Durante muchas décadas, pensar en el almacenamiento de datos era imaginar inevitablemente en grandes 'racks' colocados en un 'data center'. Y la innovación en este terreno, tenía que ver casi por definición con el 'hardware' en sí. Ahí está la transición del disco magnético a la tecnología 'flash', que supuso una revolución clara en la industria tecnológica.
Pero en los últimos cursos se está produciendo un fenómeno disruptor: la verdadera tracción está llegando desde el 'software' con el que gestionar, administrar y, sobre todo, acceder a esos datos. Con la capa de 'hardware' como una 'commodity' más, como ya ocurrió con los servidores en su momento.
La virtualización del almacenamiento fue el primer paso en esta particular separación, como la de la Iglesia y el Estado. En ese escenario, se unía la capacidad de muchos dispositivos como si fuera uno sólo. Después llegaría la nube, donde ya se añade a la ecuación la posibilidad de autoservicio y la escalabilidad propia de estos entornos, aunque solo en esta capa de actividad.
Ampliando esta abstracción de lo físico y lo digital encontraríamos el almacenamiento definido por 'software', que culmina esa independencia entre los dos mundos y con acción sobre todos los campos de la empresa, propios y ajenos. ¿Les suena a hiperconvergencia? Normal, pues uno de sus pilares.
"Estamos yendo al almacenamiento como código. Lo importante es el dato y el 'software' que lo gestiona, independientemente del usuario, donde se aloje y cómo se utilice", explica Miguel Pleite, director técnico de Pure Storage en España.
En estos momentos, la independencia entre el 'hardware' y el 'software' de almacenamiento de datos está pasando por otra particular transición: hasta ahora el acceso a la información se realizaba a nivel de fichero, pero con el auge del Internet de las cosas este paradigma está yendo hacia el acceso directo a objetos.
"Para ello es necesario contar con una plataforma unificada de ficheros y objetos. Las empresas quieren poder abordar ambas aproximaciones sin tener que cambiar o invertir de nuevo en su arquitectura de almacenamiento", añade Pleite.
Aunque este salto adelante en la modernización de la infraestructura de datos tiene su consecuencia directa en términos de innovación. "Al entrar en el almacenamiento de nueva generación, el cuello de botella del dato se traslada a la red y a otros sistemas de la compañía", concluye el ejecutivo. "Puede servir de catalizador de innovación en toda la infraestructura TI".