo (exdelantero del Real Madrid), José Mourinho o el DJ David Guetta. Un variopinto plantel para celebrar la era digital en el que también tienen cabida los líderes de Grecia, Cabo Verde, Antigua y Barbuda, el alcalde de Londres o el gobernador de Tokio.
De hecho, el tamiz político ha sido más acusado si cabe que en otras ediciones del Web Summit. Quizás el momento lo propicia especialmente: un cambio presidencial en Estados Unidos a la vuelta de la esquina, una Europa en plena reinvención de sí misma y un mundo donde impera la desinformación y la polarización amplificadas por las redes sociales.
La búsqueda de Europa de su propio sentido en estos convulsos tiempos ha sido, sin duda, uno de los temas más recurrentes en este Web Summit 2020. La propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, participó en la cita, comenzando por el reconocimiento explícito de que a este lado del Atlántico no se están haciendo las cosas bien a la hora de aprovechar la ola digital: "Europa tiene un peso menor del que debiera", explicó la política germana. Un fenómeno cuyas raíces radican en la complejidad regulatoria, las barreras burocráticas y las brechas en infraestructuras que existen en el seno de la UE.
Así explica Von der Leyen que, pese a contar con la mayor cantidad de investigadores en inteligencia artificial y más desarrolladores de software que Estados Unidos, las startups europeas acaben migrando a Estados Unidos en busca de un futuro mejor.
En ese mismo sentido, la comisaria europea de Competencia, Margrethe Vestager, fue una de las grandes protagonistas de la cita con su diagnóstico de por qué el Viejo Continente se ha quedado atrás en la contienda tecnológica ante el empuje chino y norteamericano.
“Europa ha fracasado a la hora de construir un mercado único. Mientras que China y EEUU tienen un mercado único, también en cuanto al idioma, aquí no hemos podido crear ese mercado armonizado y tenemos un mercado de capitales muy distinto al suyo”, dijo Vestager en el Web Summit.
Un análisis que acompañó con una profunda autocrítica a la actitud europea en materia de digitalización: “Nos corresponde a los europeos ver cómo desarrollar este mercado para tener empresas europeas en la siguiente generación de la tecnología”, dijo la comisaria, quien tampoco ha obviado el debate sobre la soberanía digital o la ola de proteccionismo que se vive en todo el globo: “Europa no conseguirá tener éxito frenando a los demás países, sino ofreciendo la mejor tecnología”.
Vestager fue solo uno de los muchos rostros de Bruselas que se hicieron notar en esta cita, además de algunos de los principales líderes nacionales (y por supuesto de Portugal, país anfitrión del evento).
En lo que nos atañe, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, tuvo su momento estelar en la segunda jornada del Web Summit, en la que aprovechó para adelantar algunas de las claves de la Ley de Startups (prevista para antes de que acabe el año) y resaltar la apuesta del Ejecutivo por la llamada "Nación Emprendedora" que encarna el Alto Comisionado, Francisco Polo.
Responsabilidad de las empresas
Y si la Unión Europea ha usado este Web Summit para mirar de frente a sus debilidades, algunas de las principales compañías tecnológicas no se han quedado atrás. Con dos temas fundamentales encima de la mesa: la necesidad de imponer reglas al uso de tecnologías como la inteligencia artificial y, por otro, cómo controlar la desinformación y las 'fake news' que amenazan a las democracias del globo.
En torno al primero de los asuntos, Brad Smith -presidente de Microsoft- dejó claro que se "necesitan normas claras que expliquen qué y cómo puede usarse la inteligencia artificial, las cuales deben estar basadas en una serie de valores fuertes y compartidos". Su empresa, que ya publicó una serie de principios autorregulatorios para la implementación de la IA, ha asegurado querer colaborar con las instituciones públicas para diseñar esta normativa propia del siglo XXI, como ya está haciendo la misma Unión Europea.
Mirando el segundo de los grandes bloques de interés, el de la desinformación y los discursos de odio en las redes sociales, Facebook fue la gran protagonista, por medio de Mike Schroepfer, CTO de la popular plataforma.
"La respuesta no es regular a las plataformas y hacerlas más restrictivas. Es decidir como sociedad democrática lo que está permitido y no, y las redes sociales haremos todo lo posible para hacer cumplir esas reglas", criticó el directivo, quien recordó que Facebook ha multiplicado por cinco el número de contenidos ligados a discursos de odio en el último año que su IA ha detectado. "Pero no podemos olvidar que esto es una realidad que se produce cuando los humanos se comunican entre sí, siempre hay buenos y malos usos".
Por ello, Schroepfer ha suplicado que no se tomen medidas drásticas para monitorizar y controlar los mensajes ofensivos o que contengan 'fake news', sino que le permita a la compañía "seguir progresando" con sus tecnologías de detección para evitar al máximo esta clase de desafortunados fenómenos sociales.
Al respecto, Ursula von der Leyen dejó bien claro que lo que los Gobiernos piden no es ninguna locura ni nada inalcanzable, solo que se aplique el sentido común en esta suerte de contienda: "Nadie espera que las plataformas digitales verifiquen todo el contenido que alojan, sería imposible y además una amenaza para la libertad. Simplemente pedimos que cuando hay un contenido ilegal que es notificado por las autoridades nacionales competentes, éste sea retirado", explicó. "Con el poder e influencia que tienen estas plataformas, no obstante, también viene una gran responsabilidad. Por ello deben evaluar los riesgos que corren con sus campañas de publicidad y moderar activamente el contenido. Deben aceptar el escrutinio público de esos trabajos y su auditoría".