Maldito Kit, que ha elevado a las alturas la alquimia de todo lo que tiene que ver con los fondos NextGeneration, que ha creado influencers del bono que postean cada tramo y sus matices, cada sombra de tan peculiar artilugio del sistema público de ayudas; que ha puesto sobre la pista a la tremenda caterva de intermediarios que hay en nuestro país y hecho visibles a centenares, a miles de agentes que digitalizan casi cualquier liturgia otrora física y pedestre…
Maldito Kit, que provocó el encantamiento de las tecnológicas y de los bancos y de algunos socios locales que se frotaron las manos sacando márgenes jugosos de las Excel más populistas. Maldito Kit Digital que puso en las manos de todos los periodistas argumentos de todo tipo para ensalzar o destruir, tomando solamente una parte pequeña de realidad tan mayúscula…
En España la ejecución de los NexGen va mal porque todos nuestros procesos son un campo de minas, y punto. No hay que ir mucho más allá. El propio Kit Digital es un buen ejemplo de ello. Hay tantas comprobaciones y tantos procesos hasta que la empresa cobra que el tiempo de ejecución se estira en exceso. Somos los reyes de las convocatorias y de las adjudicaciones: en España hay más de tres mil convocatorias de ayudas a empresas al año y más de sesenta webs para informarse de todo, más de dos centenares de programas y organismos convocantes y millares de presolicitudes para casi todo cada día.
Generamos tanto ruido alrededor porque no queremos poner la luz sobre el foco del problema: tenemos más fondos que nunca y más procedimientos y procesos que nunca, y nunca antes habíamos estado tan bloqueados como ahora. Si a esto le sumamos que España acaba de firmar el Acuerdo de Asociación para los fondos del periodo 21-27: más financiación para digitalización, para innovación o para eficiencia energética, entre otras cosas, pasen y vean, el caos está servido. Será divertido ver si los advenedizos de los bonos se aprenden los FEDER y los FSE y la aburrida misa del reglamento financiero de la UE. Tienen poco que rascar en esas latitudes pero ahí lo dejo…
Maldito Kit Digital porque aunque ha democratizado los NexGen y los ha hecho visibles e incluso ha diseñado el mayor impacto de una convocatoria pública para las empresas (que los fondos lleguen a un millón de beneficiarios, ese es el plan), ha permitido igualmente que triunfe el reduccionismo entre quienes opinan, departen y escriben post.
A ver, que no todos los fondos son el Kit y no todo lo digital es NexGen. Lo que yo hubiera querido, puestos a pedir, es que hubiera habido muchos más fondos CDTI o ENISA, muchas más convocatorias de las agencias regionales de innovación, programas más ambiciosos y originales que acogieran la filosofía cascade, por poner sólo un ejemplo.
¿Nos convertiremos en el país donde es más fácil financiar un millón de webs que cien proyectos transformadores? ¿Interesa este debate? Me preocupa que en la zona media, donde no están las grandes y nunca estarán los autónomos, nos estemos dejando muchos proyectos medianos por financiar: compra de maquinaria, modernización de instalaciones, nuevos desarrollos. La sensación que tengo es que las empresas que están en esta franja del lenguaje no tienen quien las escuche y que su demanda es mucho más elevada que oferta pública de programas y ayudas.
Pero no. En España los fondos públicos que vinieron para salvarnos las pesadillas de la pandemia se llaman Kit y PERTE, antes no los conocía nadie, y, más allá de parecerme dos buenas ideas, creo que han chocado de pleno con las murallas del diseño, la asignación y la justificación, con los requerimientos (un dos tres cuatro cinco seis) y hasta con el final del tiempo: cuando los plazos están fuera de plazo y has perdido la oportunidad ya de recibir un céntimo. Que lo vuelvas a pedir y esta vez no te despistes con las notificaciones.
Maldito Kit que aunque supuso que muchos disfrutaran por vez primera de una web o un ERP, provocó también que otros tantos contrataran otra vez lo que ya tenían, que quienes no necesitan gastaran porque se les acababa el bono… Pero oye, que hacerlo había que hacerlo porque, ¿de qué otro modo se construye una primera defensa digital de las pymes españolas?