“Aquí está Netflix. Aquí, Disney, veréis que ya han reservado espacio para seguir creciendo. Por estos servidores pasa todo el tráfico online de Facebook en nuestro país. Por estos otros, Google. Y allí está TikTok…”.
Esta conversación es real. La semana pasada tuve la oportunidad de visitar uno de los centros de datos que hay en Madrid, en este caso MAD2 de la multinacional Interxion. Impresiona, para empezar, por su dimensión. Los nuevos empleados de esta instalación reciben una formación de dos semanas para evitar perderse por unos pasillos prácticamente idénticos, simétricos, hipnóticos. Y los centros de datos que se abrirán próximamente en la Comunidad de Madrid son todavía más grandes.
Pero lo que más impresiona es la sensación de estar siendo testigo de las entrañas de internet. Porque la nube no es algo etéreo sino físico, tangible. Se aloja en servidores dentro de estos centros: infraestructuras hiperconectadas en las que se encuentran los equipos que procesan el tráfico de datos de nuestra vida digital.
De no ser por la labor que realizan empresas como Data4, Equinix, Global Switch o Interxion, ninguno de los grandes servicios digitales que conocemos sería posible. Tampoco habría sido posible que, durante la pandemia de la covid-19, esos servicios respondieran con solvencia a unos picos de demanda sin precedentes.
En este contexto, solo en la Comunidad de Madrid, en los próximos 24 meses se inaugurará un mínimo de cuatro nuevos centros de datos, con una inversión acumulada garantizada de 680 millones de euros. A medio plazo, se necesitarán más de estas infraestructuras estratégicas en España para soportar el creciente tráfico de datos y aprovechar las oportunidades sociales y económicas que brindará la digitalización de la economía.
Y es aquí donde quiero llegar: España tiene una oportunidad histórica para erigirse en un nodo de interconexión para el sur de Europa, capaz de atraer inversiones internacionales por valor de 3.000 millones de euros durante los próximos cinco años. Aún más, por cada euro invertido en centros de datos y redes de telecomunicaciones, el retorno para el PIB oscila entre 9 y 12 euros, de acuerdo con un informe reciente.
Nuestro país reúne varias ventajas competitivas para convertirse en un hub para el sur de Europa. La primera y más evidente, su situación geográfica que conecta de manera directa a Europa con tres continentes. También, la calidad y densidad de sus infraestructuras de telecomunicaciones y la robustez de su red eléctrica.
Pero hay un problema… A día de hoy, las principales empresas de centros de datos aseguran tener grandes dificultades para encontrar el talento especializado que necesitan. Paradójicamente, el perfil de los profesionales que trabajan en un centro de datos no son informáticos. Los perfiles estándar de estos técnicos son por una parte el de un graduado superior de Formación Profesional en electricidad y refrigeración y, por otra, el de un graduado superior de Formación Profesional en redes. Ambos perfiles técnicos necesitan una formación adicional de 6 meses a 1 año en la empresa para entender la configuración de unas infraestructuras tan críticas y complejas. Asimismo, por el carácter internacional tanto de estas empresas como de sus clientes, saber inglés es imprescindible.
“Somos algo así como los guardianes de internet”, señaló orgulloso otro profesional del sector. “Aquí estamos operativos 24 horas, 365 días del año, porque hay servicios digitales que no pueden fallar, y si lo hacen nuestro cometido es resolver la incidencia lo antes posible”. Y cuando escuchas eso, la primera sensación de vértigo ante la dimensión de las instalaciones se desvanece y se transforma en una mezcla entre reconocimiento y agradecimiento. ¡Menos mal que existís!
“Muchos electricistas, por ejemplo, no saben que tienen en los CPD una buena salida profesional. Cuando yo estudié la FP, nadie nos lo dijo”, comentó durante la visita un trabajador del sector. ¿No resulta contradictorio que en un país con un desempleo juvenil que ronda el 40%, siga habiendo empresas que no encuentran el talento que demandan? La realidad es que hay vacantes disponibles en empresas de centros de datos en nuestro país, al menos un centenar de ellas, y cada vez habrá más.
Se estima que por cada megavatio se necesitan dos profesionales de perfil técnico. Haciendo una simple regla de tres, eso significa que los cuatro centros de datos en construcción en Madrid supondrán la creación de alrededor de medio millar de puestos de trabajo.
Por eso el primer paso para resolver el déficit de profesionales de este negocio es conseguir que la sociedad conozca mejor qué es la nube, qué son los data centers y por qué España necesita apostar por ellos.
El segundo paso será actualizar el catálogo formativo de formación profesional, algo en lo que ya se viene trabajando desde una colaboración público-privada ilusionante, porque ayudará a muchos jóvenes. De hecho, habrá una nueva oferta de cursos para técnicos de estas infraestructuras críticas disponible el próximo curso.
Como decía en mi columna anterior, ha llegado el momento de tomarse en serio la formación para el empleo en la economía digital. Una economía en la que el factor diferenciador ya no es la tecnología, sino el conocimiento. Si respondemos a tiempo a la demanda de estas industrias, estaremos mucho mejor preparados para las oportunidades del futuro.
***Elena Arrieta Palacio es directora de Comunicación de DigitalES