De un tiempo a esta parte, con motivo de un desarrollo tecnológico exponencial, nos hemos introducido de lleno en la llamada por algunos Cuarta Revolución Industrial. Nos encontramos inmersos en una época de profundos cambios y esto puede causar vértigo. Sin embargo, es en estas épocas marcadas por una elevada incertidumbre cuando un mayor número de oportunidades surgen.
Es necesario afirmar que aquellos profesionales que quieran ser parte de este cambio deben formarse, especialmente si se trabaja en sectores en claro crecimiento como InsurTech o eHealth. Sin un conocimiento de las herramientas y tendencias que guiarán el mercado y sus comportamientos, ya no es que mermemos nuestra probabilidad de desarrollo de las estrategias adecuadas para ser líder en el mercado, sino que se corre el riesgo de no permanecer en él.
Un ejemplo claro de este incremento podemos verlo en la cuota de inversión en capital riesgo a nivel mundial. La inversión en el sector de software y servicios tecnológicos ha crecido de, en torno al 20%, a más del 35% entre 2010 y 2019, según el Índice Mundial de la Innovación elaborado por la WIPO. En este contexto, podemos señalar el atraso de los países miembros de la UE con respecto a EE. UU. y China en relación con el desarrollo tecnológico.
Según un estudio realizado por Kearney, Europa invierte en I+D un 25% menos, en términos absolutos, que EE. UU. y China. Esto aboca a la región a una debilidad tecnológica que debe ser subsanada para evitar ser desplazada por las cadenas de suministro asiáticas. Por ello, en los próximos años, la Unión Europea deberá incrementar su inversión en tecnología si quiere mantener cualquier tipo de posición competitiva.
En este panorama de oportunidades y cambios, resulta interesante poner como ejemplo dos sectores con un enorme potencial de transformación y, por tanto, un amplio abanico de posibilidades para los agentes implicados.
Por un lado, el sector asegurador, con una dilatada historia y, tradicionalmente, uno de los valores seguros de las economías. Muchos de los grandes players han mantenido una actitud relajada ante las nuevas dinámicas del mercado basada, principalmente, en una confianza en la permanencia de sus cuotas sin necesidad de aplicar cambios. Nace aquí el concepto de InsurTech: las tecnologías al servicio de los clientes del sector asegurador.
Comienzan a surgir compañías que dan prioridad a la experiencia del cliente, incrementando la transparencia y la eficiencia en los procesos de compra y atención. Asimismo, se emplea lo que conocemos como Big Data. En una época en la que los datos han llegado a ser calificados como el nuevo petróleo, parece obvia la necesidad de aplicarlos a cualquier sector.
Si bien las compañías aseguradoras tradicionales venían aplicando el análisis de datos, lo han hecho principalmente a efectos del cálculo de riesgo por asegurado. Un nuevo uso busca centrar dicho análisis en el conocimiento de cada cliente, permitiendo así ofrecerle las alternativas más adecuadas de forma individualizada y personalizada.
Ilustrando este cambio de actitud, encontramos aseguradoras tradicionales, como, por ejemplo, Santalucía que creó en 2016 el programa Santalucía Impulsa, una aceleradora que busca colaborar con aquellas startups de InsurTech con las que puedan alcanzar sinergias atractivas.
Y, por otro lado, el sector salud, que durante el último año nos ha hecho recordar su enorme importancia en prácticamente todos los aspectos de nuestras vidas. La aplicación de las tecnologías ya se viene practicando en el dicho sector, pero aún queda mucho camino por recorrer. Aparecen, así, oportunidades para aquellas personas que busquen formarse y aplicar sus conocimientos a un colectivo en el que las mejoras realizadas son agradecidas de forma sincera por los usuarios de las mismas. Tecnologías como la Big Data permiten conocer el perfil de cada paciente de forma más precisa.
La aplicación de capas de Inteligencia Artificial en dichos datos nos permite incrementar enormemente el porcentaje de eficacia a la hora de predecir riesgos o de seleccionar el tratamiento más adecuado. La aplicación de Internet of Things posibilita una mejor monitorización de los usuarios e incluso una respuesta más rápida ante situaciones críticas. La idea de poner todas estas herramientas al servicio de los profesionales sanitarios y de los pacientes es un claro ejemplo de cómo la tecnología está a nuestro servicio y no a la inversa.
La única constante es el cambio. No podemos impedirlo. No podemos hacer que las cosas permanezcan tal y como son. Pero sí podemos ser parte del mismo y ayudar a que el mundo se mueva hacia un futuro mejor.
Nos encontramos en una época de cambio de paradigmas. De amenazas, sí, pero aún más de oportunidades. Vivimos un momento histórico que transformará la realidad que actualmente conocemos. Cada uno de nosotros puede dar lo mejor de sí mismo, estar dispuesto a superarse, a retarse. A crecer con el conjunto y a mejorar su zona de influencia. Y esto, ya de por sí, ¡es apasionante!
*** Juan García Sánchez es CEO de EXPONENTIA y profesor de Digital Skills School.