"La diferencia entre el pasado, el presente y el futuro es sólo una ilusión persistente". Albert Einstein no sólo planteó las teorías de la relatividad espacial y general que cambiaron por completo nuestro entendimiento de la gravedad y abrieron la investigación moderna en cosmología. Con citas suyas como la que acabo de leer demostraba tener una visión más completa sobre la sociedad y nuestra propia esencia que la inmensa mayoría de las personas de nuestro entorno.
2022 comenzaba con el mandato de incrementar el nivel de digitalización de nuestro país, sus empresas y ciudadanos en un presente que sentara las bases de un futuro más sostenible y de crecimiento acelerado. Pero el pasado siempre vuelve, con los vientos de una guerra en suelo europeo resucitando viejos fantasmas y provocando que todos esos anhelos de transformación tecnológica quedaran supeditados a una incertidumbre mayúscula en la que toca navegar una vez más.
A modo de epítome, este año hemos sido testigos de cómo esa incertidumbre ha provocado importantes temores en el ecosistema emprendedor, con un frenazo de la inversión (y de las desinversiones) fruto de un proceso de racionalización, completamente necesario por otro lado para alcanzar la madurez de este sector. Con notorias excepciones: Factorial se ha unido a la selecta lista de unicornios españoles y la configuración de los distintos polos de innovación de nuestro país sigue mostrando una particular viveza y dinamismo que augura buenos tiempos futuros pese a las turbulencias del presente. La Ley de Startups recién aprobada en el Congreso ha de ser el sustento sobre el que geste ese crecimiento del ecosistema en los próximos años.
No es la única ley que hemos visto nacer este curso. Por ejemplo, en materia de ciberseguridad tenemos una larga ristra de normativas europeas y nacionales, con la NIS 2 como principal exponente. Las preocupaciones en torno a unas ciberamenazas crecientes y sus implicaciones en infraestructuras críticas y entornos empresariales son más que justificadas. Mucho más encontramos en áreas como el desarrollo de la soberanía tecnológica o la regulación ética y responsable de los algoritmos y otras tendencias de vanguardia.
Todo ello habla del pasado, reciente pero pasado al fin y al cabo. El presente es el resultado de todas estas acciones: el sector digital ya mueve 114.500 millones de euros en España e impacta en un 22% del PIB nacional. El objetivo declarado del Gobierno es alcanzar el 40% en 2030, para lo cual el tejido productivo -y también la Administración- ha de abrazar la digitalización de forma masiva, transformando sus procesos de negocio con la tecnología, no sólo de forma accesoria o decorativa. La nube, el blockchain, la inteligencia artificial o la robotización son sólo algunas de las tendencias que han de jugar un papel sobresaliente en ese sentido, aceleradas en el futuro por la promesa de los fondos europeos que están aterrizando -tímidamente eso sí-.
De todo ello hemos hablado profusamente en Disruptores e Innovadores durante este año. Se trata del segundo curso de vida de este medio bajo el paraguas de El Español, convertidos en líderes en audiencia según los medidores recomendados del sector y en el epicentro del ecosistema innovador como demuestra la presencia de casi 300 profesionales en la gala de entrega de los D+I Innovation Awards 2022.
Todo el equipo de redacción de D+I comparte la misma vocación, la misma promesa de cara a nuestra audiencia: hacer un portal distinto, honesto, transparente, donde prime la información por encima de todo y que busque en la confluencia de la divulgación y la especialización su particular razón de ser.
A ello contribuyen cada día compañeros como Noelia Hernández, Javier Arnau, Beatriz Aznar, Sandra Viñas, Rosa Jiménez Cano, Pablo Ortega, Julio Miravalls, Mar Carpena, Esther Molina, Esther Paniagua, Arantxa Herránz, Marta Sardá, Maite Fernández o Lucía de la Cruz. Y los numerosos y valiosos columnistas, el 'consejo de sabios' de este medio: todos comprometidos con esta visión del periodismo de innovación que se ha demostrado imprescindible en el pasado, pero resulta crítica en el presente y futuro que nos aguarda.
Sócrates decía que "el secreto del cambio es enfocar toda tu energía no en luchar contra lo viejo, sino en construir lo nuevo". Y en ello seguiremos en 2023, contra viento y marea si es necesario. Cuenten con D+I para ser el altavoz en estos tiempos de cambio, como ya hemos hecho, hacemos y seguiremos haciendo.