Todo lo digital está sobrevalorado. Vivimos un momento tremendamente extraño y desequilibrado: sobra al dinero en el mundo, los fondos buscan gangas digitales en los ecosistemas punteros en nichos como la salud, la sostenibilidad y la educación, vuelven los macro eventos y los encuentros presenciales y otra vez el Morfeo de la innovación nos provoca ensoñaciones utópicas, pero en el mundo de las sombras, la logística se ha roto, hay una escasez generalizada y todo apunta a una subida generalizada de precios. ¿Entonces? El apetito inversor corre el riesgo de estancarse. Los que quieran vender harán bien es espabilarse y correr, es posible que por lo que ahora se ofrecen alocadamente cien millones, se ofrezcan diez en unos meses.
Hay cosas tangibles, reales, que sí que merecen una breve reflexión. En España se están volviendo a abrir librerías y eso sí que me parece realmente transformador. Poco transforman los proyectos transformadores del gobierno que buscan repartir miles de artefactos digitales a las empresas que adquieran su bono (Digial Toolkit), por poner un ejemplo, en comparación con el enorme efecto de transfiguración de nuestra sociedad que tendría que nos diera por leer. No existe nada más revolucionario que dar con los inalcanzables mundos con los que te conecta la lectura. Leer te permite relacionar tu mundo con todo lo imaginable, te esponja el cerebro. En la lectura encuentras todo lo previsible y lo imprevisible.
Dicen que no hay conexión más grande entre dos personas que los libros comunes que han leído, y pienso que es cierto. Al final, si te fijas en la librería de los demás puedes saber muchas cosas acerca de quiénes son, qué mundos han vivido, qué pasiones les han alimentado o atormentando y qué ideas de los demás han contrastado, criticado, peleado o acogido. España necesita mucho de eso: buscar con atención en las ideas de los otros. Necesita contrastarse, enfrentarse a sus mantras. Y todo esto está directamente relacionado con nuestra economía y con lo seremos capaces de hacer en el futuro: la creatividad está estrechamente relacionada con la capacidad que tenemos los seres humanos de vivir en las ideas de los otros. No hay nada más reaccionario que no leer, que no arriesgarse, que no salirse de los lugares comunes.
¿Leen nuestros emprendedores e innovadores? ¿Leen lo suficiente? A juzgar por la rapidez vertiginosa con la que dan likes a artículos de siete, diez minutos de lectura, diría que no. Es difícil encontrar opinión u oposición o crítica constructiva en las respuestas (generalmente sólo hay alabanza o inquina) y es aún más complicado pensar que puedan estar leyendo con esas vidas frenéticas de selfis y rondas y más parafernalia que muchos de ellos publican. Haríamos bien en parar de vez en cuando y en limpiar lo que hacemos repetido, sin sentido, copiando mal, repicando a partir de unas campanas que ya en sus orígenes sonaban manidas, sin revelación… ¡En España se vuelven a abrir librerías!
Leía el otro día el TL de alguien que afirmaba algo inquietante, algo así como que los Ministerios tienen la orden de no inyectar tan rápido los NextGen en el mercado porque tienen la impresión de que las cosas van bien. No se lo creen, ¿verdad? O sí, ¿quién sabe? El caso es que hay que leer mucho para saber que el tema de la gestión de los fondos es más complejo que todo lo que se publica y se recomienda. La cosa no es tan sencilla ni puede resolverse en la mesa de la tertulia. El dinero hace falta siempre, y más si se quiere transformar algo, porque no hay mayor resistencia al cambio que la de quienes no quieren que las cosas que se muevan, la de quienes no quieren que leamos y nos formemos un juicio propio que alcance una valoración más racional de nuestros problemas.
Claro que para leer, para saber qué transformar y cómo hacerlo, hay que tener tiempo. He sabido recientemente que se está produciendo algo parecido a una gran dimisión a escala mundial. La gente se deja el trabajo sin saber qué será de sus vidas después, es decir, sin la seguridad de tener un trabajo posterior. En el informe “Great Attrition’ or ‘Great Attraction’? The choice is yours” de McKinsey & Company, se disecciona una realidad a la que las empresas americanas no están sabiendo encontrar explicación: desde abril del 2021 en EE.UU, casi 20 millones de trabajadores han dejado sus empleos. Es probable que se hayan ido a buscar tiempo, o tal vez la pandemia les ha señalado otra vez el camino hacia sus librerías domésticas y han descubierto allí, en el año del tiempo sobrante, que todos nos transformamos en seres únicos e irrepetibles después de haber leído.