Las smart cities son un concepto del que se lleva hablando mucho tiempo; ciudades en las que se pueden conjugar una serie de tecnologías, en continuo desarrollo, para contribuir a la resolución de problemas cotidianos como las comunicaciones, el tráfico y los suministros urbanos, a la vez que generan gran cantidad de datos útiles para la sociedad y las empresas.
Si a este reto le sumamos el Desafío Medioambiental y la Sostenibilidad, la confluencia parece clara hacia un modelo -cuando hablamos de movilidad- que esté basado en las energías limpias, el uso como servicio de los medios de automoción o la hiperconectividad del coche conectado y autónomo que ayuden a una mejor gestión del tráfico rodado en las urbes.
Todos estos temas se pusieron sobre la mesa de la tercera jornada de "Tendencias I+D+i 2020", un evento organizado por el Parque Científico de la Universidad Carlos III de Madrid y que contó con la inauguración a cargo de Carlos Blanco, Vicegerente de Investigación y Transferencia de la UC3M, y de Francisco José Muñoz, Concejal-Delegado Sostenibilidad y Movilidad del Ayuntamiento de Leganés. Este último aprovechó, en el contexto de la Semana Europea de la Movilidad, para resaltar algunos de los trabajos que este consistorio está haciendo para promover el uso de la bicicleta, la recuperación de vías verdes o las líneas de transporte público en el interior de la localidad.
Al respecto, y ya durante las mesas redondas moderadas por el periodista Alberto Iglesias Fraga, la investigadora Belén Levenfeld Laredo, del grupo de Síntesis y Procesado de Materiales de la UC3M, reconoció que "en una ciudad sostenible uno de los grandes retos es la descarbonización del modelo energético, apostando por energías renovables". Sin embargo, estas fuentes presentan un problema en lo que respecta a su almacenamiento, justo en lo que Levenfeld y su equipo están trabajando: "Es importante desarrollar baterías que sean capaces de almacenar esta energía de las fuentes renovables, que por ahora es difícil que sea adecuado. Nosotros
En ese sentido, Jose Luis Rodríguez Amenedo, investigador en el grupo de Control de Sistemas de Potencia, profundizó algo más en la parte de la distribución de la energía eléctrica: "En un modelo completamente descarbonizado, como el que se plantea para 2050, el rol de las redes de distribución eléctrica va a cambiar profundamente. Se va a tener que reforzar, ya no va a ser un simple intercambio de energía sino también de información. La integración de las renovables, incluyendo la eólica a gran escala, supondrá un cambio enorme en la infraestructura eléctrica, con un reto inmenso en la controlabilidad de las redes".
Por su parte, María Calderón Pastor, investigadora del departamento de Ingeniería Telemática, explicó algunas de las implicaciones de las redes de comunicación en el entorno urbano inteligente del futuro: "Tenemos las infraestructuras que permiten la movilidad, como las carreteras o el párking, pero tenemos que ser cada vez más eficientes en ello. Al mismo tiempo tenemos que ofrecer protección a un conjunto heterogéneo de elementos en la vía, desde coches hasta ciclistas o viandantes. En todo ello serán claves, que nos permitan recolectar datos de múltiples fuentes -calles conectadas, sensores, del coche conectado, de las comunicaciones entre los propios vehículos de forma cooperativa... Toda esa información se pondrá a disposición de esa inteligencia colectiva, procesados en tiempo real para ayudarnos a actuar y ser más eficientes en materia de sostenibilidad".
Traducción en clave empresarial
Todas estas ideas surgidas en la Academia están teniendo ya su particular traducción en el plano empresarial, encargado de extender estos nuevos conceptos de movilidad sostenible a la sociedad en su conjunto.
Así pues, Filippo Brunelleschi, Director de Expansión en Mobility de ACCIONA Service, se mostró seguro de que la movilidad del futuro será "compartida y eléctrica". En su opinión, "estamos viendo una transición en los grupos de edad que más demandan estos servicios hacia una menor necesidad de tener un vehículo en propiedad". Su compañía trabaja no sólo en aterrizar este concepto en una oferta amplia en las ciudades, sino también en ofrecer la ingente información que obtienen del uso de sus vehículos compartidos a los ayuntamientos y gestores públicos para mejorar la toma de decisiones en torno a la movilidad de la ciudad en su conjunto.
En otro plano, María Vázquez, de Vázquez y Torres Ingeniería (VTI), empresa de Leganés Tecnológico, anticipó que "el futuro de la movilidad seguramente pasará por la pila de combustible, algo en lo que ya está trabajando Airbus en sus motores de aviación y también algunos fabricantes como Toyota están apostando fuerte por el hidrógeno. Quizás vamos muy rápido en la movilidad eléctrica, pero nos falta todavía en la parte de infraestructura, de interconexión de la red". Su compañía, además, es buena conocedora de la realidad de este sector en tanto que está presente en algunos proyectos de minibuses autónomos y eléctricos que ya están probandose en nuestro país.
Miguel Suárez, CEO de AXTER AEROSPACE, startup radicada en el Parque Científico UC3M, concluyó afirmando que "tanto el motor, el inversor y la batería eléctricas están lo suficientemente maduras como para que tengamos vehículos eléctricos en este momento, aunque hay que mejorar bastante en el almacenamiento y todos los países -especialmente China- están invirtiendo mucho dinero en ello. La tendencia está ahí y en unos años veremos cómo un coche eléctrico es más rentable que uno a gasolina".