El pasado abril me convertí en padre y mi mundo cambió por completo. La llegada de mi hija fue un despertar, emocional sí, pero sobre todo práctico. Me enfrenté a una realidad que muchos padres conocen bien: intentar proporcionar lo mejor para tu hijo mientras manejas las complejidades financieras y logísticas que esto conlleva.
No solo descubres la cantidad de artilugios que necesita tu bebé, o te cuentan que necesita, sino que además tienes el desafío de acomodar todos esos armatostes en un piso ya de por si ajustado.
Los primeros meses me abrieron los ojos a varios problemas. Primero, el gasto significativo que implica equipar al nuevo miembro de la familia. Desde carritos hasta tronas, cada artículo representa un gran desembolso. Además, estos productos tienen una vida útil limitada; lo que es esencial hoy, en unos pocos meses se convierte en un objeto sin uso, contribuyendo al ciclo de desperdicio y acumulación.
Según datos del gigante del ecommerce Mercari, millones de toneladas de productos infantiles se tiran cada año, y solo un 30% se recicla. Los que no se tiran acaban acumulándose en casas o trasteros. Seguro que sabéis de lo que hablo juguetes, carritos, ropa, libros o muebles. En consecuencia, se ha producido un incremento del mercado de segunda mano, las generaciones más jóvenes usan aplicaciones como Wallapop, como su principal opción de compra.
En EEUU en torno al 80% de los padres compran productos de segunda mano. Pero este mercado plantea a los padres preocupaciones y un dilema constante, ¿estará el producto en buen estado? ¿y si descubro un daño una vez ya he pagado? ¿será seguro? ¿será higiénico?
Frente a estos desafíos, comenzó a pasar por mi cabeza una idea, ¿sería posible ayudar a los padres a acceder a productos de calidad para sus hijos sin los grandes desembolsos iniciales? ¿Sería posible además disponer de los productos según las necesidades de crecimiento de sus hijos, sin acumular?
En un mundo como el actual donde cada vez tenemos menos espacio y estamos acostumbrados a tener con inmediatez lo que necesitamos, cuando lo necesitamos, ¿por qué no iba a poder hacer lo mismo con todos los productos que necesito para mi hija?
Surge así KidFlit, la opción de alquilar todo este equipamiento durante el tiempo que lo necesites. Más sostenible y asequible que comprar esos productos de corta duración y más seguro que la segunda mano, al garantizar unos estándares de mantenimiento y limpieza.
KidFlit me da la oportunidad de transmitir a mi hija valores que considero fundamentales. En un mundo como el actual saturado de opciones y presiones financieras, solo voy a consumir aquello que necesite y durante el tiempo que lo necesite.
Fomentando una economía sostenible y colaborativa. Así, a través de pequeños actos cotidianos, espero inspirar a mi hija a vivir con sencillez y practicidad, al tiempo que mantengo la casa libre de trastos innecesarios.
***Rodrigo Cardona es CEO y fundador de Kidflit.