Si alguien nos puede estar viendo desde una equidistancia a la Tierra lo suficientemente lejana y próxima como para observar todas las transformaciones en un mismo plano, sin duda que divisará un cambio frenético.
En una sola semana de vida que lleva en el aire este D+I, Disruptores e Innovadores, como evolución del pionero Innovadores, han ocurrido tantas cosas en el ámbito de la digitalización que parece que no dé tiempo a digerirlas.
Tomemos una foto de ese plano sólo de parte de los contenidos que el equipo de D+I les ha traído esta semana. Vemos que a la izquierda de nuestro mapa global, en la cuadra que componen las calles Mission y Howard de San Francisco, ha habido un terremoto digital como los típicos de esa zona. Se han unido dos grandes que hacen cambiar el tablero de Silicon Valley. Salesforce ha comprado a Slack por 27.700 millones, al parecer para rivalizar con el Teams de Microsoft, ahora que todos estamos en videollamadas.
En una excelente crónica de situación y precisión costumbrista, Rosa Jiménez narraba las estrategias y la intrahistoria para entender los nuevos estilos de liderazgo en el entorno de la bahía. Hemos pasado del culto al líder en firmas con Twitter o Facebook al “campamento al aire libre” de las oficinas de Slack o los inclusivos despachos sociales de Salesforce. Las otrora pequeñas iniciativas rivalizan hoy con quienes no les apreciaron lo suficiente, Oracle o Microsoft. El pulso del poder en las alturas.
Pero al unísono, el mapa da un vuelco a la derecha. Asia es un imán que demuestra quién está apostando más en la ruleta digital. El Web Summit de Lisboa, el tercer gran evento tecnológico del mundo, anuncia que tendrá edición en Tokio, además de las de Brasil y Kuala Lumpur. “Si alguien encuentra paralelismos entre esta decisión y la ya publicada hace meses por el Mobile World Congress, para darle la fecha estelar de principios de año a su versión china, no piense que es casualidad”, explicaba Alberto Iglesias.
Asia echa el resto. Frente a los 124.000 millones de euros de inversión de China en Inteligencia Artificial para la próxima década, Alemania apuesta por 430 millones al año, Francia por 300 y España por 200 al año.
En el centro de esa imagen del plano global, el Gobierno de España ha hecho ronda de anuncios esta semana con el plan de impulso del 5G, la Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA) y la de Nación Emprendedora. Rápidamente Esther Paniagua tomaba el pulso a diez grandes referentes del sector y la conclusión es que el plan de la ENIA es “ambicioso e integral, con medidas razonables”. Aprueba con nota. Pero llega tarde, es insuficiente y precisa de concreción y medidas más pegadas al mercado.
El diagnóstico del Gobierno es acertado, al menos la disección de la realidad que hacía de la secretaria de Estado de Digitalización, Carme Artigas, en la entrevista de lanzamiento de D+I era bastante sensata, ahora hay que conseguir los propósitos. El Gobierno, decía la también experta en big data, debe apostar fuerte por sectores concretos que van con retraso y hay que fomentar que las startups crezcan y se conviertan en empresas tecnológicas, no sólo venderlas es su salida. Javier García, el presidente de la Unión Internacional de la Química, refrendaba la idea. El emprendedor que desde Alicante hace años mejoró el rendimiento de las petroleras con nanotecnología, lo sabe bien y lo pregona mejor. Le explicaba esta semana a Creu Ibáñez que el reto como país es que las startups den el salto, que “se conviertan en grandes empresas tecnológicas que definan el futuro de nuestro país”.
¿Y qué estamos haciendo a nivel local para lograrlo? Afortunadamente en esto de la digitalización hay cierta base de consenso, hay respeto, no ha entrado y esperemos que no entre nunca el barro político. Las regiones se están especializando como polos de digitalización pegados o bien a la base industrial tradicional o a compradores de tecnología que se han instalado en los últimos años. Desde la apuesta por el cáñamo de Extremadura y sus aplicaciones con base tecnológica, a la atracción de lo aeroespacial de Galicia o al ecosistema de ciberseguridad que crece en torno al Incibe de León.
Javier Arnau dibujaba en D+I parte de ese mapa regional que va desde las iniciativas privadas, a las apuestas público-privadas de Andalucía, con Minerva (en alianza con Vodafone) o el Andalucía Open Future (con Telefónica). El consejero de Transformación Económica, Rogelio Velasco, da continuidad y fuerza a la red de aceleradoras que crearon los anteriores e impulsan los suyos. Esa es la política de sensatez que necesitamos en torno a este gran cambio.
El ex ministro Josep Piqué hace años que viene explicando cómo en España ha habido cierta continuidad en el tiempo entre los gobiernos de diferentes colores en las políticas de sanidad e infraestructuras, de ahí el nivel que tenemos. Pero no en educación, como es evidente y palpable en las estadísticas internacionales. Aprendamos de los aciertos y evitemos los errores.
¿Y qué hacen las empresas? Los de Mr Jeff, dar el salto a EEUU, como pedían Artigas y Javier García. La startup valenciana de lavandería a domicilio se expande a la belleza, el fitness y el relax con una base de inteligencia de datos. Ha logrado 21 millones más de inversión, parte de ellos de Angels Capital del ecosistema Lanzadera de Juan Roig o la propia Alibaba.
El gigante chino del comercio on line también hace un guiño de seducción a las pymes. La CEO de Alibaba en España, Alba Ruiz, se dirigía esta semana a los pequeños comercios, alicaídos por la ofensiva on line de la pandemia, para ser su vehículo en la venta internacional. También los tradicionales deben dar el salto. “Quien no migre a la nube en un año perderá su capacidad competitiva”, nos explicaba Elie Girard, el CEO mundial de Atos.
Pero las decisiones en el sillón de la gestión son complejas. Debemos cambiar las cañerías mientras fluye el agua. “Las empresas están en un acelerón digital, están haciendo en meses el trabajo de varios años”, en palabras de Adrian McDonald, el CEO de Dell para Europa, Oriente Medio y África.
Como verán, en sólo una semana, el pulso es acelerado. Pero de todo este resumen de historias que hemos contado en la primera semana de D+I, permítanme que me quede con las reflexiones de un CIO. No es ni lo más relevante, ni lo más trascendente de la semana. Pero tengo especial predilección por quienes hacen un gran esfuerzo por la disrupción.
Una empresa con 54 años de vida, Dia, una cadena de supermercados tradicional, relata cómo se alían con Glovo porque quieren “aprender de los actores 100% digitales”. Hoy hornean pan con inteligencia artificial para que en el mostrador esté en el momento y en la cantidad adecuada como para que todos nos lo llevemos caliente.
Hay que impulsar el crecimiento de las startups, sí. Y una de sus grandes salidas es la co-creación con las empresas clásicas. Que revisen juntos los sistemas de producción y se hagan la pregunta que enciende la disrupción… ¿Y por qué no?
*** Rafael Navarro es editor de D+I y CEO de Inndux Digital Group