Hace más de una década, cuando lanzamos el proyecto de Innovadores, que hoy es D+I, Disruptores e Innovadores, alguien nos preguntó: "¿pero hay tanta innovación en España como para hablar todas las semanas?". Entonces era una publicación semanal.
Durante años en ocasiones hemos predicado en el desierto. Pero ahora todo se ha acelerado hasta ponerse de moda. Hoy la digitalización está en el centro de todo. La desgraciada pandemia ha sido una gran aliada.
Hasta ahora surgían iniciativas sueltas. Startups que triunfaban, aceleradoras, empresas que se atrevían a hacer sus primeros pinitos en la aplicación de las tecnologías. Pero ahora el salto va en serio. Y a diferencia de lo que ocurre en otros países, donde las locomotoras, las empresas tractoras de la digitalización, son o han sido las grandes multinacionales del sector, los labs de las universidades o el ejército, España una vez más va a ser diferente.
Por las circunstancias especiales que vivimos, por los fondos europeos y por la particular estructura empresarial, aquí los moldes de la digitalización los van a crear: las administraciones, la UE y los 'corporates'. Les explicaré el porqué de mi teoría.
De la Justicia al coche
El lunes, en el Foro de Legaltech organizado por EL ESPAÑOL y Legálitas, el ministro de Justicia, Juan Carlos Campos, explicó que para su departamento "la digitalización ya no es una opción". Que claramente van a apostar por introducir "la inteligencia artificial" y por una "Justicia basada en datos". No en vano tiene previsto aprobar la Ley de la Eficiencia Digital.
Hasta ahora el avance de la digitalización en España ha evolucionado por sectores. El fintech, el insurtech o la industria 4.0 han sido los abanderados. Alrededor de los compradores de tecnología de estos sectores ha crecido un sector de startups. Con la pandemia, se ha creado una base de e-health, la prueba es el aumento de patentes. Ahora llega con fuerza el agrotech. Y va a expandirse el legaltech si el Ministerio lo impulsa.
Justicia ha implantado por obligación los juicios telemáticos, algo impensable hace unos años. Sólo si la administración de Justicia ejerce de locomotora, los despachos de abogados se subirán en masa y rápidamente al legaltech. La influencia de lo público aquí es crucial.
Pero hay más ejemplos. Como les contaba D+I el sábado, 12 diputaciones, la mayoría de la España vacía, van a presentar un proyecto tractor a los Next Generation con el objetivo de tener amplia cobertura de banda ancha y no quedarse descolgados del 5G. La influencia tractora que pueden tener estas diputaciones y el dinero de la UE sobre el futuro de sus habitantes es vital con este proyecto.
Pero también hay escenas de competencia. La apuesta del propio Gobierno de sellar un consorcio público-privado con Seat e Iberdrola para crear la primera fábrica de baterías compite directamente con las dos agrupaciones de empresas privadas que estaban liderando proyectos similares.
La influencia del Gobierno a través de los PERTE (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica) de colaboración público-privada, va a ser determinante para configurar el mapa futuro de la industria digital. Como lo ha sido en la Historia de España la influencia de las decisiones de los gobiernos de la dictadura o los cromos cambiados por los apoyos de los partidos nacionalistas a los sucesivos gobiernos centrales.
Proveedores de 'corporates'
De la misma forma que las 17 plantas del automóvil instaladas en España han configurado otros tantos parques de proveedores con avanzada tecnología; con la misma influencia que Mercadona ha tirado de la innovación en su amplia base de interproveedores o que Inditex ha influido en la modernización de los talleres textiles... cada corporate va a crear un entorno de proveedores digitales.
El jueves, D+I les acercaba el caso e Imatia, el proveedor tech de Inditex, que hacía un llamamiento a pensar en el textil del futuro. No sólo a robotizar, sino a crear nuevas prestaciones o nuevos materiales, porque la competencia no les llega sólo de otros similares a ellos, sino de las plataformas de ropa de segunda mano o de alquiler por días que se expanden por EEUU. Un ejemplo más de que en la era de la digitalización no se puede estar sólo pendiente de tu sector, porque la competencia te puede llegar desde cualquier lado.
Van a ser los grandes corporates, con sus amenazas y sus oportunidades, los que van a crear otro gran molde. Quienes van a forzar a las pymes proveedoras a adentrarse de lleno en la digitalización si no quieren bajarse de la cadena de suministro.
Gigantes disruptores
Pero en la digitalización hay niveles y niveles. Para situarnos dónde están algunos y dónde estamos nosotros, qué mejor que cuatro ejemplos de esta semana.
El jueves, Alberto Iglesias explicaba en D+I, cómo Facebook ha creado un sistema de visión artificial que se entrena por sí solo. Mientras una minoría de nuestras empresas está empezando a aplicar inteligencia artificial a partir de datos o de textos clasificados sobre los que se entrena. O se están generando modelos creados por personas durante muchas horas para que aprendan los robots... el gigante ha tomado 1.000 millones de imágenes de Instagram y su sistema ha aprendido sin modelo previo. Por sí solo.
Es capaz de segmentar, detectar objetos o clasificarlos con una precisión del 84% y sin un modelo ordenado por humanos al que imitar. A años luz de lo que empezamos a aplicar aquí.
Pero aún hay más. El martes, D+I les contaba cómo Cisco va a poner en el mercado a partir de mayo videoconferencias con traducción del inglés a 100 idiomas en vivo. Incluido el español, catalán, euskera y gallego. ¿Se imaginan qué va a suponer eso para el trabajo en red? Se podrá tener de compañero de trabajo a personas que hablen en 100 idiomas diferentes y trabajar sin problemas de traducción.
El mismo día les acercábamos que Microsoft y Oracle están llevando la inteligencia artificial al edge computing. Frente a la potencia de la nube, pero con las dudas de su seguridad, ahora se da el máximo potencial a los sistemas propios de las empresas, cerca de donde se generan los datos, ante la gran cantidad de información que va a generar el internet de las cosas o el 5G.
Y el cuarto ejemplo de la diferencia de escenarios en el que estamos es la aplicación de la computación cuántica al mundo farmacéutico. El viernes leíamos en D+I que los laboratorios Roche y Boehringer están aplicando esta potentísima tecnología casi incipiente, que promete cambiar al resto de tecnologías, para avanzar en la solución de enfermedades como el alzhéimer.
Pues en esa diferencia de escenarios nos encontramos. Por desgracia nos separan millones de euros y años de digitalización. Por suerte, tenemos una lluvia de millones de la UE, hay consenso político en apoyar la transformación digital y un país con gran creatividad, que es un ingrediente necesario.
Por eso, aunque pueda parecer lejano, me quedo para el cierre con las conclusiones de una jornada organizada por el South Summit en Madrid que les contamos el martes. En el recinto, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Entre los participantes, numerosos emprendedores y responsables de innovación de grandes empresas. En el ambiente, la queja generalizada de que las trabas burocráticas son uno de sus peores obstáculos.
A lo que Ayuso respondió con la promesa de crear un canal para que los emprendedores denuncien las trabas burocráticas que encuentren y ella se compromete a solucionarlas. ¿Será una fórmula eficaz de exigir a la administración y a los empleados públicos?... Si no hay respuesta, será ineficaz, pero si vamos a tener un modelo en el que la administración es tractora de la digitalización, habrá que empezar por exigir a quien genera esas trabas. Porque a veces se olvidan de que trabajan para nosotros... ¿y por qué no?